¡Ah, vida triste!
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
mircoles 29 de abril de 2009 16:09 COT
La eliminación del Boyacá Chicó ante Grêmio de Porto Alegre significó el final de la participación de los equipos colombianos en la edición número 50 de la Copa Libertadores de América, que, si miramos el desempeño de los tres clubes de nuestro país, ha sido una de las más flojas en el historial copero.
América: más bajo sí se puede
La actuación del cuadro escarlata en el Grupo 4 fue lamentable. No ganó ningún partido y apenas pudo empatar tres, siendo de esta forma el primero en quedar sin opciones de pasar a octavos de final cuando todavía faltaba la mitad de los juegos por disputarse. América jugó mal y tuvo muy mala suerte, porque el arquero que iba a ser el titular, Alexis Viera, se lesionó; su reemplazo, Alejandro Limia, no pudo ser inscrito en la copa; y Julián Mesa fue el peor enemigo de su propio arco, ya que fue responsable de varios de los goles que significaron las derrotas de los primeros partidos. Un mar de lesiones de los jugadores claves que estuvieron en diciembre en la obtención de la decimotercera estrella, terminó por completar el cuadro trágico del onceno de Diego Umaña.
Las frías cifras muestran que los Diablos Rojos cumplieron la campaña más pobre de su historia en 19 participaciones en Libertadores, obteniendo solamente tres puntos, lo cual es inferior a los cinco que consiguió en su debut en 1970, cuando al menos ganó un juego.
Medellín: víctima de la garra un chiripazo charrúa
No se puede decir que el DIM no cayó con las botas puestas. Los dirigidos por el Sachi Escobar estuvieron tres veces en desventaja y tres veces igualaron la serie ante Defensor Sporting, en la cancha del estadio Centenario de Montevideo. El gol de Diego Cabrera, faltando un minuto para el final, parecía que sellaba con un 3-3 el destino del equipo antioqueño y le aseguraba su cupo en octavos de final, pero agregaron cuatro minutos, y eso para un equipo uruguayo es casi como si el partido tuviera otro tiempo completo por jugarse.
Ha pasado muchas veces y volvió a pasar ahora. En Uruguay lo llaman “la garra charrúa”, para dar a entender el ímpetu de lucha que llevan en la sangre y la capacidad de lograr la hazaña más impensable, heredados de los nativos de ese territorio. Pero viendo cómo fue el gol de Álvaro Navarro en el cuarto minuto de adición, hay que decir que, más que garra, fue un chiripazo de aquí a Montevideo, porque el tiro no iba directamente hacia el arco, sino que se desvió en un defensa y entró lentamente, ante la mirada sorprendida de todos. En esa jugada, el Medellín quedó afuera, sin merecerlo.
Chicó: al que sale a empatar, lo golean
Así como las selecciones y los clubes uruguayos se ufanan de lograr resultados en contra de toda lógica y cuando las esperanzas parecen perdidas, los equipos y combinados colombianos se han especializado en dejar escapar títulos y clasificaciones de las maneras más absurdas. Cuando se pensaba que la trágica eliminación del Medellín era lo peor que les podía pasar a los representantes colombianos en esta copa, todavía no se escribía la última página de esta historia de vergüenza.
Chicó tenía un camino claro para clasificar a octavos: ganando —así fuera “medio a cero”—, empatando 1-1 o más, o incluso perdiendo si la Universidad de Chile perdía con el Aurora de Bolivia, que hasta el momento no había ganado ninguno de sus partidos. Pero el equipo de Gamero jugó a defenderse, y a los 30 minutos del primer tiempo ya perdía 3-0. Para colmo de males, Miguel Caneo falló una pena máxima, cuando los ajedrezados intentaron reaccionar.
A pesar de la goleada, Chicó seguía clasificado, porque Aurora y la U chilena empataban a un tanto. La paridad se mantuvo hasta el minuto 28 de la segunda parte, cuando un cabezazo de Paredes puso al cuadro azul de Santiago en la siguiente ronda de copa y sacó al Chicó, completando así la triste vida de los clubes colombianos en la Libertadores de 2009.