Bacterias e ingeniería genética
Ciencia y conciencia > ColumnasPor Thilo Hanisch Luque
mircoles 13 de diciembre de 2006 9:16 COT
Sería hace algo más que un par de décadas que el padre de Javier murió por las crueles complicaciones de una diabetes. Murió ciego, con ambos pies amputados, con múltiples infecciones que iban y venían. Algunos días no podía siquiera sentir su cuerpo, ni moverse. La insulina que recibía no le servía, de hecho lo había empeorado. Todo por una molécula infitesimal, un aminoácido, que era lo único que diferenciaba la insulina humana de la porcina. Si la ingeniería genética hubiera avanzado un poco antes, su padre se hubiera podido beneficiar de un tratamiento sin complicaciones, como él. Pero sobre todo, hubiera podido llevar una vida más digna.
El padre de Javier seguramente padecía de la diabetes mellitus tipo 2, y además era insulinodependiente. No ahondaremos hoy en las causas y variedades de la diabetes, ni mucho menos sus temidas complicaciones. Para eso están los enlaces en cada palabra (cuando corresponda). Más bien veremos como una bacteria que abunda en nuestro tracto digestivo, que produce diarreas, meningitis e infecciones urinarias algunas veces muy violentas, y acompañadas por invasiones tan sistémicas, que pueden llevar hasta la muerte, resultó ser la clave en el tratamiento de la diabetes insulinodependiente. Algún día, quizás, se toque el tema en esta columna. El tema de hoy es la bacteria Escerichia coli, muchas veces implicada en los males anteriormente descritos, pero que gracias a la evolución de la ciencia, ha sido convertida en una aliada de la ingeniería genética, para producir sustancias vitales para la vida, como la insulina.
Cuando en los años veinte se descubrió esta hormona, el natural e inteligente instinto de conservación humano llevó a buscar fuentes externas para suplir las necesidades internas del cuerpo humano. Rápidamente se descubrió la posibilidad de utilizar la insulina de otras especies animales, y en especial la porcina y bovina, para suplir las demandas internas de los pacientes que padecieran de diabetes por deficiencia de insulina. Aunque hoy no ahondaremos en esta enfermedad, valga aclarar que la diabetes no sólo depende de que haya insulina disponible, para almacenar el exceso de glucosa en los tejidos del cuerpo (especialmente en el hígado y tejidos grasos), sino que también depende de otros factores como la resistencia celular a la insulina (para lo cual se utilizan otros fármacos).
Aunque la insulina bovina y la porcina son muy similares estructuralmente, su composición difiere de la versión proteica humana en algunos aminoácidos. Por eso un número importante de pacientes diabéticos presentan reacciones adversas, incluyendo alergias, cuando sus sistemas inmunes reconocen la insulina exógena (externa) de origen no humano como un cuerpo extraño. Lógicamente el cuerpo de estos pacientes reacciona produciendo anticuerpos para atacar y eliminar este cuerpo extraño, inutilizando e inactivando la insulina administrada, y por ende produciendo una respuesta inflamatoria que puede limitarse al sitio de la inyección, o generalizarse, convirtiéndose en una respuesta de rechazo sistémica. Como lo ilustra el dibujo a continuación, la insulina es casi la misma para todas las especies que la requieren para vivir, y sólo difiere en algunos aminoácidos. Esa pequeña diferencia puede ser incompatible con la vida, sin embargo.
De ahí partía la necesidad de elaborar una insulina idéntica estructuralmente a la humana. Esa insulina se conoce farmacológicamente con el nombre comercial de Humulin®, por esa razón, y es sintetizada en una bacteria modificada genéticamente, y ampliamente conocida como la Escherichia coli. La técnica consiste en insertar el gen humano que codifica esta hormona endógena (y que químicamente es una proteína) en el código genético de esta bacteria, para que produzca la insulina humana. Como se están combinando genes de dos especies de vida diferente, se le denomina Tecnología Recombinante del ADN. Obviamente después de ser producida, debe extraerse y purificarse la insulina, para que no quede mezclada con otros subproductos bacterianos como toxinas patógenas para el ser humano.
