El alarmismo insostenible
Columnas > Eco-grafíasPor Germán A. Quimbayo
martes 22 de abril de 2008 0:11 COT
Es inocultable que la preocupación por la crisis ambiental local y planetaria sea cada vez más notoria, reconocida y se avance también en una gestión ambiental cada vez más integral. Eso es bueno pues anteriormente el tema ambiental era demasiado marginal. Al fin y al cabo es la supervivencia de la especie humana la que está en juego. Sin embargo debemos seguir este fenómeno con lupa y pinzas.
Hoy por hoy es más frecuente escuchar en los medios de comunicación sobre los estragos del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la crisis alimentaria y sanitaria aunque también se hace la promoción de comportamientos ciudadanos más responsables con el Planeta. Muestra de ello ha sido el despliegue que algunos canales de televisión, medios impresos y electrónicos de distintas tendencias, en donde se emiten especiales sobre el día de la Tierra o en general sobre nuestro Planeta y su actual condición ambiental. A su vez instancias gubernamentales y del orden privado, ponen en primera instancia el tema tal y como sucedió recientemente en Bogotá con la Feria Internacional del Medio Ambiente.
Sin embargo me preocupa que cada vez el manejo de la información sobre estos temas no sea tratada de forma responsable y transparente hacia la opinión pública, sin que se profundize lo suficiente hacia la raíz de las problemáticas y conflictos ambientales locales, regionales y globales reduciendo así la complejidad que estos conllevan. Siempre he mantenido desde esta instancia y a lo largo de mis escritos, que de buenas intenciones no se vive y estas no son suficientes para producir un cambio definitivo y efectivo en nuestras conductas como habitantes planetarios para mejorar en algo la crisis ambiental que hoy vivimos.
Pero, ¿de qué o de quiénes dependen las decisiones que tomamos como ciudadanos de a pie y los comportamientos que tenemos diariamente? ¿Cuál es nuestro real impacto? ¿Cuál es nuestra real huella ecológica como ciudadanos? ¿Quiénes emiten más dióxido de carbono (CO2)? ¿Sólo el CO2 es el gas de invernadero que más influye en el cambio climático? ¿Es tan catastrófica la situación del cambio global? ¿Qué alternativas existen para afrontar esta crisis? ¿Debemos alarmarnos tanto? Estas y otras preguntas nos las deberíamos hacer diariamente, sin embargo y pese a los avances en la comunicación, nuestra sociedad no está siendo lo suficientemente informada para discutir estos relevantes temas.
En este orden de ideas pocas veces se cuestiona con contundencia la responsabilidad de las grandes empresas nacionales y transnacionales, que pese a algunos gestos de buena voluntad, siguen constantemente usufructuado de los bienes y servicios naturales para su “sostenibilidad”. Poco se cuestiona también en la opinión pública las políticas de tipo económico o de desarrollo que favorecen a unos pocos, en donde la ciudadanía muy pocas veces tiene las suficientes garantías para seguir y vigilar de cerca la responsabilidad de representantes del sector privado y público en el tema ambiental.
Es un deber y una necesidad que en nuestra sociedad se garantice una educación e información integral concerniente a los temas ambientales y ecosistémicos. Estas estrategias de educación y comunicación se deben llevar de forma seria, responsable y clara, no solamente en instituciones educativas sino en los ámbitos no formales e informales como en instancias de participación y espacios cotidianos. En esto es fundamental la función de los medios de comunicación tanto privados como públicos.
Personalmente me opongo al alarmismo que a través de los medios ciertos sectores progonan. Por ejemplo el tratamiento catastrófico que dan sobre el cambio climático (o calentamiento global, como mal llaman) dejando la sensación de haber visto más bien una película de ciencia ficción y el tema sea banalizado, sin que el modelo de consumo sea contundentemente cambiado. Esto ha dado pie también para que a los ambientalistas nos estigmatizen de alarmistas y casi de fundamentalistas.
Existe un alarmismo insostenible que se difunde por dichos medios y que es sospechosamente celado por algunas instancias oficiales para poder quedar bien, porque estamos haciendo todo por salvar al Planeta. Humberto Tobón, un conocido consultor ambiental colombiano, mencionaba en un documento de texto que por lo general en el tratamiento de la información, cuando se hace de forma banal o exagerada, son esos dos extremos los que hacen que el público y en general la comunidad se desinteresen por participar en la discusión de los temas ambientales, siendo esta una herramienta fundamental para poder plantear alternativas para afrontar los conflictos que vivimos.
