DOS a cero: Colombia, entre los ocho mejores del mundo
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
sbado 28 de junio de 2014 23:19 COT
Asumí el riesgo de escribir en caliente, cuando por fuera de la ventana retumban las vuvuzelas y, a pesar de la prohibición, la harina vuela por los aires y los borrachos se tambalean en los andenes. Colombia celebra alborozada esta clasificación inédita a los cuartos de final de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014.
¿Por qué? Es la única forma de interpretar lo sucedido en los noventa minutos antes de que se enfríe la emoción, y el fragor de lo ocurrido en la cancha se convierta en una simple estadística de formaciones, tiros al arco, faltas, tarjetas y porcentajes de tenencia de la pelota, acompañadas de las imágenes en video de los goles. Ese el registro para la posteridad, pero lo que se siente entre pecho y espalda no es capaz de describirlo ningún alfabeto de ningún idioma, ni la cámara con la más alta definición que se haya inventado hasta el momento.
Colombia, al mando de José Néstor Pékerman, superó al palmarés de Uruguay, con sus dos títulos mundiales, sus dos olímpicos y sus casi veinte Copas América, jugando al fútbol, y aprovechando dos de las tres oportunidades de gol que tuvo durante el trámite del partido. El gran protagonista de la jornada fue sin duda James Rodríguez, que esta vez se puso el traje de definidor en lugar del de pasador, anotando un gol antológico de picabarra a los 27 minutos de la inicial, y otro con su pierna menos hábil —la derecha— a los tres del segundo tiempo.
Como era de esperarse, los uruguayos dieron muchas dificultades, puesto que que generaron nueve remates al arco colombiano, conjurados por David Ospina, siendo las más destacadas la atajadota a un tiro de media distancia de Cristian Cebolla Rodríguez en el minuto 18 de la segunda parte; la que le detuvo con el pecho a Maximiliano Pereira, cuando el reloj marcaba 33 minutos de la complementaria; y una más a Édinson Cavani, faltando siete para el pitazo final. Pero también los celestes se dedicaron gran parte del tiempo a repartir pierna fuerte y malintencionada, en la mayoría de los casos dirigida a Cuadrado, James y Teófilo Gutiérrez, con la complacencia del árbitro neerlandés Bjorn Kuipers. La más infame de todas fue una patada sin el balón en juego de Gastón Ramírez a Pablo Armero. Era para tarjeta roja directa, pero el central de manera increíble amonestó a Armero, seguramente por dejarse pegar. Tanto a los charrúas como a sus cuasi hermanitos, los argentinos, siempre se les ha reconocido ese espíritu de lucha que los lleva a no rendirse tan fácilmente ante la adversidad, con lo cual han logrado una cantidad de triunfos en circunstancias heroicas cuando todo parecía perdido. Pero también es amplio su historial de sucesos bochornosos cuando son vencidos por sus oponentes. En el Cono Sur, particularmente en ambos lados del Río de la Plata, son pésimos perdedores, y acuden a cuanta cochinada saben para ensuciar el triunfo de quienes los derrotan.
No deja uno de pensar cómo habría sido esta Selección Colombia en Brasil si hubiera estado Radamel Falcao García. Si así no más gana, gusta y a veces golea, ¿qué tal si lo tuviéramos a él? Creo que ni el más optimista de nosotros esperaba una presentación tan llena de elogios por parte de los expertos y los aficionados rasos, que ven en la tricolor —ahora bicolor, por cuestiones de la moda— un estilo de juego práctico y contundente, en el que Pékerman ordena, James ejecuta —con Cuadrado, Teo, Jackson y Sánchez como escuderos— y Yepes, Zapata y el gran Ospina custodian la retaguardia como perros de presa.
Hemos superado el listón dejado en Italia 1990 en esta fase, cuando Roger Milla nos envió de regreso a casa, tras aquel lamentable error de René Higuita. Unos días antes de comenzar el mundial, más exactamente el 23 de mayo, decía pensando en voz alta que era iluso y absolutamente contrario a la razón, pero que nada costaba soñar con que el capitán Mario Alberto Yepes regresara a Colombia con un trofeo en la mano. Hoy, todavía sigue siendo iluso y contrario a la razón pensar que esto sea posible, pero el derecho a soñar continúa. El viernes 4 de julio, en el estadio Castelão, de Fortaleza, nos espera Brasil, con sus cinco títulos mundiales, ocho Copas América, cuatro Copas Confederaciones y más de 200 millones de torcedores en contra nuestra. Ya eliminamos en franca lid a un grande como Uruguay, ahora vamos entonces por otro, y por la hazaña…
domingo 29 de junio de 2014, 06:42 COT
[…] Después de ver el gol de Jackson Martínez a lo Falcao contra Japón, me pregunté ayer durante el partido lo mismo que Rafa XIII en equinoXio: […]