Fotografía: ‘cortesía’ de eltiempo.com
Como vemos, es evidente que el presidente Uribe no le da la talla. Luís Alberto Moore es alto y espigado, características propias de su raza. Tuve el gusto de conocerlo cuando hicimos parte del Consejo de Seguridad de la Gobernación de Cundinamarca hace algunos años y, un tiempo después, por causalidad, resultamos clientes del mismo taller automotriz, donde he podido intercambiar algunas palabras con él, mientras nos tomamos un tinto. Sencillo, formal y gallardo, maneja un perfil más bien bajo. Recuerdo bien que en el Consejo intervenía exclusivamente en los temas que le atañían directamente a su cargo.
Hacer un elogio a Moore por su logro de haber ascendido a General de la República puede parecer una actitud racista, si decimos que es el primer negro que llega a esa alta dignidad militar en Colombia, pero resulta verdad, máxime en un país de disimulado racismo como el nuestro. Pero más que por su raza, a la que admiro profundamente, Moore ha llegado alto por sus condiciones personales. ¡Enhorabuena, nace un buen General!