De las tareas inútiles
Bellas artes > ColumnasPor Carlos Uribe de los Ríos
sbado 27 de septiembre de 2008 16:02 COT
Las tareas escolares son el reducto perverso de una tradición conservadora –que también nos viene de los británicos– que piensa aún que el tiempo de los estudiantes de primaria y secundaria, sobre todo, debe ser rellenado de actividades obligatorias para que no sucumban ante las tentaciones. O para que no “pierdan el tiempo”.
También tiene que ver ese estilo pedagógico con la idea de que si los estudiantes deben realizar muchas actividades académicas en casa, ayudará a mejorar su nivel educativo y será definitivo en los exámenes tipo Icfes o en las Pruebas Saber –caso colombiano–, lo que mejoraría el puesto en el escalafón de la institución educativa y redundaría en su prestigio, aumentaría la demanda y, finalmente, facilitaría las opciones de cobrar más altas matrículas y pensiones.
No es un asunto de mero estilo, como tienden a simplificar algunos. Las tareas escolares –por lo general– son tediosas, mal pensadas y orientadas, excesivas e inútiles. No está demostrado que los estudiantes que hacen sus tareas logran mejores rendimientos y tienen más éxito que los que fallan en ellas. A no ser que los maestros presionen de tal manera que dediquen buena parte de las notas a calificarlas.
Es más. Las tareas escolares las terminan haciendo los papás o las mamás, los hermanos mayores, obligados claro, y en no pocas ocasiones las señoras del servicio doméstico. Las tales carteleras, las “investigaciones” o copias de enciclopedias, los “busque, corte y pegue” de internet, los problemas de matemáticas, los “ensayos” sobre literatura, filosofía o ciencias, han sido tomados como recursos para alargar el tiempo académico y aún como castigo.
Lo malo es que esa presión, mas la falta absoluta de motivación y de orientación, han logrado que muchos estudiantes de secundaria, entre los más grandes, recurran sistemáticamente a Internet para resolverlo todo, obviando los créditos y mezclando hábilmente párrafos de diversos textos para embolatar a los profesores. Páginas como El rincón del vago deben su éxito tremendo a esta cultura de la pérdida fatal del tiempo que los niños y jóvenes podrían dedicar a procesos más creativos, emocionantes y formativos.
Lamentablemente, muchos atareados jóvenes pagan a otros, e incluso a oficinas establecidas, para que les hagan los trabajos que les han puesto en los colegios. Y esta práctica se extiende a la universidad, donde, hay que reconocerlo, es común.
En Gran Bretaña se viene dando este debate hace tiempos. Entre otras porque la ley establece los tiempos extra escolares que los colegios pueden utilizar para las tareas. Por ejemplo, a los preescolares no se les puede poner ningún trabajo que exija más de media hora. Ni a los de primaria más de una hora. Y así. La escala está prevista por edades. Pero ante los abusos y excesos, y sobre todo ante los pobres resultados y a los malos hábitos sociales, deportivos y culturales de los jóvenes, las autoridades han ido permitiendo que los colegios vayan tomando en sus manos una liberación paulatina o total de las tareas, entendiendo que el trabajo académico se debe hacer en la escuela.
Un colegio prestigioso de Londres, el Tiffin Kingston upon Thames, ha liberado a sus estudiantes de las tareas. Es decir, se compromete a realizar en sus instalaciones todos aquellos procesos necesarios en la enseñanza. La idea es que los jóvenes aprovechen su tiempo libre como quieran: viendo programas interesantes en la TV o alguna película, practicando deportes, navegando en internet o, simplemente, haciendo lo que cada uno considere, de acuerdo con las orientaciones puntuales de los profesores encargados.
Todo porque muchos muchachos y muchachas británicos están gordos, propensos a enfermedades, apáticos, a punto de ser adictos al licor o a drogas más complicadas, y desinteresados de todo lo que debería constituir su mundo y conforma su realidad.
Nosotros no tenemos que tomarnos veinte años para pensarlo y tomar decisiones.
sbado 27 de septiembre de 2008, 19:23 COT
Pues si se trata de poner trabajos o tareas extra clase para evitar que los muchachos se excedan en asuntos delicados para ellos, es una falla. Muchos aprovechan esto para decirles a sus padres que ejecutarán tareas con sus compañeros, mientras en realidad gastan el tiempo en asuntos no adecuados y extra hogar.
