¡A reversar!
Estancias > PolíticaPor: Julián Rosero Navarrete
7 dAmerica/Bogota Julio dAmerica/Bogota 2009 18:54 COT
Mucho se ha escrito y analizado acerca de la composición del actual Congreso. En primer lugar, un gran grupo de parlamentarios (mayoritariamente de la bancada oficialista) han sido investigados, retenidos y condenados por recibir favores de grupos al margen de la ley, sobre todo de paramilitares. En segundo lugar, debido a las actuales reglas, una vez despojado el parlamentario infractor o, en su defecto, habiéndose aceptado su renuncia, la curul pasa al ciudadano que le sigue en la lista de la colectividad según el número de votos. En ciertas ocasiones, no sólo se tuvo la renuncia de un congresista para una misma curul, sino hasta dos y tres renuncias, llevando a ciudadanos con votaciones ínfimas para ocupar los escaños. Actualmente se tiene en los recintos del Capitolio Nacional y el Edificio Nuevo del Congreso legislando a parlamentarios con escasa representatividad; con decir que existe un Representante a la Cámara que con su votación no hubiese ni siquiera alcanzado a pertenecer a la JAL de Teusaquillo.
Ahora bien, muchos de estos congresistas elegidos con la ayuda de las armas del paramilitarismo y demás grupos al margen de la ley, lograron legislar gran parte del periodo, aprobando leyes como la 1151 de 2007, “por la cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo 2006 – 2010”, o el Acto Legislativo 04 de 2007, con el cual se modifica el Sistema General de Participaciones, entre otras iniciativas de gran envergadura. De otra parte, muchos de estos congresistas, elegidos no propiamente por la voluntad popular, ayudaron a truncar las mociones de censura contra varios ministros del despacho, debates que se celebraron por actuaciones por fuera de la ley y la ética pública de estos funcionarios, y también ayudaron a opacar las voces de la oposición en debates de control político necesario para denunciar las irregularidades de la actual administración.
Estos congresistas, elegidos no propiamente de la manera más limpia, engranaban la denominada “aplanadora oficialista” que se reunía en palacio para apoyar el gobierno, dándole al Congreso de Colombia un tinte similar al del Reichstag alemán de 1934. No obstante, aunque tarde, el Consejo de Estado acaba de declarar anuladas las elecciones en casi 600 mesas de votación (unos 33.000 sufragios) y el reconteo de votos, debido a que se comprobó un sinfín de fraudes electorales. Sin embargo, vale aclarar que esto fue producto de la demanda instaurada por el ex procurador Edgardo Maya, en la que exponía que alrededor de 6.500 mesas se encontraban en el ojo del huracán. Es decir, si hubiesen comprobado la ilegalidad en el proceso de todas esas mesas, se podría decir que por lo menos unos 20 congresistas estarían comprometidos, casualmente los que hacen falta para tener equitativo el Senado entre oficialistas y opositores.