Hay que reconocer la innegable supremacía del fútbol como la actividad deportiva preferida en Colombia, en la mayoría de países de habla hispana, y en general, en todo el mundo. Sin embargo, hemos experimentado a nivel local algunas épocas en la que el llamado Rey de los Deportes ha visto eclipsada su popularidad por el desempeño de algún compatriota nuestro que ha puesto de moda otra disciplina.
En octubre de 1972, cuando todavía sonaban los ecos de la medalla de plata de Helmut Bellingrodt, en tiro, durante los trágicos Juegos Olímpicos de Múnich, un cartagenero llamado Antonio Cervantes y apodado “Kid Pambelé”, ganó el primer título mundial de boxeo para nuestro país, iniciando de paso una larga saga de púgiles que dieron grandes momentos de júbilo a sus compatriotas. Junto a las de “Pambelé”, que ha sido uno de los mejores pegadores de la categoría welter junior, fueron memorables las gestas de Rodrigo “Rocky” Valdez, Prudencio Cardona, Miguel “El Happy” Lora, Fidel Bassa, Rafael “Derby” Molina, Tomás Molinares, Miguel “El Máscara” Maturana, e incluso los exóticos nombres de Sugar Baby Rojas e Irene “Mambaco” Pacheco, descollaron en los cuadriláteros, ganando o disputando el cinturón de campeones mundiales de boxeo, y haciendo que los colombianos se trasnocharan o madrugaran en horarios insólitos para ver cómo se daban puñetazos con otro tipo en pantaloneta, con las cejas rotas y los ojos morados.
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