El asno y el que lo enjalma
Austral > ColumnasPor Julio Suárez Anturi
mircoles 31 de mayo de 2006 5:05 COT
De mis padres escuché la expresión según la cual una cosa piensa el asno y otra el que lo enjalma, para significar que un mismo acto puede parecer absurdo para alguien y perfectamente lógico para otro.
Los resultados electorales son un ejemplo de esto.
Mientras en el país pueden considerar al presidente Álvaro Uribe un reyezuelo insolente, fuera se lo ve con respeto y hasta admiración por la que se considera dolorosa y sacrificada lucha de aclimatamiento de la convivencia pacifica.
Esta manera de apreciar la situación en Colombia desde afuera tiene, desde luego, motivaciones bien distintas a las de sus detractores u opositores internos.
Una motivación específica es la económica. Afuera se aprecia sobremanera que puedan hacerse negocios con –y en– Colombia.
El país representa un interesante mercado de 42 millones de consumidores de bienes y servicios de todo tipo, y un reservorio mineral, forestal, acuícola, turístico, energético y marítimo.
Los inversionistas quisieran un país en completa paz, donde las disputas puedan ser zanjadas con argumentos y en los tribunales, y el clima social les permita obtener mayores ganancias.
Y por más que se niegue, al país le ayuda mucho contar con esos dineros para crear más riqueza y generar ingresos fiscales.
Desde dentro, puede verse esta lógica como la expoliación, el entreguismo al extranjero, la feria de los recursos naturales y humanos, sin retorno social.
El inversionista –y no el mercader de paso, ni el de armamentos–, considera las leyes para hacer sus negocios, pero todos se abstrae de los designios sociales de los gobiernos.
El resultado electoral del pasado 28 de mayo ofrece al inversionista, pues, eso parecido al estado de cosas ideal, deseable para sus propósitos de rentabilidad.
Se sabe que Chile es el séptimo inversionista en Colombia, en el conjunto latinoamericano, y ya avanza en este momento en la instalación de grandes superficies comerciales para competir en el negocio del retail de vestuario, calzado y electrodomésticos, confiado por ese resultado.
Y no es que esté explorando el mercado colombiano, pues ya tiene presencia, entre otras, con Sodimac –firma asociada con el colombiano Grupo Corona–, especializada en materiales de construcción y decoración.
A lo anterior se sumará próximamente, de acuerdo con el anuncio que acaba de hacer en Santiago el embajador colombiano Jesús Vallejo Mejía, otra importante inversión, esta vez de una empresa chilena del área forestal.
Chile compite hoy en las grandes ligas mundiales con sus cultivos de bosques, que constituyen el segundo renglón de ingresos fiscales después del cobre.
La llegada de esa forestal, pues, y de otras compañías de otros países, no será más que la consecuencia del clima de seguridad que el gobierno colombiano puede estar ofreciendo.
Otra es, obviamente, la mirada interior.
La que percibe el rezago de las políticas públicas en educación, salud, vivienda y empleo. La que puede observar esa termita que carcome el andamiaje institucional que es la corrupción.
Sin embargo, pareciera que desde uno y otro lado de la frontera el propósito fuera el mismo: un país aclimatado socialmente, pujante, en el que no haya sectores excluidos ni postergados del bienestar al que todos anhelamos.
Condiciones así serían ideales tanto para la capacidad de compra del consumidor, como para la capacidad de venta del comerciante y el industrial.
De momento, sin embargo, enjalman de cualquier manera al asno.
mircoles 31 de mayo de 2006, 06:08 COT
No entiendo en forma razonable porque tanto odio disfrazado por un lider que hace mucho tiempo el pais no tenia.No creo que todos estemos equivocados y muy pocos sepan la verdad.
Se que en politica economica cada cual tiene la razon,pero los efectos de la misma siempre son universales.
Si los esquemas de los negocios no me participan beneficios tendre que tener otras formas diferentes y las suyas las quiero conocer mas que la critica.
Es muy facil en las letras definir los beneficios,administrando o siendo parte de las perdidas o las ganancias se conoce al socio.
Si soy proactivo y genero beneficios se que todos ganamos.
Si no tengo ni burro ni enjalma no hay movimiento ni produccion
mircoles 31 de mayo de 2006, 10:06 COT
Dios nos ampare quedarnos sin asno, Francisco. Como se señala, al inversionista extranjero le interesan los beneficios, y al Estado el recaudo fiscal. Pero en la cotidianidad, hay quienes no siente irrigado ese beneficio, ni beneficiados con las inversiones sociales del Estado. Tales, las miradas que se tienen sobre el presidente Álvaro Uribe. Desde afuera son muchos los gobiernos que lo consideran un gran gobernante, que trata de sacar al país del hipnótico estado de alteración del orden público. Desde adentro, se pide con urgencia inversión social, más que pólvora. Abrazo.
sbado 3 de junio de 2006, 23:17 COT
Quienes ven tan positiva la tarea económica y la presencia de Uribe tienen una óptica bastante neoliberal, por lo cual no miran el estado de pobreza en que se encuentra sumida buena parte de la población porque las cifras (DANE) reflejan una realidad distorsionada; este hecho puede llegar a producir en un futuro efectos que pongan en peligro las inversiones extranjeras si no se presta atención a la inversión social.
Como siempre, es más importante la manera como se sienten las cosas adentro del país, aunque supuestamente de lejos se vea más claro.
domingo 4 de junio de 2006, 09:51 COT
Lo que quise mostrar, Sentido Común, son los puntos de vista que se pueden tener sobre el evento “resultado electoral”. La visión del inversionista, es verdad, no considera las condiciones sociales del país al que llega, sino la estabilidad general que pueda haber para la rentabilidad de su dinero, en el largo plazo. Ciertamente, son distintas las miradas, desde dentro y desde fuera, y mucho más los intereses que animan a unos y otros. Abrazo.
viernes 16 de junio de 2006, 20:24 COT
Sin la intención de crear controversia, personalmente pienso que a pesar de las falencias (y grandes) que ha tenido Uribe, ya después de haber sido elegido lo que hay qué hacer, como ciudadano del común, es apoyar sus buenas prácticas y “chuzar” a través de los medios que para tal fin existen con el fin de hacer eco a las grandes necesidades que sufre nuestro país y muchos de nosotros.
Cruzarse de brazos, renegar y lamentarse no aporta nada a la causa que debe ser única en la mente de cada colombiano. No por el hecho de no haber sido elegida la persona a la cual confiamos nuestro voto, eso quiere decir que no seamos partícipes activos del día a día de nuestro país.
sbado 17 de junio de 2006, 10:17 COT
Estoy de acuerdo contigo, PeterPan, en que “la causa debe ser única en la mente de cada colombiano”, pues es el país el que está en juego. El resto, es politiquería. También coincido en que “el hecho de no haber sido elegida la persona a la cual confiamos nuestro voto, eso no quiere decir que no seamos partícipes activos del día a día de nuestro país”. Abrazo.