Batman en terapia (tercera parte)
Columnas > Cómic en serioPor Doctor Comic
mircoles 4 de mayo de 2011 0:01 COT
Continuando este proceso de análisis grosso modo de los personajes que componen la historia de Batman, el turno es para el fiel mayordomo de Bruce, el eternamente leal Alfred Pennyworth. Sé que algunos lectores quisieran que analice a Batgirl pero tendré que dejarlo para el siguiente post pues cuando emprendí este análisis hace unos dos años había llegado solo hasta Alfred… me queda pues el compromiso de analizar a Bárbara Gordon más adelante. Por ahora sigamos con el flemático inglés:
ALFRED PENNYWORTH
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No creo que sea atrevido afirmar que si Bruce ha tenido un padre o una figura del mismo, ésta está vinculada estrechamente a la efigie de Alfred. Este atildado inglés que ha servido como mayordomo incluso en el palacio de Buckingham es la figura que representa el equilibrio absoluto, un modelo de equilibrio, cordura y racionalidad que hace de Bruce un hombre que aprende a fingir y a cultivar una doble vida que no le genera conflictos y de la cual logra sacar provecho más allá de los placenteros estados esquizofrénicos que le otorga la máscara.
Para Alfred la vida es el servicio, pero no ve en ello algo negativo o tedioso: por el contrario, sería interesante analizar a Alfred si no fuera el eterno mayordomo y asumiera otra actitud, pero por el momento veámoslo como lo que siempre ha sido y ha representado en esta historia.
La muerte de los padres de Bruce y el trauma que amenaza con nublar su temprana existencia con el velo del autismo llevan al fiel Alfred a ocupar desde el primer momento un aproximado papel paterno, tratando de llevar por cualquier medio a su disposición al joven Bruce hasta la sana interacción con el medio.
Como se ve en los sucesivos flashbacks de la historia, Alfred logra esto a medias; sin embargo, no puede negarse que la titánica labor llevada a cabo por este hombre, tanto en lo educativo como lo emocional, dio frutos tan aceptables como para que Bruce represente un perfecto papel de playboy acomodado a su medio, mientras que paralelamente se constituyera en un hombre recio, inteligente y preparado para enfrentar el armagedón que es Ciudad Gótica.
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El carácter impasible e imperturbable que identifica a Alfred es tal vez su mejor arma para mantener el control en una relación con alguien que necesita de una constante guía y un apoyo incondicional. Para Alfred, su amo ha trascendido el deseo de la venganza, y ello lo hace especial: lo convierte en la personificación pura de la justicia. De ahí que su atención sea constante y su cooperación con la batalla que Batman libra día a día contra el mal sea tan efectiva.
Sin embargo, siendo una persona analítica y práctica, Alfred guarda siempre el temor de que Bruce pierda el "equilibrio” psíquico que lo distingue del grueso de esquizofrénicos que combate constantemente y se convierta en lo que ataca. Es por ello que continuamente sus comentarios, en torno a un caso o un problema, son refrescantes, cínicos e irónicos si se quiere, de tal modo que la situación de tensión se desvanezca y Bruce la asuma con total objetividad.
Es más, en algunas ocasiones Alfred toma parte activa de las aventuras y recurre a sus conocimientos técnicos e incluso histriónicos para mantener vigente el mito de Batman. Alfred es pues una piedra angular que sostiene la doble identidad a la vez que fortalece la integridad de todos aquellos que hacen parte de la llamada Batman Family, siempre dispuesto a escuchar, siempre reflexivo y aterrizado cuando Bruce, Dick, Tim e incluso Bárbara, han requerido de su soporte emocional.
Alfred encara pues una titánica labor que a simple vista no se ve: soporta sobre sus hombros la responsabilidad de mantener la coherencia y la cordura en las acciones de este hijo no pedido al que decidió servir incondicionalmente. Batman estaría perdido sin la columna vertebral que es Alfred, un hombre entregado a su labor sin esperar compensaciones egoístas, un verdadero héroe tan solo armado de un impecable smoking, un plumero eficaz y un sarcasmo a flor de piel.