De la fantasía a la realidad

¿Qué pasaría si el trasbordador espacial se desviara de su curso, y tratara luego de aterrizar en medio de las calles de alguna ciudad intermedia, digamos por ejemplo, Cape Town (Sudáfrica)? Ese tipo de preguntas aparentemente banales y tontas nos las responden los ingenieros de sonido y efectos especiales como los de la firma Atomic Visual Effects. Me encantaría ver un montaje semejante, pero con aterrizaje en medio de la carrera décima en el centro de Bogotá, o en el carril exclusivo de Transmilenio en la Avenida Caracas.

Por supuesto. Muchos inventos como éste parecieran traídos de los cabellos, pero así como erradamente muchos científicos aseguraban con total certeza que los marcianos vendrían a invadirnos, asimismo muchos pronosticaron que llegaríamos a la luna. En su momento, ambos tipos habrán sido tildados de “locos”. Y sí, la imaginación nos juega malas pasadas, pero sin ella tampoco habría tantos inventos contemporáneos importantes.

Y si ahora les dijera que vi una máquina, que parecía tener voluntad propia y desplazarse de forma autónoma por la playa, y que esta máquina extraña, que pareciera un invento del mismísimo Leonardo Da Vinci no utilizaba baterías, ni circuitos eléctricos o electrónicos, y que más bien pareciera caminar como un robot, seguramente me tildarían de loco también. Y hasta cierto punto les doy la razón a los escépticos en que “Hasta no ver, no creer”. Pues vean ahora el siguiente video:

Son las esculturas andantes de Theo Jansen, que por estos días han sido utilizadas para una campaña corporativa de la fábrica alemana de automóviles de lujo marca BMW. Allí se aprovechan de un slogan suyo, que más allá de la intención comercial, me parece completamente cierto: “Las barreras entre el arte y la ingeniería existen sólo en nuestra mente”. Yo añadiría, como alguna vez lo insinuara en un artículo titulado “O sole mío”, que la verdadera ciencia, y el verdadero arte, son difíciles de diferenciar entre sí.

Con este último mensaje, me despido de los lectores de esta columna, y les doy las gracias a todas las personas que alguna vez pararan aquí a leerme, o para hacerme críticas constructivas. A partir de este artículo me desvinculo oficialmente de equinoXio, como ya lo anunciara internamente desde principios de enero, pero no sin antes agradecer a todo el equipo, pero especialmente a Marsares, quien me invitara a participar de este colectivo en primer lugar. Les deseo mucho éxito en su labor, y en este proyecto bien ambicioso, como lo es el de constituir una verdadera alternativa a los grandes medios de información. Ojalá lo logren.
Cordialmente, Thilo.
Bogotá, 25 de febrero de 2008

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