De los clamores y la muerte de los sueños
Columnas > CulturaPor Juan Diego Urrea
mircoles 25 de julio de 2007 12:16 COT
El Festival de Poesía de Medellín finalizó con el mismo grito con el que comenzó. Un aullido por la paz, desde diferentes latitudes pero con un denominador común: la exclusión, la crítica a la globalización y la desesperanza.
Y es que la crítica e incluso el conato de silbatina que se vivió en la jornada inaugural ante una discusión política entre dos poetas, fue apenas una muestra del contenido que veríamos en el festival. Poesía cargada de crítica social, de clamores por la libertad de minorías; africanos, zapotecas, indígenas colombianos, todos con sus quejas particulares pero sintomáticas de una sociedad globalizada que se dice abierta pero que es cada vez más excluyente de la verdadera diversidad.
Sin embargo esta crítica al mundo moderno, se ve intensamente marcada por la desesperanza y la falta de una utopía. En medio de esa voz por la paz en Colombia, en Irak, en África y en todo el mundo, no se ve por ninguna parte un proyecto alternativo de sociedad. Ninguna propuesta de un mundo más incluyente, ningún sueño. Los poetas como sus pueblos están a la defensiva.
Por supuesto no todo en el Festival tuvo referencias políticas o llamados a la paz. Se evidenció también una poesía intimista refrendada sobretodo por los poetas nórdicos y algunos americanos. La interesantísima mirada hacia adentro de una mujer que viene del polo norte, no se puede por eso dejar de lado y sería injusto no hacer una venia a la mirada amplia del mundo que tiene la fundación Prometeo como organizador dando en el festival el micrófono para que las comunidades más remotas del mundo, las perspectivas más desconocidas se expresen con libertad.
El Festival de 2007 será recordado como aquel en el que los poetas del mundo pidieron igualdad y que sus pueblos fueran considerados como tales. Pero no dijeron el mundo que querían. Un Festival como siempre amplio incluyente en su organización, de buena calidad pero desesperanzador, no por la calidad de la poesía, sino por el contenido de la misma: el fin de los sueños.
mircoles 25 de julio de 2007, 20:24 COT
Sí, me llamó la atención las inspiraciones que expuso con mucho sentimiento MIGUEL BARNER de Cuba referente a su país natal y donde sigue viviendo aún a pesar de sus pesares. De otro lado Titinga Frédéric con las manifestaciones ya leídas en todo el mundo sobre la niñez y su preocupación por el mundo de los niños.
Una de las conclusiones que sacaron varios poetas es que de la poesía no se vive.
Uno que me encantó fueron Juan Vicente Piqueras de España… me gustó eso del aquí, el ahí y el allí. Así como su vida de nómada sin requerir lujos, es lindo saber que todavía hay gente que vive feliz sin tanta ostentación.
Lo único cierto es que me fascinó este festival con 50 poetas de todo el mundo y la gran participación de la gente. Buen balance.
Abrazos equinoXiales!