El billar, deporte y ciencia
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
jueves 27 de marzo de 2008 18:37 COT
Ha hecho carrera la asociación mental que efectúa el ciudadano del común entre los salones de billar con el ocio, la gente perezosa, los desempleados, los viejos pensionados e incluso con los bajos fondos.
Y aunque en cualquier ciudad o pueblo es inconcebible pensar en un barrio de arrabal sin un salón de billar, y que hay sitios en los que se practica en donde es poco recomendable entrar, so pena de salir de allí con la billetera saqueada, en el caso de los hombres, y el honor mancillado, en el caso de las mujeres, también es cierto que, por fortuna, hay sitios decentes y seguros para practicar este juego que se volvió deporte y que tiene mucho de ciencia implícita en su desarrollo.
Los orígenes del billar se remontan al siglo XIII, y el propio término se refería inicialmente al palo (taco) y no al juego, con que se golpeaban las bolas de una versión primitiva de mesa del croquet. El gran impulsor del billar, tal y como lo conocemos hoy fue el rey francés Luis XIV, que consagró un salón exclusivo para jugarlo en su fastuoso palacio de Versalles. Las mesas eran de mármol o de pizarra, recubiertas con finos paños de colores. Las bolas eran de marfil y cuando éste se volvió escaso, fueron sustituidas por unas de madera rolliza, y más recientemente, de materiales sintéticos.
Billar clásico, Tres bandas y Pool
Las tres grandes variantes del billar difieren entre sí por las dimensiones de la mesa, la cantidad de bolas y la forma de hacer puntos. El billar clásico, en sus modalidades básicas francesa e inglesa, se juega en una mesa no menor de 1,48 por 2,85 metros, y hay tres bolas de 6 centímetros de diámetro, dos de ellas blancas y una roja. Una de las bolas blancas tiene una marca para distinguirla. Cada jugador o equipo escoge cuál bola es la que va a golpear con el palo o taco para hacer carambola con la otra bola (objetivo) durante toda la partida. Esto se logra impactándola directamente (libre) o haciendo rebotes con los bordes de la mesa (bandas) antes de chocar con la bola objetivo.
A partir de esto último se desarrolla la variante a una, dos o tres bandas, es decir que la bola con la que se lanza debe tocar un borde de la mesa una, dos o tres veces antes de darle a la bola objetivo. La mesa de tres bandas es más grande que la del billar “libre” y tiene unas marcas en las bandas que facilitan el cálculo de los tiros. Tanto en esta modalidad como en la descrita en el párrafo anterior se dan puntos por cada carambola lograda y se mantiene el turno en tanto no se falle. Las fallas se contabilizan como puntos negativos o “malas” y ceden el turno al oponente.
Aunque nació en Inglaterra, el pool es un ícono estadounidense, y gracias a Hollywood y al poder de los medios gringos, se ha difundido por todo el mundo. La mesa tiene seis troneras ubicadas en las esquinas y en el medio de los costados más largos. Hay 15 bolas de colores numeradas y una blanca que se utiliza para impactar a las otras. Las bolas de colores se ponen entre un triángulo al inicio de la partida y uno de los jugadores “abre” el juego con un tiro fuerte que las esparce por toda la mesa. Las variantes a partir de allí son muchas. En una, se introducen las bolas en el orden de los números que tienen y gana el jugador que meta aquellas que sumen un puntaje más alto obtenido de los números que tienen escritos. Se puede meter una bola golpeándola directamente con la blanca o mediante carambolas con las bandas o con las otras bolas, y como en el billar tradicional el turno se pierde al fallar y se penaliza con una “mala”. Otro estilo consiste en dejar la bola número 8 (negra) de última, y si alguien la introduce antes a una tronera, pierde. Y en otra variante, el jugador debe anunciar qué bola va a meter y a qué tronera va a lanzarla.
Deporte ciencia
Pero lo descrito anteriormente no es tan fácil como parece. Los jugadores ocasionales y más aún, los expertos, saben que es fundamental calcular la trayectoria que harán las bolas en su recorrido, lo que se logra dependiendo de la fuerza del impacto con que se lance el taco, del sitio en que éste golpea la bola y de la posición del cuerpo del jugador. Siendo estrictos, alguien con buenos conocimientos de física de décimo grado, en los que se refiere a lanzamiento de proyectiles, energía cinética, coeficientes de rozamiento, de desplazamiento y demás principios que son el terror de muchos estudiantes, está llamado a ser un excelente billarista. Pero sería un crimen ponerse a hablar de esos aburridos conceptos físicos en una sala de billar. Sin embargo, y como una de las grandes paradojas de la vida, muchos jóvenes que no son precisamente los mejores en clase de física, aplican a la perfección y sin darse cuenta todos esos principios, cada que logran una carambola o meten la bola en una tronera.
Los más avezados billaristas han transformado cada partida en un ritual. Tienen su taco propio, guantes y caja de tiza para afinar la precisión del tiro. Otros, han desarrollado verdaderos espectáculos con carambolas de fantasía, que se inician en una mesa y terminan en otra o que involucran elementos tan diversos como copas de champaña, fichas de dominó y naipes. Estos shows, a la par de los grandes campeonatos con jornadas simultáneas y miles de participantes, han permitido, al menos en parte, opacar esa imagen negativa que asocia tradicionalmente al billar con el ocio y los antros de mala muerte. Un buen chico de billar es, por ejemplo, una actividad muy relajante después de un día de trabajo y estrés y la oportunidad perfecta para departir con amigos y conocidos.
domingo 30 de marzo de 2008, 20:00 COT
Muy bueno el artículo sobre esta práctica de esparcimiento tan agradable
viernes 29 de enero de 2010, 09:45 COT
Coincido con Zerimar, también estaria bueno que pongan algún link a algún video para que podamos aprender alguna técnica!
jueves 25 de noviembre de 2010, 15:24 COT
[…] deportes, se federaron y entraron en esta categoría, tales como el ajedrez o la petanca. El billar es un deporte que podría calificarse de “científico”. Para acertar en el lanzamiento es fundamental calcular la trayectoria que realizarán las bolas en […]