Cephei, el majestuoso
Ciencia y conciencia > ColumnasPor Thilo Hanisch Luque
lunes 14 de mayo de 2007 0:01 COT
“Había en uno de los planetas que giran en torno de la estrella llamada Sirio, un mozo de mucho talento, a quien tuve la honra de conocer en el postrer viaje que hizo a nuestro mezquino hormiguero. Era su nombre Micromegas. Tenía ocho leguas de alto, quiero decir, veinticuatro mil pasos geométricos de cinco pies cada uno. Algún matemático, casta de gente muy útil al público, tomará la pluma en este trance de mi historia y calculará que teniendo el señor Micromegas, morador del país de Sirio, veinticuatro mil pasos, desde la cabeza a los pies, que hacen ciento veinte mil pies, y nosotros, ciudadanos de la Tierra, no más por lo común de cinco pies, y midiendo la circunferencia de nuestro globo nueve mil leguas, es absolutamente preciso que el planeta donde nació nuestro héroe tenga cabalmente veintiún millones y seiscientas mil veces más de circunferencia que nuestra minúscula Tierra. Nada más natural. Los Estados de ciertos príncipes de Alemania o de Italia, que pueden andarse en media hora, comparados con Turquía, Rusia o China, son un ejemplo muy pálido de las diferencias que la naturaleza ha establecido en todas las cosas.” Voltaire – Micromegas – Inicio del primer capítulo.
Desde los inicios de la humanidad la estrella binaria Sirio ha sido la más luminosa, y también la más fácilmente visible, después del sol, claro está. Visible a simple vista, tiene un particular brillo blanco. Para los chinos su blancura es referente obligado para determinar la blancura de los objetos manufacturados por ellos. Es tan claro e intenso su brillo, que hasta de día se alcanza a ver algunas veces. Como muchos otros cuerpos celestes, ha sido fuente de inspiración para la mitología y la filosofía, como en este caso. No es gratuito que el “iluminismo”, sea un concepto metafórico inefablemente ligado a las estrellas.
Por supuesto, Voltaire estaba haciendo algo más que ciencia ficción cuando escribió ésta y otras obras. Entre muchas cosas, estaría absorto pensando en términos como la relatividad de la grandeza, tanto de los objetos materiales como de los abstractos. ¿Habrá sabido que cuando miraba hacía la galaxia de Andrómeda, hacía la constelación de Pegaso, que en realidad estaba viendo un pasado muy remoto? Un pasado que se estaba originando a 2 millones de años luz. Seguramente tampoco se enteró de que una tenue luz, si se la compara con la de Sirio, y proveniente de la constelación de Cepheus, la de la estrella VV-Cepheus-A, correspondía a una estrella con un diámetro más de mil veces el del sol, o del mismo Sirio. O que aún la luz de l sol tardaba unos 8 minutos en llegar a su natal Francia, y que por ende aún ésta, era una visión del pasado. Y es que las leyes de la física indican que contra más lejos miramos, más tendemos a ver el pasado. El presente, siempre está cerca de nosotros.
Luego enterarse de que las estrellas más grandes y majestuosas, suelen ser más decadentes. Que las unas prefieren hincharse y volverse rojas gigantes, exhibiendo un orgullo de proporciones astronómicas. Otras prefieren vivir como son y han sido hasta el último minuto de sus vidas, para luego acabar su existencia de forma abrupta, para morir explotando, como supernovas. Otras eligen un destino más modesto y menos espectacular, pero que les permite existir más tiempo, y se convierten en enanas blancas, y luego en enanas negras. O que el sol, al igual que Voltaire, pertenecía a una minoría de estrellas solitarias, porque el 75% de las estrellas conviven en concubinato con otra estrella, y que dicho aparejamiento era denominado estrella binaria. Sin duda alguna el Micromegas de Voltaire se quedó a medias sin estas metáforas de la naturaleza, y que tanto recuerdan al carácter del hombre. Por mi parte, con el problema de los tamaños de los objetos celestes, quedé perplejo por esta semana. Y quizás algunos de ustedes los lectores compartan este sentimiento, cuando vean el video que sigue a continuación, dedicado a la estrella binaria VV-Cephei-A, y los objetos celestes que la anteceden. Si Voltaire hubiese sabido lo pequeños que somos realmente. Hasta la próxima.
lunes 14 de mayo de 2007, 17:41 COT
una parte importante del brillo que le vemos a sirio es debido a su conpañera enana, es incluso un poco mas pequeña que la tierra. pero es muy caliente.
Tambien en roma existia la canicula, ya que ellos pensaban que sirio (en la constelacion del perro,el can) era la que hacia los veranos tan calientes.
casi toda a mitologia egipcia tenia que ver con sirio, para ellos era el astro mas importante.
hace muchos años oi el cuento que una tribu en africa conocia la existencia de Sirio B, pero no recuerdo la referencia, pero me parece muy dificil, y que solo pudo ser vista a finales del siglo XIX..
de sirio se pueden decir muchisimas cosas.
Tambien hay un cuiento de frederic brown llamado Sirio b, bastante divertido.
saludos caniculos
lunes 14 de mayo de 2007, 22:12 COT
Hola Luis: Pues no sabía todo eso, lo tomaré en cuenta para posts futuros. Gracias por tu visita y comentario. SALUDOS. THL
PD Te cuento que he estado visitando tu página, pero algo pasa que no deja publicar comentarios. Quizás esté desconfigurada.