Carta a la amante de mi amante
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
martes 1 de abril de 2008 5:52 COT
Porque tenemos momentos de debilidad y porque muchas de nosotras alguna vez quisimos hacer lo mismo así: con elegancia y soberbia.
Entiendo que en este inmenso escenario alguien debe hacer las veces de verdugo y que su labor debe ser harto agradecida, porque nos obliga a desarrollar compasión infinita hacia quienes tienen deslices con usted y porque nos enseña a perdonarnos a nosotros mismos tras haber cometido errores, además sé que la ausencia de su función sólo daría paso a un mundo caótico y confuso; es por eso que la presente misiva tiene como objetivo agradecerle los favores recibidos.
Admiro en usted la unión de valor y perspicacia para renunciar al papel de concubina monogámica con tal de encontrar el esquivo lugar en que se tocan acción y palabra, ya que así es capaz de compenetrarse tanto con su discurso como con los simpatizantes del mismo.
Nunca lograré agradecerle lo suficiente el que me demostrara que mi intuición es un órgano fuerte y preciso que me permite darme cuenta de la realidad por adelantado aún con pocas pistas y no un desorden psiquiátrico que necesita ser tratado urgentemente como me lo sugerían algunas voces masculinas.
Me maravilla que me dé elementos para armarme películas mentales que resultan estar muy sintonizadas con mi sexto sentido, pues al ser franca y directa no deja espacio para falsas interpretaciones en las que yo crea de usted lo que no es. Gracias por vestirse de gris oscuro en un mundo tan lleno de grises.
Es innegable que muchas nos beneficiamos de sus habilidades de persuasión, mismas con las cuales usted logra hacer eficientes las entrevistas de incidentes críticos que descartan a los menos agraciados y nos acercan a aquellos caballeros que realmente deseamos.
Gracias porque al existir mujeres como usted, mujeres de vanguardia, que sacan a flote la flaqueza del espíritu humano, las demás podemos darnos el lujo de estar permanentemente con aquellos hombres que tienen almas fuertes y valiosas, corazones limpios y sinceros, mismos con los que queremos recorrer el viaje de la vida. Gracias a usted podemos evitar a aquellos que sólo pretenden querernos para lograr lo que quieren, pues con usted lo consiguen sin pretenderlo.
A usted le deberé el poder desarrollar y disfrutar mi identidad a plenitud, ya que ahora veo como innecesarios los cambios que pensaba hacer en mí para complacerlo a él. Esa vida bonita y postiza que llevaría a su lado me convertiría en protagonista de un reality, en algún canal de cable, donde una experta en parejas prometería arreglar mi relación en una semana.
Debido a su abnegada labor será inútil que explore mis posibilidades y talentos en la industria de la satisfacción de deseos ajenos, ya que muy seguramente uno de esos individuos que probó tener la templanza suficiente para resistirse a sus exóticos encantos, valorará en su justa medida mis auténticas expresiones de cariño y afectuosidad.
También es cierto que me conmueve la forma en que está dispuesta a ignorar la posible aflicción y el vacío transitorio, provenientes del incesante quehacer de probar la esencia humana, empero entiendo que para lograr tal grado de maestría en el arte de la degustación son necesarios largos años de entrenamiento disciplinado.
Usted nos enseña con su ejemplo que debemos aceptar la igualdad de los hombres y la amplitud con la que se les debe acoger, además se esfuerza por hacernos comprender, con pasión verdadera y con total convencimiento, que el mundo sería un lugar mejor si más mujeres siguieran su ejemplo, lastimosamente no todas somos tan temerarias ni tan comprometidas a la hora de exponer nuestras convicciones, usted en cambio está dispuesta a defender las suyas sin importar si su salud o su vida deben ser arriesgadas, porque como los guerreros prefiere morir dando batalla antes que vivir una larga existencia llena de mesura y abstinencia.
De verdad es sorprendente la gran confianza que tiene en sus argumentos, misma que la lleva a hacer todo lo que esté a su alcance para que quienes la rodean sientan la iluminación verdadera de su ideología o para que al menos tengan cortas epifanías al avistar el rostro divino delante suyo.
Hay que tener coraje y valentía para ver cómo se producen las bajas en el lecho de guerra, tanto en el bando propio como en los muchos ajenos, pues aunque sabe que su faena lleva siglos de práctica, es ampliamente rechazada y vilipendiada, más los dolores se ven aliviados cuando recuerda que justamente para no sentirse avasallada mientras la ejerce, fue que aprendió a través de los años a alimentarse con el desazón y la pesantez ajenas.
Así con estas sentidas y ampliamente meditadas líneas me despido, segura de que el ejercicio de sublimar mis sentimientos por usted y por él me hará sanar más rápidamente y me enseñará valiosas lecciones que podré trasladar a los escenarios que deba pisar en el futuro.
martes 1 de abril de 2008, 14:48 COT
Ja, ja, ja 😀
Me alegra que te hayas sacado la espinita, aunque habría que complementar que, debido a que “su faena lleva siglos de práctica”, su profesión es “la más antigua del mundo” para que quedemos absolutamente claros.
Por otro lado, estoy de acuerdo con tu argumento de que gracias a personas como ella, los que ya están medio torcidos se acaban de torcer (más temprano que tarde) y quedan los que valen la pena. Una estrategia muy parecida a la usada por el Arquitecto en Matrix para purgar a sus habitantes de todos los inconformes.
mircoles 2 de abril de 2008, 16:21 COT
Johanna, ese hombre tuyo debe sentirse íntegro, absolutamente satisfecho con su poligamia. Es cosa de ver: lo ama una mujer cerebral que se gana la vida haciendo sexo y otra mujer cerebral, que seguramente hace buen sexo por amor. Francamente, lo envidio.
Y tranquila, tu eres la mejor.
martes 8 de abril de 2008, 22:54 COT
Apolo tú sabes bien que no hay nada como escribir para luego sentirse bien y ligero, así que a pesar de las dificultades me divertí mucho escribiendo esta columna. Se debe hacer el esfuerzo necesario para encontrarle el lado claro a los problemas.
Roberto, al Cielo gracias ni es mi hombre, ni lo amo, ni me tiene y como ya lo dije las amantes tienen sus lados positivos así a las mujeres nos cueste verlos. Al fin y al cabo también son mujeres.
viernes 10 de junio de 2011, 11:21 COT
yo soy una amante y no por serlo me dedico a hacer sexo, nosotras tambien somos capaces de amar y muchas veses como en mi caso yo no lo busque ni lo pretendia solo sucedio, ahora estoy muy enamorada aunque se que el no es del todo mio yo lo amoo.