CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE DE COLOMBIA
Excelentísimo Señor:
¡Con cuánta alegría recibí su alocución de esta mañana! Con gran eficiencia, desde el corazón mismo de la inteligencia militar y la Escuela Superior de Guerra, sus palabras nos abrieron una luz de esperanza.
Su Excelencia demostró ser el más eficiente de todos los Presidentes de la historia moderna. Conoce como nadie la ubicación que sus opositores armados tienen. Reyes se halla, según su palabras, en la zona sur; para reproducir su excelente precisión, en la frontera con Ecuador. En la frontera con Venezuela está Márquez. ¡Qué maravilla! Su Excelencia lo tiene detectado en las jornadas en que este hombre escribe los editoriales de algo que yo no conocía: el periódico virtual de las FARC. Obviamente lo ha observado, no sé cómo, escribiendo o garabateando la página editorial. Gracias, Sr. Presidente. Lo que me llenó de júbilo es que en cuanto al doloroso atentado al corazón mismo de la “seguridad democrática”, Ud. había escuchado la llamada delincuencial que daba el parte de victoria. Su eficiencia es tan grande, que se sabía de memoria los parlamentos del diálogo. Nos contó que sabe en qué selva recibía la noticia el mono Jojoy. Lo tiene ubicado como nadie lo ha podido hacer. Gracias Presidente.
La buenísima conclusión es que nuestro Presidente les sabe todo, los escucha cuando se telefonean, los pilla cuando escriben. Por tanto, los ubica a la perfección. Gracias por ser tan eficiente. Nos ayuda que tenemos helicópteros y una fuerza que los supera como nunca en la historia. Vamos muy, pero muy bien.
Ahora sólo tenemos que esperar unas horas, para que los entregue a la Fiscalía o, a la justicia de cualquier otro país que quiera intervenir en nuestra contradicción interna. No importa.
Dése prisa, Excelentísimo Señor. Corremos el riesgo que, si en 24 horas no se los entrega al Fiscal, van a decir que faltó a la verdad. Es posible que no le crean que los escucha hablando por teléfono. Podría decirle el adelantado de Petro que Ud. no sabe donde se encuentran. Podríamos estar ad portas de que nos nieguen que Ud. sabe lo de los editoriales.
Cuidémonos en no quedar solamente en sentenciar a muerte a los secuestrados.
Apuremos, Presidente, porque los Jefes de Estado que mienten, ¡renuncian!
¡Oh júbilo Inmortal!
Compatriota,
ALVARO LÓPEZ DORADO