Era un dos de abril de 1979, cuando algún camarada del ejército rojo, y técnico del sistema de ventilación en la base militar de la ciudad de Sverdlovsk (Unión Soviética), decide desmontar por unas dos horas un viejo filtro del laboratorio. Dos días después, empezó a hablarse de una extraña intoxicación masiva por ingesta de carne contaminada, que había cobrado 96 víctimas mortales. Pero en realidad lo que ocurrió ese día fue un accidente, pues se habían liberado al aire endosporas de una bacteria mortal, el Bacillus anthracis. Tan sólo siete años antes, la Unión Soviética, los Estados Unidos y otros países del “primer mundo”, habían firmado un tratado de no proliferación de armas químicas y biológicas. Más tarde se establecería que más de un país ha venido incumpliendo el tratado en cuestión. Cosas de la geopolítica.
Según el Dr. Kanatjan Alibekov, subdirector de Biopreparat desde 1988 a 1992, programa de la Unión Soviética para el armamento biológico, y actualmente exiliado en USA, la epidemia comenzó el día 4 de abril, y ocasionó al menos 96 víctimas mortales. Y si el viento en aquellos momentos no hubiera corrido en dirección contraria a la ciudad de Sverdlovsk, el número de muertos podría haber sido muy superior.
Según informaciones del Comité de la Cruz Roja Internacional (CCRI): "Durante muchos siglos, el envenenamiento y la propagación deliberada de enfermedades han sido objeto de repudio público; están proscritos en varias culturas, religiones y tradiciones militares. Esos actos deben ser condenados universalmente y están prohibidos por el Protocolo de Ginebra de 1925 y la Convención de 1972 sobre armas biológicas. Esta Convención prohíbe, además, el desarrollo, la producción, el almacenamiento y la transferencia de armas biológicas".
El analista estadounidense Lynn M. Hansen afirma al respecto: “no hay nadie que contemple con agrado el espectro de la guerra biológica. El espectro es real, sin embargo, puesto que el hombre ha aprendido cómo usar la biología para librar la guerra contra sí mismo. Afortunadamente”, continúa, “en 1972, la comunidad internacional declaró estas armas fuera de la ley”.
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