Amenazas, vulnerabilidades y riesgos
Columnas > Eco-grafíasPor Germán A. Quimbayo
lunes 24 de noviembre de 2008 20:22 COT
La llamada “educación para la gestión del riesgo” –siempre y cuando se conciba de manera integral– es también educación ambiental o educación para el desarrollo sostenible
(Wilches-Chaux, 2006: 45)
[Foto: EFE vía El Espectador]
Por desgracia en un país como Colombia no aplica el principio de precaución, y es fácil darse cuenta de ello en la cotidianidad. Lo podemos evidenciar, por ejemplo, cuando dejamos las cosas para el último momento o pasar por encima lo urgente de lo prioritario. Tampoco es gratuito el grado de improvisación que se presenta en todos los niveles de la sociedad, reflejado claramente en algunas de las más polémicas acciones sociales, políticas y económicas de la vida nacional.
Cosas como las pirámides no son gratuitas, como tampoco lo son los efectos de los mal llamados “desastres naturales”, como los que han sucedido en estos días en poblaciones cercanas al Volcán Nevado del Huila en el Cauca o las alarmas sobre el incremento de actividad volcánica del Volcán Machín en el Tolima. No podemos ser tan facilistas y argüir que “así es nuestra idiosincrasia” o que “este pueblo es así”. Justificaciones tontas para un comportamiento a veces ilógico de la sociedad y que nos han costado tanto no deben seguir siendo toleradas. Los desastres no son naturales, son humanos porque la sociedad no ha comprendido muy bien una relación coherente a las dinámicas cambiantes y poco predecibles que tienen los ecosistemas y en sí el Planeta.
Este concepto del principio de precaución (o podríamos denominarlo de prevención) es clave en un tema que debe ser tenido en cuenta seriamente, como lo es el de la gestión local del riesgo. Ésta tiene, entre sus razones y fundamentos, que en el caso de cualquier tipo de desastre o emergencia por desastre, quienes reaccionan en primer lugar y conocen mejor sus amenazas son los pobladores y autoridades locales. Pero, como se ha visto reiteradamente, estos son los actores sociales más vulnerables frente a los desastres naturales y siempre terminan pidiendo ayuda del Gobierno central o externa para mitigar los efectos de un desastre.
Vale la pena revisar tres conceptos clave en la gestión local del riesgo: amenaza, vulnerabilidad y riesgo[1]. Profundicemos brevemente en ellos.
Amenaza es la probabilidad de que ocurra un fenómeno natural o causado por el ser humano que puede poner en peligro a un grupo de personas, sus cosas y su ambiente, cuando no existe algún tipo de precaución. Existen tres tipos de amenazas: las naturales, las socionaturales y las humanas o antrópicas (ver siguiente cuadro -1-).
TIPOS DE AMENAZA | ||
---|---|---|
Naturales | Socionaturales | Humanas o antrópicas |
De origen natural a las dinámicas presentes en el Planeta como sismos, erupciones volcánicas, maremotos o tsunamis, granizadas, tormentas eléctricas, vendavales o crecientes de ríos. | Se manifiestan a través de fenómenos naturales pero en su ocurrencia interviene el ser humano. Por ejemplo: las inundaciones (por invasión de rondas) o deslizamientos (por urbanizar en zonas poco estables). | Debidas a la acción del hombre sobre la naturaleza o la población (incendios, fugas, derrames de sustancias peligrosas, explosiones, etc.). |
Cuadro 1. Tipos de amenaza y su descripción.
La vulnerabilidad es la incapacidad para que un territorio (con sus componentes ecológicos y sociales) se reponga después de que ha ocurrido un desastre. Ejemplo de ello podrían ser las personas que habitan cerca a las riberas de ríos. Éstas tienen un grado más alto de vulnerabilidad frente a una inundación o una avalancha más que otras personas que residan en la misma región pero que se encuentren más alejadas de dicha ribera. En el siguiente cuadro -2- se amplían los tipos de vulnerabilidad que se pueden presentar en un territorio.