La tecnología del ADN recombinante ha proveído a los científicos con medicinas baratas, puras y relativamente fáciles de elaborar. Usando enzimas de restricción, plásmidos (organelo bacteriano que contiene ADN para intercambiar información genética con otras bacterias) y ligasas (enzimas que vuelven a unir las partes del ADN separado), pueden insertar casi cualquier gen humano, o de otras especies animales, en una bacteria, y obligarla a producir proteínas. Esto no incluye sóla a la insulina, sino también la hormona del crecimiento, la alteplasa (ver artículo de la semana pasada), e incluso sustancias para combatir al temido cáncer.
Bueno, eso de que la ingeniería genética sea “fácil”, no me suena. Sin embargo es accesible a cualquier laboratorio del mundo, con científicos que tengan estudios en genética y microbiología. En teoría, no son sólo “genes buenos” los que se pueden insertar en una bacteria, o peor aún, en un virus por ejemplo. Por algo las armas bioquímicos han sido denominadas el “arma atómica del tercer mundo”. Ya se imaginarán el tema de la semana entrante.
NOTA: este artículo tiene propósitos informativos y científicos. Ninguna parte de su contenido debe tomarse como indicación médica o farmacológica. Si tiene alguna duda sobre su salud, consulte a su médico.
mircoles 13 de diciembre de 2006, 20:34 COT
Thilo;
A medida que te leo, admiro más la labor de un médico. El cuerpo humano es todo un universo y ahondar en él es nunca morir, y lo más lindo, es que sólo se llega allí porque se nace con ese perfil.
Qué lindo por tí Thilo y me siento orgullosa de que estés en equinoXio.
Un besito de felicitación!
mircoles 13 de diciembre de 2006, 23:09 COT
Oiga, maravilla de artículos estos suyos. Sería bueno tenerlos en papel.
jueves 14 de diciembre de 2006, 13:32 COT
Hola Lully: ¡qué puedo decir! Hasya me achanto cuando me echan flores, y me suben el ego, y sobretodo cuando es algo sincero. Gracias por tus estimulantes palabras para mí.
Un abrazo, THILO.
Hola SC: también gracias por su elogio. Claro que dicen por ahí que “el papel lo resiste todo”. Por ahora prefiero quedarme con mis colegas de equinoXio, que como usted creen en mi trabajo, por lo cual estoy muy agradecido. Un abrazo, THILO.
jueves 21 de diciembre de 2006, 18:54 COT
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jueves 27 de septiembre de 2007, 21:18 COT
Thilo;
Me parece muy interesante su articulo y lo utilicé para un trabajo de investigacion sobre la relacion de la ingenieria genetica con las bacterias, me parece que realiza de manera estupenda su trabajo.
gracias por que me sirvió de mucha ayuda siga escribiendo así.
at. Rebe A.
jueves 27 de septiembre de 2007, 22:08 COT
Hola Rebeca: bueno, me siento verdaderamente halagado, y espero que le haya ido muy bien con su trabajo de investigación. Saludos.
viernes 9 de mayo de 2008, 02:55 COT
Para los interesados en la resistencia a la insulina, dejo este enlace que me parece interesante a un artículo traducido al español de la revista médica PLoS Medicine sobre la resistencia a la insulina en hijos cuyos padres padecen diabetes del tipo 2.
domingo 20 de julio de 2008, 17:13 COT
ME PARECE UN TRABAJO MUY INTERESANTE, ME GUSTARIA SABER QUE ESTUDIOS SE ADELANTAN ACTUALMENTE EN COLOMBIA APLICANDO LA INGENIERIA GENETICA Y SI ES POSIBLE EN UN FUTURO O EN OTRO PAÍS DONDE LAS INVESTIGCIONES ESTEN MÁS AVANZADAS QUE SE PUEDA OBTENER EL REEMPLAZO DE UN ORGANO O PARTE DE ESTE COMO TUBOS DE LOS RIÑONES, ETC., PARA PODER SALVAR LA VIDA DE UN NIÑO DE SITE AÑOS, GRACIAS POR SU ATENCIÓN Y COLABORACIÓN. EEEXITOOOSS EN TODAS TUS COSAS Y ADELANTE… ERES MUY PILA…