Falso gurú de redes sociales o una especie nueva de pseudomesías
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
mircoles 25 de julio de 2012 20:15 COT
Las condiciones económicas y los hábitos de lectura actuales configuran un escenario ideal para que personajes necesitados de atención y plata vendan humo usando el mote de “experto en redes sociales”. Como en otras industrias el sentido común y la documentación previa acerca del tema que se desconoce son de mucha ayuda a la hora de decidir si ese individuo que promete “viralidad inmediata” y aumento exorbitante en las ventas es el aliado que se busca.
Así como ahora es el momento de las redes sociales más adelante será el de la realidad aumentada o el de la web semántica, pero como la historia parece carecer de originalidad muy a menudo, sin importar la moda, siempre hay alguien que se declara experto en la materia.
A los gurúes religiosos o espirituales los tenemos más o menos identificados y quienes dudamos de sus intenciones santas intentamos eludirlos tanto como podemos para evitar perjuicios, por eso mi propuesta es usar ese saber que nos mantiene a salvo de vividores malintencionados ─¿los hay bienintencionados?─ para reconocer a los oportunistas que ofrecen algo que ni siquiera entiende. A continuación expongo las señales de alerta que le ayudarán a identificar a un falso gurú de redes sociales:
Lenguaje enredado: Sintiéndose mejor y más sabio que los demás se niega a hablar usando palabras comunes por eso intercala dos o tres términos especializados, en inglés, en cada una de sus líneas. Si se le pide una traducción es muy probable que sólo castellanice los extranjerismos y que use frases sin sentido para explicar algo que él tampoco acaba de comprender. Ejemplo: “Lo que queremos es viralizar tus productos/servicios usando la fan page y eso lo logramos con los hits que medimos con los analytics.” Lo cierto es que vender algo a través de redes sociales no es tan sencillo como lo pintan, es más, se desaconseja y tampoco es tan fácil hacer algo viral o se puede hacer pero acudiendo a aspectos negativos, situación que obviamente se busca evitar.
Un consultor de redes sociales sensato y honesto les explica a sus clientes el factor emocional de las cuentas asociadas a la presencia de una marca en redes sociales. Esta es una de las razones por las cuales no se puede medir directamente el impacto del número de seguidores en Twitter en las ventas de colchones. Un consultor competente además ilustra el conocimiento de un modo sencillo, haciendo traducciones fieles y acertadas de los conceptos nuevos que está introduciendo en la conversación.
Indignación ante la falta de reconocimiento: El falso gurú de redes sociales suele presentarse diciendo “hola, ¿cómo estás? Soy @lomás” porque aparentemente es hijo de un par de profetas que adivinaron su futuro y por eso usaron ese signo ─extraño para épocas pasadas─ en su registro de nacimiento. Es conveniente desconfiar de aquellas y aquellos que dibujan una mueca de asco en sus rostros cuando al mencionar su marca personal sólo encuentran desconcierto. En las mitologías que han creado con su imaginación ya son ultrafamosos, más si tienen miles de amigos/seguidores en sus cuentas propias, por lo tanto apenas mencionan su apodo esperan respuestas del tipo “claro, tú fuiste él/la que publicó la fotito esta del mono tocando trompeta” u “hola, ¡qué bueno verte”, en el último Champus Paris quería preguntarte…”, empero, como es previsible, suelen quedarse con las ganas porque más allá de sus círculos cercanos son tan anónimos y mortales como el resto.
Recuerde también que si la reacción del personaje, después de decir su apodo, es una sonrisa condescendiente o poco sincera le conviene mantener las orejas y los ojos bien abiertos. Puede que su ignorancia frente al trabajo de posicionamiento de su imagen sea tomada como afrenta íntima, una que querrá capitalizar a la hora de pasarle el presupuesto.
El conocimiento tiene dueño: Aunque es posible, mucho, que un experto en redes sociales y sus vericuetos sepa de Creative Commons o el grupo de licencias alternativas a la copyright vieja y rígida, el falso gurí de estos temas fingirá demencia frente al tema. Usando como espada los nombres de sus héroes personales, o sea de los autores de moda en su rubro, intentará dar la impresión de saber mucho y de dominar hasta el último naipe de la baraja, cuando lo cierto es que leer una que otra reseña publicada por Wired y Mashable porque su déficit atencional adquirido le impide sostener la lectura de textos de más de 140 caracteres, basta mencionarle la palabra brochure para causarle una jaqueca.
El falso gurú de redes sociales sabe bien que de la imagen que proyecte depende la cantidad de leche que sacará de la vaca que quiere ordeñar durante el mayor tiempo posible, por eso se negará, con toda la amabilidad del mundo, a revelar sus verdaderas fuentes ─inexistentes─ pues correría el riesgo de dar elementos suficientes para que el cliente potencial descubra su ignorancia franca y el carácter prescindible de todos los servicios que ofrece, recuerde entonces que quien sabe realmente es consciente de que el aprendizaje nunca termina por lo tanto no teme compartir con otros los fundamentos que lo han llevado al lugar donde se encuentra.
Yo no sé pero puedo enseñarte: En Occidente tener un título universitario es sinónimo de matrículas costosísimas, no de capacidades intelectuales extraordinarias. Estoy en un punto en el que cada vez más conozco a personas destacables por lo que saben, por los temas que exploran incansablemente y no por el listado de especializaciones que alargan su CV, razón por la que desconfío por principio de aquellos autoproclamados CMs (porque si pones todo en siglas te ves más cool) que organizan cursos de fin de semana para enseñarte todo lo que necesitas saber para ser el community manager que las marcas más famosas están buscando, además te damos certificado.
