Festival Malpensante 2008: Pase bien, hable mal
Columnas > Nota con fusaPor Bailarina
domingo 6 de julio de 2008 13:34 COT
Así fue como se bautizó este año al Festival Malpensante en su tercera versión. El Festival, cuyo nombre hace gala no sólo del nombre de la revista que le dio vida y que dirige Andrés Hoyos desde hace casi 12 años, sino que a su vez “Malpensante” se convierte en una especie de adjetivo-apellido –como ellos lo llaman- en el que dejan clara su filosofía de pensar mal y pasarla bueno con eso. Las dos versiones anteriores, fueron bautizadas como F-10 y F-11 -donde la F es de Festival y el número es simplemente el número de años de vida de la revista-; cuyos lemas fueron “¿Juntos pero no revueltos?” y “Arde Bogotá” respectivamente. Este año decidieron dar un cambio tanto al nombre del evento como a su lema: Festival Malpensante 2008: Pase bien, hable mal, y dejar atrás el F-n simplemente porque les pareció que “eso de rebautizar las cosas que uno engendra una vez al año llega a ser una carga”.
Este año, el lema es la condensación de la filosofía de la revista, puesto que su objetivo principal es suscitar el debate, la crítica, la incomodidad, la curiosidad intelectual, frente a todo aquello que amenaza el conocimiento, el aprendizaje, las ideas y la reflexión crítica; pero a su vez, hablar de esas amenazas en un sentido irónico, divertido, burlesco –donde los malpensantes también son el objeto de su burla- y, por supuesto, picante. Esto es pensar y hablar mal, para pasarla bien. Y es que sí, se pasa tan bien cuando se habla mal, o por lo menos eso es lo que a mí me sucede; pero hablar mal por ser malpensante y no malpensada que son dos cosas diferentes y da lugar a malos entendidos. El Malpensante (la revista), se aprovecha precisamente de esos malos entendidos, con los que turban y perturban las mentes de aquellos bienpensantes, y así lo afirma su director con el humor que lo caracteriza cuando habla de ello:
“No hay situación, por mala que sea, que no sea susceptible de…una conferencia inquietante. Hay demasiadas pompas de jabón en la forma de ideas de cliché en el ambiente como para que uno se vaya a dormir tan tranquilo todos los días. Con frecuencia, cuando las ideas-pompa hacen plop!, el espíritu se distiende. Así, el interés básico del festival es desbarajustar un poco el ambiente, pero hacerlo de manera divertida, informada y, hasta cierto punto, constructiva, quizás porque los despejes mentales también sirven para abrir nuevas vías”.
El Festival
La palabra malpensante fue creación del señor Gesualdo Bufalino, escritor siciliano de comienzos del siglo XX y fallecido en 1996 en un dramático accidente de tráfico. Malpensante por naturaleza, Gesualdo escribió un libro de aforismos del mismo nombre, en el que expuso la aguda ironía que lo caracterizaba y que fue traducido al castellano por Mario Jursich Durán, subdirector y miembro fundador de la revista. El Malpensante crea así la Fundación Gesualdo Bufalino en el 2006:
“…con el propósito esencial de ampliar y continuar por otros medios la labor que desde hace casi once años realiza El Malpensante, la revista más prestigiosa de Colombia en los campos de la literatura y de la cultura. De ahí que la fundación aspire a sacar las ideas malpensantes del ámbito exclusivo y a veces excluyente de una redacción, selectiva por fuerza, para exponerlas ante el gran público en festivales, en campañas sobre temas concretos y en debates heterodoxos hechos de cara a la gente”
Y es que el Festival, nace, no sólo como celebración del aniversario número 10 de la revista –lo que no es poca cosa en un país con un consumo cultural y literario tan bajo-, sino como una especie de “medicina” –bálsamo lo llamaría yo- a eso que ellos denominan “ideas simples, pegajosas y equivocadas”, que como bien lo decía, de eso hay mucho en nuestro país; pero no sólo las hay por doquier sino que además se arraigan en nuestro cerebro y se esparcen como diásporas malignas, envenenando y desviando nuestras sociedades.
Es así, como los intelectuales que son, los Malpensantes –sí, así con mayúscula porque son los de la revista- se ven en la obligación casi imperativa de abrirnos los ojos a todos aquellos que navegamos en un mar de ignorancia –que es vasto-, de mostrarnos que lo que tenemos o vemos son verdades a medias, camufladas o maquilladas y de darnos los elementos de juicio suficientes para que descubramos si estamos equivocados o no, si en realidad somos ignorantes y queremos salir de ese marasmo de ignorancia o si por el contrario, decidimos quedarnos ahí por siempre…o tal vez ninguna de las anteriores o todo lo contrario.
