[CÍNEC™ bajo la lupa] Watchmen (segunda parte)
Columnas > Cómic en serioPor Doctor Comic
mircoles 30 de septiembre de 2009 19:15 COT
Nota preliminar: si alguien extraña imágenes en este post es porque para esta segunda parte considero que las fotos estorban, esto es para leerse y nada más, sabrán perdonar a este neurótico Doc.
Si algo se puede decir de esta obra a nivel literario y gráfico es que tal vez sea una de las más completas, ese era el principal reto para una adaptación en cínec, pero Zack Snyder supo sustraer la línea argumental fuerte y dejar el resto de las historias alternas en un costado sin que moleste a quienes habíamos leído el cómic. Es decir que con sutiles cameos nos deja las puertas abiertas para que llenemos los intersticios como solo un buen narrador es capaz de hacer.
En video se consigue ya la película animada alterna de Watchmen que narra la historia del lector de cómics y el distribuidor de periódicos, los mismos que solo aparecen al final de la película abrasándose antes de ser engullidos por la explosión.
Estos son los detalles que deleitan y encantan a los fanáticos de la historia, la maestría para poner todos los detalles ahí en una especie de rompecabezas del cual, sabes, encontrarás al final todas las piezas… y hablando de mensajes y metalenguajes pretendo a continuación terminar de enredar la cosa con el análisis de la línea argumental de esta historia.
En la primera parte dejé plasmados a los protagonistas del relato para evitar volver sobre ellos y concentrar el análisis en la historia misma, que como ya señalé se ubica en los terrenos peliagudos de la crítica social ácida, la revisión a los valores morales, la sátira superheroica y el homenaje definitivo a las bases que hicieron del superhéroe el fenómeno que es hoy en día.
No creo que deba entrar en detalles acerca de la crítica a la sociedad estadounidense si con dos frases del Comediante eso ya nos queda claro:
“He asesinado mujeres y niños, en Vietnam, pero eso era la GUERRA, nunca he hecho nada como esto… ¡oh Padre, perdóname!”
“¿Qué que ha sido del sueño americano? ¿me tomas el pelo? ¡lo tienes delante!”
Tampoco creo que deba ahondar en el terreno de los valores morales si una sola frase de Rorschach lo deja bastante claro:
“Entonces entendí que la vida no secuestró a esa niña, que el destino no la descuartizó ni se la dio de comer a esos perros, la verdad es que si Dios vio lo que hicimos esa noche no pareció importarle mucho… entendí que Dios no hace que el mundo sea así… somos nosotros”
La sátira superheroica resulta evidente también cuando vemos a aquellos héroes de vieja data con trajes ridículos que hasta se vuelven locos tipo “el hombre polilla”, un momento en el que las historias de los héroes se narraban con sencillez y candor, un héroe se componía simplemente de una máscara y capa, lo demás era golpear a villanos con trajes igual o más ridículos y eso era todo, eso bastaba. Con el tiempo la cosa se ha ido pervirtiendo en todo el sentido de la palabra, se ha “oscurecido” al ritmo en el que la misma sociedad lectora se oscurece en alma. Los cómics son en últimas el reflejo de la cultura y como buen reflejo, son como Alicia a través del espejo: un cúmulo de imágenes discretamente distorsionadas más no exactas.
Pero queda el asunto del homenaje a los pilares superheroicos, y es en este aspecto que Watchmen se concentra en plantear la verdadera lucha de poderes inherente en los cómics y que el lector agudo sabrá captar. El bien y el mal son dos caras de una misma moneda, mirando siempre hacia dos lados opuestos de la realidad… pero resulta que el error que siempre ha acompañado a la interpretación ligera que se hace de los cómics es que el bien está representado por los héroes y el mal por los villanos.
Bueno, en Watchmen se nos devela el misterio, aquí hay héroes que ven a la humanidad como un hato de reses a las que se debe apaciguar con el rigor del fuete (el Comediante), héroes que ven en la humanidad una sarna a aplacar (Rorschach), otros que no le dan mayor importancia pues están por encima de sus debilidades (Dr. Manhattan), héroes que se entregan en un sin sentido de luchar por ella (Silk Spectre), héroes que buscan un norte para sus propias vidas (Búho Nocturno) y héroes megalómanos que se dejan absorber por un complejo mesiánico (Ozymandias). En resumen, todos los matices que definen al héroe, al “culto del héroe” citado por Thomas Carlyle, uno de los más notables filósofos ingleses del siglo XIX.
Pero si se quiere llegar al fondo, todo se resume al choque de dos fuerzas y la intermediación de una tercera que se convierte en presea, un triángulo de fuerzas tan antiguo como la humanidad: Vida, Muerte y Poder.
Es en este punto cuando debo preguntar al lector si ya se durmió. Si no, que siga atento ante este sencillo planteamiento de que todo se resume al enfrentamiento de tres héroes fundamentales en la historia del cómic: Superman, Batman y Wonder Woman.
Superman está representado por el Dr Manhattan y Ozymandias, el primero es el poder absoluto, el despliegue de habilidades, la proximidad a la deidad para quien los hombres son insectos incomprensibles; y el segundo es el lado humano, retorcido por la egolatría y el intelecto que se ve así mismo como salvador de la humanidad al precio que sea necesario.
Batman se escinde en dos héroes también, Rorschach y Búho Nocturno. El primero es el lado oscuro, paranoico y agudo que siempre ve lo malo y lo extrae de la sociedad como si fuera pus de una ampolla, mientras que el segundo es el recursivo que apela a la habilidad y la ciencia para detener el crimen, con esperanza de remediar y rehabilitar lo que está mal.
Wonder Woman igualmente escindida es más humana: Silk Spectre, en dos generaciones, recoge la lucha por armonizar las cosas, su lucha interna se debate entre la inocencia y la lujuria que siente y provoca sin querer… es en últimas la amante que intenta mediar entre los dos opuestos, es vida y esperanza de equilibrio.
¡¿Pero cómo adelantar en que termina esta lucha de fuerzas?! Sería prácticamente un crimen contra quienes no han leído el cómic o no han visto la película y se pierdan de este momento tan bello para la historia de este mal llamado “entretenimiento”. Tendré pues que volver a insistir en que el grueso de la sociedad sigue creyendo que los cómics no son poderosas máquinas narrativas y que por algo ya son considerados el noveno arte… pero bueno, el cine también sufre este estigma y entonces, para no echarme encima la carga de salir a defender dos artes magnas, mejor finalizo con la siguiente frase acerca de Watchmen:
“LÉANLO O VÉANLO PERO QUE NO LOS DEJE INDIFERENTES, ¿SÍ?”