No nació en el Cesar, pero toca su acordeón mejor que muchos de por allá.
Toca y canta como lo hicieron Alejandro Durán, Calixto Ochoa, Luis Enrique Martínez y otros pocos más.
Con su acordeón toca cualquier variedad de ritmos de cualquier lugar del mundo, tal como lo hizo en Colonia (Alemania) el 6 de julio de 1991 cuando acopló su acordeón para interpretar ritmos de Argelia, Mongolia e Italia para después coronarse como Campeón Mundial de Acordeón.
Fue el fundador, junto con Calixto Ochoa, de uno de los grupos de música tropical más importantes de la historia colombiana: Los Corraleros de Majagual.
Ha sido el único acordeonista que ha sido 3 veces Rey del Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar (1974, 1978 y 1986).
Hay personas que lo recuerdan porque un 16 de noviembre de 1981, en Maracaibo (Venezuela), fue ultrajado por cantar y tocar con su acordeón el himno Nacional de la hermana república.
Su producción musical la ha hecho con casi todas las empresas de discos, con grabaciones que hoy son difíciles de adquirir.
Fue un niño prodigio para tocar el acordeón y conformó una agrupación donde el vocalista y guitarrista fue el santandereano Arnulfo Briceño, el mismo compositor del himno al llano Ay, mi llanura.
Con su acordeón estuvo acompañado por Antonio Fuentes quien tocaba su guitarra hawaiana en una grabación donde se escuchan canciones mexicanas.
Ha sido capaz de tocar, desde la Sinfonía No. 40 de Mozart, pasando por el tango Cambalache, el ritmo carranguero de La cucharita, rancheras, pasajes, boleros, joropos, porros, guararés, guarachas y hasta música vallenata.
Una sola vez en la vida, en el año 1983, grabó para la televisión un programa de Jorge Barón acompañando a Diomedes Díaz porque Colacho Mendoza nunca llegó al Show de las Estrellas.
Ha sido fiel intérprete de grandes compositores como Leandro Díaz (Matilde Lina), Fredy Molina (Los novios), Oswaldo Ayala (músico panameño y compositor de Anhelos) y de sus propias canciones (Dos mujeres, Ojos indios, entre muchas canciones).
Dicen que toca el acordeón con los pies, y así parece, pero lo que hace es sostenerlo con sus extremidades para luego estirarlo y con la manos sacarle las mejores notas.
El pasado domingo leí una nota de un periódico de la capital donde explicaba las diferencias y similitudes del bandoneón con el que se toca el tango y el acordeón vallenato.
La vida y obra se encuentra escrita de quien les vengo relatando la escribió Fausto Pérez Villarreal, comunicador social barranquillero, en su libro Alfredo Gutiérrez, la leyenda viva, publicado en 2001 por la Universidad del Atlántico, con un total de 220 páginas de texto y 44 de fotografías.
Es el rebelde del acordeón y todavía está vigente.
Ese es Alfredo de Jesús Gutiérrez Vital. Escúchelo desde Alemania cuando fue campeón mundial de acordeón, tocando y haciendo versos al ritmo de El manicero.
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