Censura en BCSC, se niega a transferir donación a Wikileaks
Columnas > Libreta de Notas Por: carobotero15 dAmerica/Bogota Enero dAmerica/Bogota 2011 16:00 COT
Hace unos días El Espectador publicó un texto que había escrito junto con @julianaquetal en el que intentábamos dar una mirada al caso Wikileaks más allá de lo que significan las filtraciones para EEUU y para cualquier otro país cuya información sea filtrada por la publicación de los cables, efectivamente las repercusiones aparecen hasta en los sitios menos esperados.
El 13 de enero pasado Juan Gabriel Gómez publicó una entrada en su blog político del mismo diario que se titula "Censura en el BCSC – la causa: Wikileaks". En esta entrada relata como su decisión de donar US$75 a Wikileaks fue frustrada por su banco con dilaciones que luego, ante su insistencia, revelaron la verdadera razón: “lleva implícito un riesgo de carácter reputacional para nuestra organización”.
Suena interesante sin más el razonamiento que Gómez hace en su texto, pero yo añadiría que este es un ejemplo de la indolencia en la defensa de nuestros derechos civiles en Colombia. A riesgo de exagerar quisiera decir estamos tan acostumbrados a situaciones graves y a enfrentar verdaderos dramas que sufrimos de una gran indolencia frente a derechos simples y ciudadanos. Solemos ceder nuestros derechos a la privacidad por ejemplo frente a "valores mayores" que los justifican y así no importa que nos graben cuando entramos a cualquier edificio, negocio, museo, esta bien que tomen nuestra huella, foto y firma por todo. Estamos acostumbrados a tener que hacer magia para comprar algo por Internet puesto que es complicadísimo usar una tarjeta de crédito solo porque es colombiana y ya ni siquiera preguntamos ¿porqué?,..
Ahora, en el asunto de Gómez creo que lo peor es que puede ser un indicativo de la forma como nuestras instituciones toman decisiones en un mundo global, no necesitan siquiera ser presionados para tomar partido por los intereses de una potencia, del más fuerte por que esto les puede traer consecuencias, ponerlos en una lista negra, podria "dañar su reputación", prefieren esto a defender la libertad de su cliente de transferir dinero a un ente legalmente establecido.
Como dice Gómez el banco no puede negarse a hacer la transferencia porque lo esté haciendo a una entidad criminal, ni puede achacarle a él ningún delito, por eso se justifica en el hecho de que no quieren quedar mal y con ello simplemente toman partido en contra de su cliente. En este punto yo me pregunto ¿dónde queda esa fabulosa idea de "no comparto tu opinión pero daría mi vida por tu derecho a expresarla"?
Esta situación con el BCSC creo que es provocadora, invita a pensar en la forma como las entidades colombianas van a medir riesgos cuando se enfrenten a otras situaciones globales propias de la tecnología, por ejemplo, cuando nos enfrentemos a la versión colombiana de Hadopi (me refiero en concreto a la ley que defina la forma como las ISP identifiquen y desconencten a los usuarios acusados de violar derechos de autor) lo haremos al estilo francés?, alemán?, chileno? Yo soy realista y sé que ese día llegará, pero también soy consciente de los diferentes modelos posibles y sé que sin un movimiento ciudadano y apoyo de las empresas actoras la balanza se inclinará por la presión.
En fin, si yo tuviera una cuenta en BCSC la retiraría creo que es importante que las entidades valoren más al cliente y a sus derechos.