Curando emociones
Ciencia y conciencia > Columnas Por: Thilo Hanisch Luque2 dAmerica/Bogota Marzo dAmerica/Bogota 2007 0:47 COT

Me llama la atención cómo la maltratada filosofía sigue siendo la última tabla de salvación de célebres científicos. Y es que es natural que aún queden muchas cosas por descubrir y explorar, así como muchas especulaciones sobre lo desconocido que, seguramente, algún día serán las hipótesis y antítesis de estudios científicos más elaborados.
Ello es especialmente cierto cuando tratamos de entender los dilemas concernientes al tiempo y al espacio, problemas límite de la astrofísica, de las matemáticas, y cómo no, toda ciencia relacionada directa- o indirectamente con el pensamiento.
Aún es imposible explicar con claras delimitaciones cuales son las diferencias entre mente y alma, el origen del conocimiento (racional o empírico) y, para el caso del artículo de hoy, el origen de de algunos trastornos de la personalidad o conductas que alteran negativamente la calidad de vida de los individuos.
Si estamos bajos de nota, o de mal genio, por ejemplo, alguien dirá que son los estímulos negativos del medio en que vivimos. En Colombia con todos sus problemas socioeconómicos, de violencia y desorganización, esta explicación es siempre plausible y bienvenida. Otros dirán, por ejemplo, que el individuo tiene la capacidad de alterar su percepción del mundo exterior, o de interpretarlo de una manera negativa o positiva, según su personalidad, fortaleza de carácter y quizás, lo que muchos llaman “actitud positiva”.
Eduard Punset, un neurólogo ganador del Premio Príncipe de Asturias, afirma literalmente que se “necesita una emoción motivada por la emoción” para vencer aquellas emociones que afectan de manera negativa nuestra vida diaria. Y sigue afirmando que “hay dos posturas sobre como se puede contener la pasión. La primera es la que puede asociarse con Kant, y en la que literalmente simplemente dices que no, y por pura voluntad lo niegas. Y luego está una postura que podríamos asociar con gente como Spinoza o David Hume. Mucho más humanizada, porque se percatan de que la mejor manera de contrarrestar una emoción negativa concreta, es tener una emoción positiva muy, muy fuerte.” (Ver videos al final).