VULNERABILIDADES | |||
---|---|---|---|
Ambiental | Económicos | Físicos | Sociales |
Explotación inadecuada del entorno debilitando la capacidad de respuesta (o resiliencia) del ambiente o los ecosistemas. | Ausencia de recursos económicos de la población para mitigar los efectos de un eventual desastre. | Ocupación de territorio no apto para vivienda o asentamientos humanos y uso inadecuado del suelos. | Ausencia de políticas que fortalezcan la educación y la cultura sobre la gestión del riesgo a nivel institucional, y de organizaciones civiles. |
Cuadro 2. Tipos de vulnerabilidad y su descripción.
Finalmente el riesgo representa la proximidad de un daño, que puede ocasionar la pérdida de vidas humanas, personas damnificadas, afectación de actividades económicas o pérdida ecosistémica, debido a un fenómeno natural o de origen humano indirecto (no intencional, es decir por impactos ambientales negativos al territorio). En este orden de ideas, es importante aclarar que las vulnerabilidades o las amenazas, por separado, no representan un peligro. Pero si se juntan, se convierten en un riesgo o la eventual probabilidad de que ocurra un desastre.
Personalmente me causa mucha inquietud la ligereza con la que incluso algunas autoridades competentes al tema y los mismos medios de comunicación tratan estos temas. Lo cual no quiere decir que se deba caer en falsos alarmismos o entrar en un estado de pánico colectivo, lo cual puede ser muy contraproducente. A lo que voy es que aún nuestra cultura no considera la gestión del riesgo como un tema importante.
Es importante que en nuestra sociedad se definan muy bien los roles de corresponsabilidad para la gestión. En primera instancia, la sociedad civil debe comprender que hacer una buena apropiación del territorio es hacer una buena gestión ambiental y del riesgo, es decir, evitar hacer asentamientos en lugares poco adecuados o hacer un buen uso de la tierra. Pero de igual forma debe exigir al Estado una mayor atención y apoyo integral a iniciativas de prevención del riesgo conforme a las condiciones locales, que ya en el país se han aplicado especialmente en algunos Planes Escolares para la Gestión del Riesgo, y no “asistencialismos” oportunistas.
Ya el país ha vivido tragedias como la de Armero o la del Río Páez. En algunas cosas se ha avanzado, pero falta mucho trecho aún. La naturaleza como bella es impredecible y más si no comprendemos su actuar en medio de los caprichos de nuestra sociedad.
Finalmente quiero recomendar dos enlaces muy bonitos de un experto en estos temas, el maestro Gustavo Wilches-Chaux:
- Sobre el Volcán Machín.
- Sistemas complejos (aquí podría haber indicios de una explicación más lógica sobre lo de las pirámides)
Saludos.
Referencia bibliográfica:
*Wilches-Chaux, G. 2006. Brújula, bastón y lámpara para trasegar los caminos de la Educación Ambiental. República de Colombia. Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial.
[1] Algunos conceptos fueron brindados por la profesional de la Dirección de Prevención y Atención de Emergencias de Bogotá – DPAE Cristina Vega, y adaptados para este escrito.
mircoles 30 de noviembre de 2011, 11:12 COT
me gusta mucho su sitio web y me interesa mucho ¡felicidades!
jueves 3 de mayo de 2012, 18:30 COT
Bastante explícita su información, me ha servido de mucho para enriquecer conocimientos y prestar colaboración en mí comunidad, tanto informando como orientandonos ante cualquier eventualidad, Gracias.
lunes 26 de agosto de 2013, 00:59 COT
Estoy de acuerdo con los comentarios anteriores. son conceptos muy amplios y acertados, realmente es un material invaluable por lo menos en mi caso que estoy estudiando Salud ocupacional, y han sido de gran apoyo y ayuda para analizar los diferentes temas presentados, mostrando una realidad bastante ajustada a la época que estamos viviendo con el cambio climático. Felicitaciones