Más picante
“Este año el Festival Malpensante tendrá una duración de cuatro días. Como sucedió en las dos convocatorias anteriores, buscamos generar un espacio donde llevar a la práctica nuestro slogan "Pase bien, hable mal" que recoge el espíritu de El Malpensante en el sentido de promover el debate de las ideas ante un público curioso, que no traga entero en materia de verdades preestablecidas y que tiene sus inquietudes orientadas hacia lo que sucede en materia cultural en el mundo contemporáneo”
Sí, fueron 4 días de curiosidad infinita, de deseo profundo y de excitación sin límites. Por supuesto, mi visión es bastante subjetiva; no sólo porque soy una fiel malpensante desde hace 6 años, sino porque es mi primer Festival –y al que anhelaba asistir desde su nacimiento–, así que lo devoré y disfruté con las mismas ganas que un niño se disfruta el parque de diversiones de sus sueños por primera vez.
Como en los Festivales previos, las oportunidades para hablar mal fueron muchas; hubo de todo; desde arte hasta política, pasando por los géneros literarios y medios de comunicación. Los invitados también daban para hacer un bello y atractivo collage, uno muy variopinto, para todos los gustos, la mayoría de ellos latinoamericanos –incluidos los colombianos- dedicados a distintas profesiones y oficios, algunos –sino todos- reconocidos por aquello que hacen porque lo hacen con pasión; como dijo Francisco Goldman: “como si en ello se les fuera la vida”. Y es que gracias a esa pasión, todos ellos también son unos malpensantes, porque son ajenos a las ideas blandas y a la quietud mental.
Entre actores, humoristas, escritores, periodistas, músicos, poetas, productores, fotógrafos, pintores, arquitectos, editores, empresarios, historiadores, directores de cine, artistas plásticos y visuales y muchos más, fueron los encargados de dar vida al Festival con sus malos y reflexivos pensamientos sobre la realidad y todo lo que nos rodea.
Haciendo gala del lema de este año, el Festival abre con la pregunta ¿De qué piensa mal usted? Una pregunta bastante abierta, comprometedora y peliaguda, pero sin embargo, los 5 invitados como buenos malpensantes, salieron airosos y en un tono bastante divertido e inteligente supieron dar respuesta a una pregunta que confesaron, les dio mucho para pensar. Incluso, hablaron mal de sí mismos, como George Packer, quien siendo reportero de conflicto, admitió que sólo el hecho de no conocer ninguna otra lengua diferente a la materna, era razón suficiente para hablar mal de sí mismo; o de sus gobiernos como Francisco Goldman, quien se avergüenza de la imagen tan nefasta que G. W. Bush ha dejado de los Estados Unidos en el resto del mundo y de lo mal que ha conducido al país.
Afuera, en la Tarima Musical estaba Diva Gash, un buen complemento para el vino y los jamones que parecían brotar de la nada, llegando a mano de los meseros que parecían volar; aparecían y desaparecían y sin tener tiempo de aceptar o rechazar a éste o a aquel, por otro flanco aparecían más; era alucinante. Lo que más me emocionó del cóctel no fue él en sí mismo –y debo decir que el vino estaba excelente y los quesos y jamones no se quedaron atrás- sino el detalle. No el detalle de darnos de comer y beber a los asistentes opíparamente, sino el detalle de mostrarnos cuán importantes éramos para el Festival, para mí significó mucho el hecho de que se hubiesen tomado la molestia de haber preparado todo eso para nosotros, no era fácil y no era su obligación tampoco… pero lo hicieron. Y lo hicieron no solamente el día de la inauguración con el cóctel, sino durante los 4 días que duró el Festival, la atención y deferencia para con nosotros fueron totales.
Confieso que tenía miedo, miedo de toparme con un ambiente pseudointelectual, ese al que le he temido y huido toda la vida y con el que me he encontrado algunas veces, especialmente en grandes y reconocidos eventos como el Festival Iberoamericano de Teatro. Pero creo que, precisamente porque este es un Festival que no tiene la envergadura de aquél, aún no es atractivo para aquellos que van buscando la fama y el reconocimiento sólo por “estar” o “pertenecer” o “asistir” a tales o cuales eventos y círculos sociales. Es que ni siquiera los vi donde imaginé que sería obvio verlos: en las conferencias sobre cine, televisión y música, hay algo en este Festival que no es para ellos.
Me encantó poder respirar un aire nuevo y distinto, picante sí, pero refrescante, sobretodo cuando el recurso humano del Festival fue gente maravillosa –entre organizadores, colaboradores, invitados, asistentes-, gente que estuvo ahí porque en realidad disfruta malpensar y lo ejercen como derecho y deber y ese ambiente pseudo intelectual que temía encontrar no existió, o si lo hubo, se esfumó tan rápidamente como llegó. Una amiga mía, luego de salir de una de las charlas me dijo: “como el Festival es ahora muy poco conocido, no te vas a encontrar con la ‘pseudointelectualidad’, pero vas a ver que en unos años, cuando el Festival sea reconocido y tenga cancha eso va a suceder, es la tendencia natural, estoy segura”. Sólo espero que se equivoque.
