Esta imagen fue tomada en el campo de La Magdalena (actualmente sector de la calle 39 de Bogotá), antes de un partido que sostuvo el Polo Club contra el equipo de la Escuela Militar del coronel Lemly. Aparecen, entre otros, Ulpiano Valenzuela, Alejandro Santamaría, Carlos Obregón, Carlos Dávila, Ignacio Barberi, Julio Sáenz, Pepe Obregón (Capitán), Juan Uribe de Brigard y Carlos Sanz.
Durante mucho tiempo, la tesis de que las ciudades de la Costa Atlántica colombiana fueron las pioneras en el país en la práctica del fútbol moderno, tal y como fue establecido por las escuelas y colegios ingleses de finales del siglo diecinueve, fue considerada como la más sólida, y para ello, los historiadores se basaron en documentos de la época, valga decir, fotografías, publicaciones alusivas a los hechos de aquellos días y testimonios recogidos por las personas que estuvieron de cuerpo presente y que quedaron para la posteridad en sendos libros sobre la historia del fútbol en nuestro país.
El periodista Mike Urueta fijó el año de 1903 como el punto de partida del balompié nacional, ya que los ingenieros británicos que trabajaban en las obras de construcción del ferrocarril entre Barranquilla y Puerto Colombia, trajeron entre sus maletas, además de los objetos personales de rigor, uno que otro balón, con el que les enseñaron a los trabajadores criollos cómo era eso de guiar la bola de cuero con los pies.
Para corroborar la legitimidad de su planteamiento, Urueta ha señalado incluso hasta el color de los uniformes que se usaron en aquellos primeros partidos informales entre los equipos de ingenieros ingleses y obreros costeños, los cuales, no podían ser otros que los del Union Jack (nombre popular del pabellón nacional del Reino Unido): rojo, blanco y azul. Además, el cronista cita el lugar exacto en el que quedaba la cancha de football, en un baldío de la finca La María, y como si fuera poco, da los nombres de varios de los protagonistas de los primeros matches futbolísticos: del team inglés, Hendrich L. H. Hutton, William Matheus, Joseph Clark, J. L. Jamesmith, R. W. Hutton, Harry L. Tyror, Arthur Snowden, George Pycross, Leo Hothersoll, Ed Stapleton (apodado Míster Chaqueta) y Geo Hughes. Y por el lado criollo estuvieron, entre otros, Abraham Méndez, Macabeo Flórez, Vicente y Juan de las Salas, Luis Guzmán, Hernando Ñato Botero y Juan Patacoja Steffens.
En los años siguientes, a este primer experimento futbolístico barranquillero se sumó el de Santa Marta, cuando en 1909 el auge bananero hizo que llegaran a la bahía barcos con marineros ingleses, que traían entre sus pertenencias balones de football. En El Playón se formó la primera cancha, en la que los equipos de los marinos británicos y los empleados samarios de la United Fruit Company se convirtieron en la principal atracción de las tardes de los viernes, antes de zarpar con las naves cargadas de banano.
Hasta 1987, relatos como los anteriormente mencionados y otros más que ratificaban su veracidad histórica, parecían incuestionables. La labor acuciosa del investigador Mauricio Liévano lo llevó a recabar una vieja y olvidada colección de documentos recopilados por el periodista Luis Pompilio Bejarano, concerniente a las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. El resultado fue asombroso.
Coronel Lemly
Según los documentos de Bejarano y rescatados por Liévano, en 1880 llegó al país el coronel estadounidense Henry Round Lemly, con el fin de organizar lo que sería la primera Escuela Militar de Cadetes que tuvo el país y que sería el antecedente de la que se refundó en 1907 durante el gobierno del general Rafael Reyes. Lemly había conocido el football en sus continuos viajes a Europa y vio en este incipiente deporte una magnífica posibilidad de aumentar la agilidad y destreza física de los futuros oficiales del Ejército Nacional. Para este fin, en 1887, aprovechando una visita a Inglaterra, trajo a Colombia varias copias del reglamento unificado que publicó la Football Association en 1863, junto con balones, uniformes y guayos.
Obviamente, Lemly llegó de Europa en barco por la Costa Atlántica, pero no se quedó allí en ningún momento, porque tenía que dirigirse a Bogotá, que era la ciudad en donde residía y trabajaba. Los cadetes de su academia fueron los primeros colombianos en practicar el fútbol. Los equipos jugaban en una cancha ubicada en lo que es hoy el Parque de Los Mártires.
Según Liévano, la validez de esta teoría radica en tres documentos de la época: el primero, de 1892, es un artículo del periódico El Telegrama, de Bogotá, comentando la práctica del fútbol en la academia de Lemly: "Uno de los más populares juegos que hay establecidos en todos los colegios del extranjero, el del balón o football, como dicen los ingleses, ha llegado desde hace un tiempo a nuestro país. Este juego es higiénico porque da fuerza, agilidad y robustece el cuerpo. El señor coronel Lemly lo ha establecido en la Escuela Militar. Enseguida publicamos el texto del reglamento que rige en ese establecimiento para dicho juego…"
El segundo documento, señalan Liévano y Bejarano, es también del mismo diario de 1892, en donde se reseña la asistencia del Presidente de la República, Miguel Antonio Caro, a un partido de fútbol en la Escuela Militar, el 22 de junio, “acompañado de su gabinete ministerial en pleno, autoridades castrenses y las más destacadas personalidades de la alta sociedad bogotana…”
Y la tercera prueba de la existencia del fútbol en la capital a finales del siglo diecinueve, es una fotografía de la primera formación del equipo de fútbol del Polo Club, en 1896. Otros clubes de la élite cachaca, influenciados por los viajes a Europa de sus distinguidos integrantes, dieron como resultado la creación de dos oncenos, el “Bogotá” y el “Cambridge”.