Valioso análisis del cual debieran los educadores analizar.
¡Un abrazo!
domingo 28 de septiembre de 2008, 10:38 COT
Aquí en Norueg no existen las tareas para los niños en los 5 primeros años de estudios. La razón es muy sencilla y obvia, los niños necesitan tiempo para jugar. Y jugando aprenden mil cosas, sin que los padres o la escuela intervengan. El juego es fundamental en el proceso de ganar conocimientos, destrezas y habilidades.
Tampoco existen las calificaciones. Porque se trata de que el niño disfrute en la escuela y no sufra estrés.
A medida que avanzan empieza a dárseles tareas, que tienen que ser cortas, y calificaciones a su desempeño.
En los primeros dos años de primaria son los niños los que califican a: la escuela, a los profesores y a sus padres. Porque existen unos cuestionarios con caritas alegres o tristes, donde ellos contestan cada mes, que tanto disfrutan la escuela, que tanto le entienden a los profes y qué tanto sienten apoyo en su casa para ir con gusto a la escuela.
A mí eso me parece de una sabiduría infinita. Porque el niño es el que debe ser el centro de la educación y todo el entorno debe ser propicio para que él disfrute la escuela y la sienta por lo menos amable.
lunes 29 de septiembre de 2008, 19:49 COT
Lo que cuenta Alvaro seria un ejemplo a seguir.
Tareas inutiles,,, mmmm. difiero de eso… si hay tareas bobas, pero mas alla de la tarea es crear el compromiso con algo, saber que debe cumplir un deber, saber que debe ser responsable de su tarea… como asi, que el tiempo es para que jueguen X box, etc, etc, si un rato, pero y el resto ? Hay que educarse, leer, aprender, la vida es corta para eso, ademas,,,, hay tiempo para todo… no estoy de acuerdo con que hay que liberarlos de las tareas en la casa… claro no exagerar tampoco… pero un ratico no hace daño…
Depende de uno , crearles esa conciencia…porque no ayudarlos cuando lo necesiten,
Lo que creo es que los papas por estar trabajando, no quieren o pueden ocuparse mucho de este tema…pero a mi me parece rico ver como investigan, hacen el trabajo, sacan buena nota,,, y el resultado ,,, los primeros del curso… cuando niños se les ayuda pero luego lo hacen solos… pues saben que es su responsabilidad…
O sera mejor que se entretengan con los amigos, viendo en que ocupan su tiempo ocioso ? no creo
martes 30 de septiembre de 2008, 17:59 COT
;Macladu,
De acuerdo. Para pensar en serio lo que Álvaro cuenta de Noruega.
Pero no estoy de acuerdo contigo. Aprender, estudiar, investigar, es parte del trabajo de la escuela. Hay que enseñar a los niños y jóvenes a sacar partido del tiempo libre, a disfrutarlo y a enriquecerse de ese proceso. Todavía creemos que en actividades como Xbox, internet, otros juegos electrónicos, prácticas artísticas, lecturas de otro género, cine, TV interesante, deportes, encuentros con los amigos, son “perder” el tiempo. Eso es lo que nos viene produciendo una generación que abomina el estudio, la disciplina los idiomas, las ciencias, tanto naturales como sociales. Eso y la falta de calidad de muchos maestros.
Aquello de presionar al hijo, ayudarle para que sea el primero, alentarlo por las notas y demás para que tenga resultados especiales, es peligroso.
Aquí en el Reino Unido están tratando de que los padres dejen de presionar a los hijos con estas cosas, como si quisieran que estos lograran lo que aquellos no alcanzaron, pues las frustraciones son desastrosas. Las frustraciones de ambas partes.
martes 14 de abril de 2009, 08:47 COT
[…] Lo cierto y palpable es que, a la salida de la escuela, en las aceras de las casas vecinas a la institución educativa las madres se reúnen para compartir los cuadernos de los compañeritos de sus hijos para ver si el “uno” se atrasó y si el “otro” logró tomar los apuntes necesaros. Una rutina que se vive a diario. A esto debe sumarse también la exagerada cantidad de tareas que se asignan para realizar en casa. Dichas tareas son tan extensas que terminan “robando”, en palabras llanas, el tiempo que todo niño requiere para su recreación y descanso. […]
lunes 24 de agosto de 2009, 20:45 COT
q ironia