Debemos fortalecer una cultura en donde el principio de precaución sea la base para hacer gestión ambiental territorial, ya sea desde lo particular o desde lo público. Una cosa es la precaución y otra el alarmismo. Alguien mencionaba por ahí que uno debería esperar lo mejor, pero siempre estar preparado para lo peor. Debemos operar y ante todo comprender la incertidumbre natural de nuestro Planeta, estando bien preparados para los cambios y desarrollar instrumentos y herramientas flexibles para ello.
Sería chévere trabajar en una especie de gestión del riesgo para nuestras sociedades, que para bien o para mal son sostenidas por los ecosistemas terrestres, acuáticos y marinos y por incertidumbres ambientales. A veces este principio de precaución nos ahorraría muchas cosas. Por ejemplo, la emergencia de contaminación atmosférica que ha vivido Buenos Aires en estos días (la mayor de su historia), se hubiera podido evitar pues los incendios propiciados por la quema de pastizales en el Delta del Paraná habían comenzado 21 días antes de que se declarara la emergencia. Además, los mecanismos de prevención no están siendo utilizados como debería ser, pues la Secretaría de Energía de Argentina, en plena emergencia sanitaria, suspendió la aplicación de normas ambientales para favorecer el uso del fuel oil de las usinas térmicas, directamente enviado desde Venezuela por PDVSA a costillas de una emergencia ambiental y sanitaria. Esto es el colmo.
Pero no todo es malo. Afortunadamente las voces de preocupación frente a la seguridad alimentaria del Planeta se han hecho sentir por estos días debido al alza mundial de algunos alimentos, gracias a los que quieren llenar tanques antes que estómagos, así algunos digan que ahora la culpa de todo esto la tengamos los ambientalistas. Ahora se ha empezado a cuestionar en gran parte de la opinión pública global a los agrocombustibles.
Sin embargo la información no llega completa y no se discute que gracias al avance del modelo industrial agrícola, a lo largo de la historia se ha afectado la biodiversidad amenazando la seguridad alimentaria mundial. Tampoco se ha cuestionado sobre la deuda ecológica y ambiental que le está dejando el modo de producción e imposición de estos cultivos industriales, que le ha costado a países como Indonesia y Malasia cifras de casi el 80% de la pérdida de selvas húmedas ecuatoriales (tan valiosas como la Amazónica) y el destierro de miles de familias campesinas por la imposición constreñida de palma para “biodisel”, modelo que algunos quieren imitar e imponer por estos lares.
En este marco se celebra este 22 de abril el día de la Tierra. Nuevamente se espera que este día se genere un espacio en medio del afán mediático y el alarmismo, en donde podamos reflexionar sobre lo que sufre nuestra maltratada madre Gaia de forma ecuánime, seria y calmada. Muchos de los daños ya están hechos y son irreversibles, pero no debemos llorar sobre la leche derramada. Es importante darse cuenta del problema, de lo que pasa, pero no quedarse impávido frente a el, por más aterrador o complejo que sea. Esto no es una película o un documental, es la vida la que está en juego.
¡Saludos y Feliz Día Internacional de la Tierra!
martes 22 de abril de 2008, 05:29 COT
Nota a los lectores: Me parece muy pertinente el post que acaba de realizar Victor Solano, puede complementar el tema tratado en la presente ecografías.
Un saludo!
martes 22 de abril de 2008, 22:40 COT
[…] acá dejo un enlace de mi artículo en equinoXio, sobre el día de la Tierra el cual quiero compartir con todos ustedes. Además me parece […]
viernes 25 de abril de 2008, 12:18 COT
[…] menos, un artículo reciente de Discover sobre el reciclaje, escrito a propósito del Día Mundial de la Tierra. Veinte cosas que divierten, instruyen, ponen a pensar o simplemente asombran. Para los serios van […]
domingo 27 de abril de 2008, 14:27 COT
Puede que el alarmismo disuada a la gente de participar en nuevas formas de relacionarse con los problemas ambientales, pero también es lo que ellos quieren. Recordemos que, siguiendo el modelo de EU, la gente necesita una amenaza patente, un enemigo exótico, etc., estilo Lex Luthor. Y ese enemigo está muy bien configurado en los “documentales” de propaganda como el de Al Gore. A una amenaza distorsionada, además, le quedan perfectas soluciones igual de distorsionadas, como la de los biocombustibles.
domingo 27 de abril de 2008, 20:47 COT
juan buridan:
Gracias por compartirnos tu lectura y me suscribo en buena medida a tu punto de vista.
Un saludo.
mircoles 22 de abril de 2009, 03:02 COT
[…] 22 abr 2008 El alarmismo insostenible […]