La dinámica del gas
Austral > Columnas Por: Julio Suárez Anturi16 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2006 6:00 COT

Brasil acaba de recibir, con la negociación que logró Bolivia con Argentina para surtir su gas a mayor precio, la alerta de que es el próximo en la fila.
Bolivia es uno de los grandes surtidores de gas en Latinoamérica. El otro es Venezuela. Y con la nacionalización del gas el presidente Evo Morales dejó claro que ahora el gas será a otro precio.
En efecto, el próximo 29 de junio firmará el nuevo acuerdo a que acaba de llegar con Argentina que, hasta donde se sabe, admitió pasar de 3,3 dólares por millón de BTU (British Thermal Unit), a 5,5 dólares.
Argentina, a su vez, venía haciendo un buen negocio al comprarle gas barato a Bolivia para vendérselo a Chile, a casi el doble, aprovechando la amenaza boliviana a Chile de "gas por mar". En el acuerdo logrado esta semana, Argentina al parecer aceptó dos cláusulas que repercuten directamente sobre Chile. La primera, que Bolivia está en condiciones de aumentar su venta a Argentina, de 7,7 a 20 millones de metros cúbicos diarios, a condición de que no reenvíe gas hacia Chile. Y la segunda es que Argentina no le venda a Chile de su propio gas, más allá de 30 millones de metros cúbicos diarios.
Chile tiene pactado comprarle a Argentina 30 millones de metros cúbicos diarios, pero Argentina ha dejado de cumplir el acuerdo y escasamente llega a 18 millones. Bolivia pidió, además, que el gas argentina que salga hacia Chile, llevé una "declaración jurada" de origen, dentro del más alto prurito de que ni una molécula de gas suyo llegue a Chile. Porque esa es la manera de presionar una negociación con Chile de salida al mar. Pero esta vez, Evo Morales se cuidó de sacar el tema territorial de su agenda multilateral, para mantenerlo en el plano bilateral.
El acuerdo entre Evo Morales y Néstor Kirchner puso en marcha la nueva dinámica del gas. Primero, logró un mejor precio para su recurso natural. Segundo, alertó a Brasil de que ahora va por un acuerdo semejante. Tercero, remarcó su presión sobre Chile, esta vez mediante el compromiso que obtuvo con Argentina, de que ésta no redireccionará gas hacia Chile. Y cuarto, difuminó la imagen de intransigencia que ha tenido Bolivia, al dejar abierta la puerta de una negociación bilateral con Chile, pero bajo "el mandato del referéndum del 2004" –según palabras del ministro boliviano de Hidrocarburos, Andrés Soliz Rada–, que habla de… "mar por gas".
Las partículas de esta parte de Latinoamérica entraron en el universo de la nueva dinámica de la gasífera presión.