Había de todo para hablar mal: literatura, cine, música, las ciudades y sus problemas, política, la universidad y sus retos, ciencia y tecnología, periodismo, fotografía, radio, y otros temas más frívolos pero no menos importantes y divertidos como la importancia de ser famoso o las vindicaciones de los placeres sexuales como "la paja" o "tirar fuera de casa".
Me pareció fantástico e interesante, cómo, tantos personajes tan diversos de distintas nacionalidades, oficios, edades y pensamientos, se amalgamaban, debatían, proponían en lo que para mí era una autopista de ideas y conocimiento, que iban y venían de un lado para otro aparentemente sin dirección alguna, pero con un solo objetivo: suscitar la reflexión y la crítica que son las que nos permite hablar mal y pasarla bien.
En realidad pude asistir a muy pocas charlas, sin embargo, salí satisfecha de todas ellas; algunas confirmaron lo que yo creía, otras me dieron los argumentos suficientes para reafirmar ciertas posiciones, otras me descorrieron el velo, otras me enseñaron, otras sólo me divirtieron, una me dio mucho de qué pensar acerca de la ciudad y sus problemas, otra simplemente me hizo admirar aún más a quienes han sido para mí íconos en la historia colombiana y otra me hizo admirar a quienes desconocía pero que ahora les guardo un profundo respeto, incluso, el Festival llegó a un límite que no pensé cruzar: el de mi interés real por la Izquierda y todo gracias a Teodoro Petkoff quien me enseñó a hablar mal de ella en términos malpensantes, a respetarla y verla con seriedad.
Pero, como todo tiene su final –dice el maestro Lavoe-, ésta no iba a ser la excepción y como todo lo bueno, ese final llega rápido –o eso le parece a uno. La Gata y su Improvisto hicieron el cierre del Festival en medio de improvisaciones, risas, participación del público, ingenio y mucho, mucho humor. La bienvenida al Festival Malpensante 2009 estuvo a cargo de Pernett & The Caribbean Ravers quien nos puso a gozar con Positivo, nos dio de comer Papita Groove y Fruta Madura y alguien dijo que por ahí Huele a Mariacachafa. Por supuesto bailé, es condición sine qua non, aunque tratando en vano de imitar el movimiento de caderas de las coristas del grupo que era casi surrealista.
Sólo hubo un par de cosas que son susceptibles de mejorar. La primera, el tiempo. Una hora es suficiente para que el asistente pudiera quedar iniciado –o esa fue mi experiencia personal- y con una cierta sensación de vacío, como pidiendo más, lo cual lleva a mi segundo punto que es, la poca conexión que hubo de los invitados con el público llevando a que la participación de éste último fuera más bien escasa y tal vez provocando o acentuando esa sensación de vacío originada por el poco tiempo. No lo sé.
- 17 nov 2006 El acierto de pensar mal
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Bueno, y después de tanto mal pensamiento, tanto grupo musical, invitado, pasarla bien y todo esto, sólo me queda una pregunta ¿Y de la platica qué? Porque hay que ser sinceros, $15.000 para entrar a una conferencia no me parece caro, es más ni siquiera económico; me parece ridículamente barato –otra cosa es que yo no tenga dinero suficiente- sobretodo si se consideran los descuentos del 50% en boletería para estudiantes y suscriptores y del 10% en Artículos Malpensantes para suscriptores, que supongo eran la mayoría de los asistentes. Si bien es cierto que acudió mucha gente al evento, como es de sospechar, la asistencia a este tipo de eventos no es desbordante, el Festival es selectivo per se y sin proponérselo hace una “reserva del derecho de admisión” natural, y la verdad, espero que siga así. Como también espero que los frutos no hayan sido sólo contemplativos; necesitamos que las finanzas del Festival se sostengan para que nos garanticen su vida por mucho tiempo más.
Las invitaciones
- Apartar unos días del mes de Junio para la celebración del Festival Malpensante 2009
- Pasarla bien, hablar mal
lunes 7 de julio de 2008, 00:21 COT
¿Fiel Malpensante? Los malpensantes son infieles y se van todos al infierno.
¡Excelente nota, Bailarina!
mircoles 9 de septiembre de 2009, 13:38 COT
buenoo, y de que hablo mal la autora en el festival? porque no leo por aqui ningun malpensamiento de algun tema del festival
lunes 18 de enero de 2010, 12:17 COT
Apreciados señores:
Reciban mis más cordiales saludos.
Mucho les sabría agradecer si pudieran enviarme, por este medio, la exposición de la conferencista argentina que expuso en el Festival 2008 sobre los perfiles. Estoy escribiendo un libro e Inés Quintero, quien estuvo presente en ese evento, me dio la información pero no se acuerda del nombre de la conferencista ni el título de la exposición.
Cordialmente,
Minerva Olaves
martes 19 de enero de 2010, 00:01 COT
Minerva: la conferencia a la que usted se refiere se llamaba Los perfiles, un género caprichoso, de Leila Guerriero. Le ruego enviar su solicitud directamente a los responsables del festival en http://www.festivalmalpensante.com/pagina/index.php?doc=contacto