Locaciones imponentes, trajes milimétricamente diseñados, infinidad de detalles glamorosos y, por supuesto, una fotografía cuidadosa y una banda sonora estilizada, le dan vida a otra historia cinematográfica inspirada en la nobleza inglesa. Basada en la premiada biografía Georgiana, Duquesa de Devonshire de Amanda Foreman, esta película escrita, dirigida, interpretada y producida por ingleses, evoca la industria del heritage cinema que surgió en la década de los años ochenta y proveyó de grandes éxitos comerciales a la Gran Bretaña.
Dentro de este tipo de películas en las que predominan las descripciones de trajes, arquitectura y modo de vida de épocas pretéritas de la Inglaterra colonial, son especialmente recordadas las adaptaciones de las obras literarias de E. M. Foster como Habitación con vista (A Room with a View, 1985) y Maurice (1987), realizadas por el ya octogenario James Ivory, asimismo autor de Lo que queda del día (The Remains of the Day, 1993) y Howards End (1992).
La Duquesa (The Duchess, 2008), como todos estos filmes, evidencia con esmero el esplendor visual del pasado pero termina por ser un relato simple y predecible, por eso es ante todo una película bella, agradable a la vista, pero que no conmueve. Pareciera que tanto el joven director Saul Dibb como el experimentado reparto, e incluso las productoras Pathé y BBC, reprodujeron nuevamente los aspectos más románticos e idealizados del estilo de vida inglés, que ha sido una de las características de este tipo de producciones, pero desperdiciaron la trágica y robusta historia de la verdadera Georgiana Spencer.
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