Fútbol Profesional Colombiano, 60 años
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
sbado 12 de julio de 2008 3:06 COT
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El 7 de julio de 1948, la asamblea de la recién fundada División Mayor del Fútbol Colombiano, Dimayor, conformada por los representantes de los clubes que habían adquirido el carácter de profesionales (es decir, en donde los futbolistas recibían un sueldo por llevar a cabo su actividad), determinó que a partir del mes de agosto se celebraría de manera anual el campeonato de fútbol de primera división en Colombia, con la participación de los equipos de las ciudades más importantes del país.
La Dimayor, cuyo primer presidente era Alfonso Sénior, y su vicepresidente, Humberto Salcedo Fernández (directivos de Millonarios y América, respectivamente), fijó la cuota de inscripción para cada club en MIL PESOS. A esta primera cita deportiva asistieron Santa Fe, Millonarios, Atlético Municipal, Independiente Medellín, Deportivo Cali, América, Deportes Caldas, Once Deportivo, Atlético Júnior y Universidad –que inicialmente jugó en Pereira y luego en Bogotá–.
Por las enormes distancias que separan las ciudades colombianas y a la precaria red de carreteras que existía por ese entonces, los presidentes de los clubes firmaron un acuerdo con la aerolínea Avianca para que ésta proporcionara el transporte por avión en cada fecha, con un descuento del 45 por ciento sobre el valor ordinario de los pasajes.
Se estableció el reglamento de la competencia y el sistema de campeonato, en la modalidad todos contra todos, ida y vuelta, de modo que el campeón sería aquel que ocupara el primer lugar de la tabla de puntuación al término de la fecha 18. El jugador mejor pagado de este primer campeonato fue Julio Chonto Gaviria, arquero de Santa Fe, cuyo salario fue fijado en mil pesos mensuales.
La primera fecha se programó para el 15 de agosto de 1948. Debido a que en Medellín se jugaba en el estadio del Hipódromo San Fernando y por las tardes había carreras de caballos, el primer partido en la historia de nuestro torneo se jugó a las 11 de la mañana de aquel memorable domingo, entre Atlético Municipal y Universidad. El primer gol del Fútbol Profesional Colombiano fue marcado por Rafael Serna –del Municipal–, de tiro penalti, al minuto 15 del primer tiempo. Al final, el marcador favoreció al equipo paisa, que después se transformó en el Atlético Nacional, por 2-0.
En horas de la tarde se jugaron los demás partidos, con los siguientes resultados: América 4 – Independiente Medellín 0; Santa Fe 1 – Deportes Caldas 1; Millonarios 6 – Once Deportivo 0; Junior 2 – Deportivo Cali 0.
Desde ese día y hasta el presente, el fútbol ha sido uno de los mejores paliativos frente a las adversidades de la vida cotidiana de los colombianos. Así, en los años cincuenta, los aficionados disfrutaron del espectáculo que brindaron las rutilantes estrellas extranjeras de “El Dorado”, que nutrieron nuestro campeonato, a pesar de que por entonces la violencia política llenaba de luto a millones de hogares. Luego, en la posterior dictadura, que si bien acabó con esa violencia, pero trajo consigo la censura y la represión, el fútbol fue una maravillosa válvula de escape. Décadas más tarde, y cuando el país ha estado sumido en momentos de tragedia y dolor, ya sea por los embates del terrorismo venga de donde venga, las crisis económicas y sociales o los desastres naturales, el fútbol siempre ha estado ahí para alegrarnos el alma.
Lo anterior no quiere decir que el Fútbol Profesional Colombiano haya estado exento de problemas. En diversas ocasiones, aquellos vicios de las altas esferas dirigentes, los manejos turbios de la política, del hampa y del crimen organizado e incluso las malas mañas copiadas de otras partes del mundo han permeado nuestro campeonato y lo han puesto en situaciones lamentables, como aquella de 1989, cuando se suspendió el torneo debido al asesinato de un árbitro, por parte de un grupo de apostadores ilegales.
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Pero mal que bien, el campeonato ha logrado mantenerse a flote. Han sido entregados 66 trofeos a igual número de equipos que han dado la vuelta olímpica, y varios de ellos han representado con lujo de detalles al país en diferentes estadios del planeta. A lo largo de estos sesenta años, Millonarios, América, Nacional, Cali, Santa Fe, Junior, Medellín, Once Caldas y Cúcuta Deportivo, han hecho ondear la bandera colombiana en canchas extranjeras. Para los jugadores y los buenos directivos del ayer, muchos de ellos que ya han partido hacia la eternidad, al igual que para aquellos que aún están con nosotros en uso de buen retiro y quienes se encuentran en actividad como dirigentes, futbolistas y técnicos, va un sincero reconocimiento desde estas líneas, y que ojalá podamos tener durante muchos años la dicha de ver cada fin de semana, y en paz, un buen partido de fútbol.
N. del A.: La habitual columna quincenal Con los taches arriba tendrá un breve receso, por cuanto este servidor estará de viaje durante un mes. Nos reencontraremos a finales de agosto.
sbado 12 de julio de 2008, 03:45 COT
marx dijo que la religión era el opio del pueblo porque en su época aún no había fútbol como lo hay hoy
y lennon, en working class hero: keep you doped with religion and sex and tv, también olvidó el fútbol
sbado 12 de julio de 2008, 17:44 COT
Como dices Rafa, el fútbol siempre ha estado ahí para alegrarnos el alma. Concuerdo. Agradable leerte a ti sobre el fútbol vivido hace 60 años, los partidos, los marcadores, los equipos… El fútbol de Colombia ha tenido serias dificultades, momentos difíciles por la intervención en él de los narcotraficantes de Colombia. Sin embargo, no sé que se ha hecho pero todo ha resultado bien a favor de los clubes, quienes a la final han salido avante de estas implicaciones.
Qué siga el fútbol, aunque sea criollo y sencillo, es nuestro fútbol!
Un abrazo fútbolero para ti Rafa!