Jaque… ¿El caballo de Troya?
Columnas > Obviedades y especulaciones Por: Paola Vargas3 dAmerica/Bogota Julio dAmerica/Bogota 2008 14:20 COT
El miércoles 2 de julio recibo una llamada. Era la una y media de la tarde, aproximadamente, cuando mi mamá (entendiendo la necesidad que tengo de enterarme de estas cosas) me avisa que Íngrid Betancourt fue liberada (“liberada” fue la palabra exacta). Sólo se me ocurre caminar buscando encender la radio o el televisor tratando de encontrar la perspectiva menos “viciada” de la noticia. Mientras tanto, imaginaba los titulares. Ya estaba pensando en Chávez y en Sarkozy, tenía la imagen acostumbrada de Uribe regocijándose en su autocomplacencia… fundamentando cualquier discurso en “el estado de derecho y la política de seguridad democrática”
En efecto, la noticia es anunciada con frenesí patriótico y con una evidente invasión emocional: Íngrid Betancourt no fue liberada, fue rescatada junto a once miembros de las fuerzas armadas y tres ciudadanos estadounidenses secuestrados hace más de seis años por las FARC. Fueron rescatados gracias a una operación “limpia y contundente” de inteligencia militar que logró infiltrarse en el frente primero para llevarse, sin disparar una sola bala, a los quince rehenes. Operación “perfecta” según las declaraciones de Íngrid Betancourt en su improvisada rueda de prensa desde la base aérea de Catam a las afueras de Bogotá. Operación “milagrosa y de película” según el ministro de defensa Juan Manuel Santos. Operación, por cierto, conocida por muy pocos antes del 2 de julio, entre ellos el senador y candidato republicano a la presidencia de EUA, John McCain, quien había visitado el país el día anterior.