Despecho cósmico
Ciencia y conciencia > ColumnasPor Thilo Hanisch Luque
lunes 30 de abril de 2007 0:01 COT
Antes de que el hombre fuera capaz de medir distancias, cuantificar volúmenes y masas de objetos a miles de años luz de distancia, especular sobre las condiciones mínimas necesarias para la vida, y más aún, la existencia de vida por fuera del planeta Tierra, los objetos siderales ya eran objeto de reflexión e introspección para muchos hombres y mujeres. Algunos incluso aún tienen la firme convicción de que una compleja interacción planetaria y cósmica rige el pasado, presente y futuro de sus vidas.
No sólo se originaron teorías y especulaciones sobre el origen del universo, o se dedicaron los unos a adorar al Dios Sol y los otros a la Diosa Luna. También el arte ha estado influido desde los orígenes del hombre por la luna, el sol, los planetas y las constelaciones zodiacales. La música no es la excepción, aunque la evolución de lo que consideramos “armonioso” ha cambiado al igual que el conocimiento que hemos adquirido sobre el universo. Aún así hay quienes piensan que “contra más cambian las cosas, más tienden a permanecer igual”. Y quizás tengan razón, en la medida que los objetos celestes siguen haciendo parte del repertorio musical de una u otra forma.
Salvo la tierra y el sol, por razones obvias, la luna ha sido quizás la fuente de inspiración más prolífica de temas musicales, la mayoría de ellos de corte romántico. Probablemente no exista ningún género musical que no tenga un par de canciones dedicadas a ella, o inspiradas por ella. En el ámbito de la música clásica una de las piezas más famosas es la sonata Claro de luna de Beethoven; en el Jazz encontramos la Moonlight Serenade de la orquesta de Glenn Miller; y en ese mismo género también está Fly me to the moon, interpretada por varios artistas famosos, entre ellos los legendarios Frank Sinatra y Tony Bennett. Uno de los álbumes de rock más importantes del planeta se titula Dark side of the moon, del grupo británico Pink Floyd. El dominicano Wilfrido Vargas, por su parte, nos hizo bailar al ritmo de su inmortal clásico merengue El loco y la luna más de una vez.
El astrónomo Carl Sagan tampoco fue indiferente al influjo místico y recíproco entre el arte y el cosmos. De hecho uno de los capítulos de su obra principal, tanto del libro como la serie de TV de Cosmos, fue bautizado como Blues del planeta rojo. Esto no es de sorprenderse, considerando que en un pasado mucho más remoto, la estructura del cosmos se equiparaba a la escala musical armónica. Desde los pitagóricos, y luego pasando por Aristóteles y San Agustín, hasta llegar al famoso astrónomo alemán Johannes Kepler, se venía gestando la Teoría de las esferas, un complejo sistema geométrico y matemático en el que unas esferas virtuales contenían a los respectivos planetas y sus órbitas. De hecho se hablaba de la “música de las esferas”. Hasta Isaac Newton, quien se basó en los hallazgos científicos de Kepler para crear la Teoría de la gravedad, asumió como cierta esta armonía, y la subordinó a la creencia de que existía un orden divino, un predestinamiento de orden musical análogo, y que regía el universo entero.
En la medida que la comprensión sobre el universo que nos rodea se ha ido ampliando, así también han ido incluyéndose otros cuerpos celestes al repertorio musical. Tenemos el ejemplo del alemán Gustav Holst, quien compuso la obra clásica Los Planetas en 1914. Era un claro retorno a la visión mística, porque se inspiró en la mitología griega que dio origen a los nombres de los planetas para crear sus melodías. Aunque también se afirma que Holst se inspiró en meditaciones de su propio horóscopo. Conveniente o no, la escala musical completa consiste en una octava (ocho notas), igual que el número de planetas oficialmente reconocidos como tal. Y desde que en un “comité de sabios” se decidió que Plutón no era digno del título de planeta, se “recuperó la armonía del universo”. Y todo lo anterior en conveniente concordancia con la tradición de las “esferas divinas” y de la obra de Holst, por supuesto.
Curiosamente existe otra obra musical, igualmente llamada Los Planetas, y que nada tiene que ver con la obra de Holst. Se trata de una canción de un grupo de rock colombiano llamado 1280 almas. La canción pertenece al álbum Aquí vamos otra vez, de 1994. En este caso se trata de un bello poema musical de despecho cósmico. Así he hallado la disculpa perfecta para introducir otro video editado por este servidor, aunque su contenido visual no se destaca por su armonía esférica o artística, ni mucho menos por las predicciones de horóscopo alguno. Aún así espero que no sea de su desagrado, y que sepan percibir su armonía. Hasta la próxima.
lunes 30 de abril de 2007, 10:47 COT
Curioso… cuando empecé a leer el artículo, sonaba “In a full moon procession”, de Haggard…
Como siempre, Thilo, genial.
Por algo me tildan de lunático.
lunes 30 de abril de 2007, 15:14 COT
Sobre la luna he escrito mucho, es algo muy importante. Quizas debido a que la el periodo lunar contiene fracciones obligo a nuestros antepasados a pensar en matematicas.
Y hay estudios que afirman que sin la influencia gravitotoria de la luna, el eje terrestre podria variar hasta en 90ºº.
Me gusto tanto el video que me lo llevo a mi blog. es increiblemente bello
lunes 30 de abril de 2007, 18:57 COT
Hola Mornatur: Pues no conocía a Haggard, pero estuve oyendo unos apartes hace rato, y me pareció muy original. Lo bueno de esto de los blogs es que uno aprende a conocer cosas que no tenía ni idea que existían. Gracias por la referencia y el comentario.
http://www.last.fm/music/Haggard/_/In+a+Full+Moon+Procession
Hola Luis: Me alegro que te haya gustado. Te recomiendo la música de 1280 ALMAS en general, aunque debo advertirte que es algo existencialista y cruda, y esta es una excepción musical, por así decirlo. Me parece muy bien que difundas el video, esa es la idea. GRACIAS
lunes 30 de abril de 2007, 23:40 COT
Porque tu eres mala
pero yo te quiero
oh oh oh ohhh…
y quisiera verteee
al mirar al cielo
oh oh oh ohhh…
Al empezar a leer el artículo en todo pensé menos en encontrarme con Los Planetas… valga decir que quedé sorprendido con la referencia musical, la canción me encanta (1280 Almas me encanta)… Gracias Thilo!
ooohhh oohhhh ooohhh oooohhhh… oohhh oohhh oohhh ooohhh… ohhh ohh ohh bom bom bom bom bom…
martes 1 de mayo de 2007, 16:33 COT
Hola Filipogs: Gracias por leerme, entonces ya somos varios los lunáticos, como diría Mornatur. SALUDOS