Come back to the future…
Columnas > EconomíaPor Julián Rosero Navarrete
viernes 18 de enero de 2008 10:54 COT
Hablando desde una perspectiva muy “Hollywood”, así como la trilogía del Señor de los Anillos marcó la presente década, en los años 80 la trilogía Volver al Futuro, como se ha titulado en español, tuvo notable preponderancia e influencia como película de cine comercial. Además de las aventuras de Martin McFly y el Dr. Emmett L. Brown en su máquina del tiempo, uno de los puntos abordados es la investigación la cual sustenta el eterno retorno temporal que daba cuenta de los procesos y el desarrollo de los eventos en la historia encausada en la trilogía. Todos los amantes de esta historia se divirtieron con el estrellón en estiércol, el pequeño café y la bebida anacrónica que siempre pedía McFly en las diferentes épocas, la figura del perfecto estudiante (en alguna época alguacil), el malo, etc. En tal, siempre había señales estáticas frente al proceso dinámico de la secuencia histórica que señalaba y predecía la resolución de ciertos sucesos.
En lo personal, el pensador que expuso esta teoría de los eventos estáticos y repetitivos en medio de un proceso dinámico que, finalmente, daba cuenta y predecía la resolución del nudo, del conflicto, debido a la ignorancia en temas de filosofía, no será traído a colación para darle el respectivo mérito. No obstante, es menester agradecerle la utilidad de esta teoría para analizar temas de coyuntura (y obviamente, por ser el piso de una trilogía tan divertida como la enunciada). Ahora bien, tomando un evento al azar, y por tratarse de una columna en asuntos económicos, resulta imperativo hacer el ejercicio de los eventos estáticos en un proceso dinámico en la historia de Colombia. Así pues, es necesario tomar el De Lorean (o un Renault 4, para aquellos costumbristas) y viajar al buen año de 1997.
Había ciertos “eventos” similares a la actual coyuntura, como la unidad de cuenta de los créditos hipotecarios atados a una variable real de la economía, un “mediático” crecimiento y mejora económica, un aumento de la inversión, así fuera de activos de corto plazo, y por supuesto, nubarrones en el futuro de la economía internacional. En 2008, tomando tan solo lo enunciado, existe el UVR (Unidad de Valor Real, atada a la inflación), un crecimiento económico acelerado de los periodos pasados, un aumento sustancial de la inversión y a las puertas de una crisis en EUA. En 1997 existía el UPAC (Unidad de Poder Adquisitivo Constante), un modesto crecimiento y nivel de inversión en el cuatrienio y, claro está, una aceleración en los tigres asiáticos con miras a un descalabro. Así que esos son los eventos estáticos como los que se pueden apreciar en la trilogía Volver al Futuro.
En 1997 la resolución de ese proceso devino en la gran crisis de 1999, en la que hubo una desaceleración económica sin precedentes en la historia nacional. La unidad de cuenta UPAC colapsó con el aumento indiscriminado de los tipos de interés (pues era la variable a la que dicha unidad estaba atada), producto del desesperado intento por parte del Banco de la República de defender las bandas cambiarias, ya que el tipo de cambio crecía por la escasez de divisa, consecuencia directa de la caída de los niveles de inversión. ¿Por qué caía la inversión? La explicación de muchos colegas recaía en el coletazo del desplome de las economías asiáticas; los inversionistas, estas “madres de la caridad”, asociaron este fenómeno al tercer mundo (por cierto, vocablo muy ochentero) y retiraron sus capitales de todos los países en desarrollo. Claro está, soltaron el “inodoro” y entre todo lo que se va por las cañerías, se fue Colombia.
Así que en 1999 se vivió una desaceleración económica junto con una crisis hipotecaria. Ahora, en 2008, se tiene que el Banco de la República no pudo cumplir con las metas de inflación y además, por la escasez de ciertos bienes, junto con el encarecimiento del transporte, es probable que a la autoridad monetaria se le embolate sus metas en esta parte de la década. Pues bien, esto deviene en un descalabro del UVR parecido al UPAC, cuyo indicio directo son los campesinos que están sobre la calle 11 frente a la Corte Constitucional, esperando una sentencia que les solucione el problema con los bancos, cuestión muy similar a lo vivido en 1997. Sin contar la fuerte contracción en la demanda agregada, producto del aumento en los tipos de interés para alcanzar las metas de inflación, lo cual desaceleraría en el mediano plazo el crecimiento de la economía.
Por otro lado, los nubarrones de recesión del “Coloso del Norte” han golpeado por dos días consecutivos a las bolsas del mundo, y en Colombia, la caída del IGBC es un leve indicio de una contracción de la inversión como la de finales de los 90. La pregunta que uno debería hacerse es: ¿habrá una recesión tan pronunciada como en 1999 finalizando el presente decenio con su “ñapa”, una crisis hipotecaria? Pues si Colombia fuera la afamada trilogía de Hollywood de los años 80, con estas señales y eventos estáticos, sería suficiente para pensar que sí.
No obstante, esto es sólo una “hipótesis” producto de un análisis de la presente coyuntura económica, ahora que anuncian crisis internacional y coletazos de ésta, junto con la inspiración que deja haber visto por enésima vez la trilogía enunciada. Sin embargo, también está latente la visión de 7 millones y algo de coterráneos: ¡aquí no se habla de la situación, aquí estamos bien y mejorando!
viernes 18 de enero de 2008, 11:47 COT
esta bien la prospección de la situación actual en comparación con la crisis de 10 años atrás, no obtante, creo q la crisis del 99 fue en parte reforzada por la fuerte explosión de las burbujas asiáticas especificamente la japonesa. esos mercados financieros cayeron generando un derrumbe generalizado, para esta época una crisis de ese talante no se vislumbra en el corto plazo, aunque la economía y sus fluctuaciones son lo mas incierto que hay, también es cierto lo que ud dice del problema hipotecario gringo, para tal caso lo mejor es blindar un poco nuestro sistema economica frente a esas variaciones externas.