Los falsos gurúes de redes sociales son bastante tradicionales a pesar de presentarse en público como la madre de la innovación. Sabiendo que un diploma de profesional se puede conseguir casi hasta en un paquete de galletas, porque la educación superior es un negocio buenísimo, más cuando se privatiza, y aprovechando que las autoridades educativas desgastadas todavía no han reglamentado este oficio, y a que en el inconsciente colectivo aún patalea la creencia que alimentaron nuestros bisabuelos (para salir adelante hay que tener un cartón o título que llaman), aprovechan para ofrecer programas que habilitarán a los asistentes para administrar la presencia digital de un cliente cándido gracias a los estudios de caso que se trabajarán en el seminario y claro, los estudiantes o recién egresados de cualquier carrera se apuntarán para que les enseñen sin dolor cómo tener un trabajo “playsito” en la agencia zanco, owe, jut, onderman, brn o lo que sea que firme el comercial en el festival de los canes.
Con este comportamiento los falsos gurúes comprueban de un modo poco original que lo importante no es saber sino aparentar que sabes, pues mientras haya quien compre tu verso siempre tendrás futuro.
Así como a la oscuridad se la ahuyenta con luz, a la ignorancia se la espanta con conocimiento: Un falso gurú le hará creer al cliente que su trabajo es complicadísimo, un poco más que el de los astronautas que trabajan en la estación espacial, mas lo cierto es que pertenecen a un gremio capaz de pedir trabajo cometiendo errores de ortografía al tiempo que intentan combatir ese mal a través de “transmiciones” de mensajes educativos.
Trabajé con algunas agencias de publicidad y por eso sé que en la lectura inteligente, minuciosa, constante y consciente está la clave. Los falsos gurúes de redes sociales creen de corazón que ver el comercial que emitió la empresa manzanita en 1984 es suficiente para evadir la lectura del libro homónimo escrito por George Orwell y muchos de ellos ni siquiera imaginan que un cliente con maña y paciencia podría prescindir de ellos.
Un empresario, especialmente si tiene ganas y poco presupuesto, puede leer libros como The Cluetrain Manifesto, Tienes 5 segundos, Crush it y blogs acerca de marketing guerrilla para aprender a administrar por cuenta propia su presencia en redes sociales, eso en caso de que quiera hacer más cálida y cercana su relación con sus clientes, porque si lo único que le interesa es bombardearlos con más publicidad y embutirles sus productos /servicios hasta por los poros entonces mejor que se siente a aprender de anuncios en internet y tiendas electrónicas, pero que en todo caso se anime a dejar de micro-utilizar su conexión si no quiere merecerse el engaño descarado de un gurú falso de redes sociales.
jueves 26 de julio de 2012, 03:13 COT
Vaya Johanna!, parece que llevabas tiempo con ganas de escribir esto…
Nada que añadir.
Me dejas con una sensación agridulce. Por un lado te agradezco mucho la mención, ver que cada vez más personas apelan al sentido común (que es el único que puede poner un poco de orden en un sector como el mío), me infunde optimismo. Y por otra parte, ha sido un vapuleo intensivo que me duele en lo relativo a la imagen que da mi profesión.
Esta es una profesión sin expertos, porque es imposible abarcar todas las especialidades necesarias para llevarla a cabo, porque no se puede ser experto en algo que crece y cambia a semejante velocidad… y porque no existe una buena formación reglada que nos otorgue ese título. No, no tengo la carrera de “Social Media”. Porque no existe.
Para desarrollar proyectos en condiciones, necesito contar con otras personas en un momento dado (periodistas, publicistas, diseñadores, programadores…) Uno solo no puede abarcar tanto.
Pero es una profesión preciosa cuando se trata de conectar a las personas, de socializar el comercio, de preparar a las empresas para dejar de ver billeteras y clientes potenciales y empezar a encontrarse con PERSONAS, lo que comporta que sean más serias, más honestas, más atentas con sus clientes, más amables…
Porque como decimos en mi empresa, “La venta no es el objetivo de la comunicación, es su consecuencia”
A veces pienso que los negocios que pretenden entrar en redes sociales con el único objetivo de acumular clientes a toda costa, merecen encontrarse con esos “vendedores de humo”… pero sólo a veces. El resto del tiempo estoy de acuerdo contigo en que es mejor que desaparezcan.
Un cordial saludo 😉
jueves 26 de julio de 2012, 11:36 COT
Sonia es así, aunque el modo en que escribí esta columna fue muy curioso. Apunté la idea hace muchos meses en una lista de temas pendientes y hasta ahora, medio a regañadientes, la retomé, pero al irla escribiendo salieron cosas que no recordaba, tantas que incluso olvidé ese detalle que mencionas de que no existe una carrera para estos temas. Lo pensé pero al final quedó por fuera.
No es la primera vez que veo gente exigiendo títulos que no existen empujada por la moda. En alguna ocasión me mencionaron que buscaban a un especialista titulado en Inteligencia Emocional, todo porque era la onda en ese momento y lo cierto es que la publicidad se mueve mucho en esa dirección. No conozco una profesión tan consumista como la publicidad, hasta ese punto están comprometidos con su trabajo.
Vine para agradecer tu comentario, que leyeras el “lamento” completo y que siguieras la conversación haciendo énfasis en que los mejores resultados se logran con equipos multidisciplinarios, donde cada quien suma lo que mejor sabe en lugar de improvisar lo que desconoce.
mircoles 1 de agosto de 2012, 11:11 COT
[…] la noticia completa en equinoXio .nrelate_popular .nr_sponsored{ left:0px !important; } /* Fuente(s): equinoXio Visitado 1 […]