DOS a uno: ¡estamos clasificados!
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
viernes 20 de junio de 2014 10:41 COT
Sabíamos de antemano que no iba a ser fácil. Y no fue fácil. Desde un comienzo teníamos claro que el rival a vencer en este grupo era Costa de Marfil, y los elefantes africanos de verdad que fueron el oponente más difícil que ha tenido Colombia desde aquel épico partido contra Chile en la eliminatoria sudamericana, el día que se obtuvo la clasificación a Brasil 2014.
Basta con repasar las acciones del primer tiempo en el Mané Garrincha, de Brasilia, para darse cuenta de que los marfileños no dejaron que nuestra selección tuviera el más mínimo ápice de comodidad para desplegar su juego. Pékerman repitió la formación con la que se impuso a Grecia hacía cinco días, pero esta vez Víctor Ibarbo, uno de los más destacados de dicha jornada, fue completamente distinto: aparatoso en el choque, nulo en los piques y torpe para eludir a la zaga. En general, la tricolor no pudo llegar mucho al arco de Costa de Marfil en la etapa inicial. A los cinco, Teófilo Gutiérrez falló un tiro desde fuera del área sobre el palo de la mano izquierda de Barry. La razón principal para la mala definición de Teo fue que el balón le quedó para la pierna zurda, y él es diestro. A los 16, fue Zokora quien estuvo a punto de cometer un autogol al desviar un centro de Cuadrado. Y a los 27, otra vez Gutiérrez se encasquilló al momento de finalizar un pase preciso de James al punto penal. De nuevo le quedó el esférico para su perfil menos hábil. A estas tres opciones colombianas habría que sumarle un tiro bastante chueco de James Rodríguez que pasó lejos de la meta. Eso fue todo nuestro volumen ofensivo en los primeros 45.
Costa de Marfil mantuvo a raya a Colombia con base en el juego fuerte, con faltas reiteradas sobre Cuadrado, a quien le dieron golpes de manera alternada Tiote, Zokora, Serey y Boka. El equipo de Lamouchi también se acercó a la valla de Ospina con relativa peligrosidad, con lanzamientos de Aurier a los 31 y Serey a los 36. Sobre los 43, hubo una jugada que en mi concepto era penalti por empujón de Zapata sobre Gradel, el cual por fortuna para Colombia no fue concedido por el juez central Webb.
Pékerman nos tiene acostumbrados a cambiarle la cara al equipo para el segundo tiempo. No sabemos qué les dirá en el intermedio, pero siempre que las cosas no andan como queremos en el inicio, para el complemento se ve al combinado nacional con otra actitud. Hasta Ibarbo, que había estado intrascendente, se inventó una jugada a los tres minutos en la que increíblemente se gambeteó a sí mismo, desperdiciando una oportunidad clara de anotar porque, de haber sido exitoso en el drible en la medialuna, quedaba de frente al arco. Instantes después vino el movimiento que enderezó el rumbo colombiano, con la entrada de Juan Fernando Quintero por el propio Ibarbo. Automáticamente, James tuvo el socio ideal para generar peligro. Y fue precisamente por los pies de Quintero que pasó el balón que Cuadrado estrelló en el horizontal. El reloj marcaba 13 minutos de la segunda etapa.
Lamouchi envió a Drogba a la cancha. Se produjo un “¡Uh…!” entre los que estábamos viendo el partido, porque esa era el arma más poderosa de los africanos. Lo paradójico es que no llevaba ni 180 segundos en el césped cuando en un tiro de esquina que cobró Cuadrado, cabeceó James —¡ganándoles el salto a los gigantes Drogba y Zokora!— y fue el primer gol colombiano. La reacción de Costa de Marfil no se hizo esperar, y ahí de nuevo apareció Ospina a los 22 para conjurar el tirazo de Aurier. Afortunadamente, dos minutos más tarde, James le robó la bola a Serey en la bomba central, recibió Gutiérrez, y éste le hizo el pase mortal a Quintero, que la mandó al fondo de la red con sutileza y sangre fría.
No era necesario correr más riesgos. Arias entró a tapar el hueco que dejaba Armero al ir al frente y que era aprovechado constantemente por Aurier para hacer daño por esa banda. Sin embargo, quedó un agujero por el otro lado, y Gervinho, solo, sin la ayuda de nadie, se llevó por delante a Aguilar, Sánchez y Zúñiga para poner el descuento. Una jugadota individual del 10 marfileño al servicio del AS Roma. Quedaban 17 minutos, los cuales, desde nuestro punto de vista, iban a durar ochenta segundos cada uno, sin contar los que agregaran en la reposición. Había que resguardarse y por eso Pékerman puso a Mejía en lugar de Aguilar, pero se negó a renunciar del todo al ataque. Cuadrado tuvo el tercero faltando 15 minutos, y Quintero quiso colgar a Barry con un globo de más de media cancha que por poco se mete en el pórtico.
Para, como dicen los entendidos, cerrar el partido, se debe contar con jugadores curtidos, con muchos almanaques y vueltas olímpicas encima, que sepan emplear la marrulla adecuada para neutralizar el avance del otro equipo y enfriar los ímpetus. Yepes fue el hombre de los últimos cinco minutos y del tiempo adicional. Les ganó a todos en lo canchero. Hasta se dio el lujo de cometer un penal de esos que no le pitaban nunca en contra a Pasarella, Baresi o Moore. Nadie lo vio, y aunque lo hubieran visto, ningún árbitro se lo habría marcado, por puro respeto a su veteranía.
El pitazo final y el empate entre Grecia y Japón instalaron a Colombia en octavos de final de esta Copa del Mundo, en donde enfrentará a alguno de los dos seleccionados que clasifiquen en el grupo D. Ya igualamos lo conseguido hace 24 años. Cualquier instancia que alcancemos de aquí en adelante será nuestro nuevo referente histórico que dejará atrás el 4-4 con los soviéticos en Chile 1962 y el 1-1 con Alemania en Italia 1990.