Matrimonios a distancia
Columnas > Limpia - Mente Por: Johanna Pérez Vásquez28 dAmerica/Bogota Enero dAmerica/Bogota 2009 13:56 COT
La primera vez que me plantearon la idea de llevar un matrimonio con cada uno de los cónyuges viviendo en una casa aparte la idea me pareció rarísima, pero poco a poco los ejemplos se fueron multiplicando y comencé a preguntarme si era realmente posible lograr una relación de pareja, permanente y exitosa aún cuando uno de los integrantes está a kilómetros de distancia del otro.
Hay gente que está pudiendo llevar matrimonios mientras cada uno de los implicados vive en una ciudad distinta a la del otro, han llegado a esta situación porque no les ha quedado más remedio, por razones que escapan de su control, por ejemplo: él tiene un gran trabajo en Medellín y ella se gana una beca para estudiar en Atlanta, como no tienen hijos deciden seguir casados pero viviendo en ciudades distintas mientras alguno de los dos puede viajar para volver a estar bajo el mismo techo. Entretanto, se ven con alguna periodicidad acordada entre ambos para que la relación siga desarrollándose.
Esta es sólo una de las historias que he oído acerca de parejas que se embarcan en la aventura de continuar un vínculo sin temerle a que la distancia deteriore lo suficiente el sentimiento hasta el punto de disolver la unión.
En el mundo contemporáneo es muy frecuente que las personas tengamos objetivos profesionales bien definidos y – gracias a las generaciones que nos precedieron – que busquemos todos los medios necesarios para llegar a ellos, incluyendo viajes, postgrados, trabajos, pasantías, etcétera. En ese proceso debemos conciliar nuestros deseos emocionales, personales, espirituales con los laborales para hallar el equilibrio que llamamos felicidad. Este asunto ha sido siempre complejo, pero ahora, dada la gran cantidad de alternativas que hay a nuestro alrededor se hace mucho más complicado que antes.
Hace unos 50, 60 años las profesiones más reconocidas eran pocas y mucha gente deseaba dedicarse a una de ellas simplemente porque no conocía más, pero al pasar a vivir en un mundo más conectado entre sí no es extraño que un niño que vive muy lejos del mar sueñe con salvar ballenas en el Océano Pacífico o que una niña citadina se imagine a sí misma mejorando las técnicas para reproducir ovejas más eficientemente.
Así mismo las expectativas que tenemos de la persona con la que queremos estar permanentemente han evolucionado, para los hombres ya no es suficiente una mujer que sepa llevar una casa sino que quieren a alguien similar en cuanto a lo laboral, alguien con quien puedan compartir además de gustos, aficiones y planes, un estilo de vida y los gastos que conlleva mantener una casa (acá estoy dejando por fuera a quienes desean a una trophy wife obviamente). Las mujeres a su vez desean un hombre que sepa moverse entre sus responsabilidades profesionales y las tareas domésticas, muchas quieren ser madres por lo que desean una pareja competente en el cuidado de los niños.
En general cada día queremos más.
Es cierto que los prejuicios siguen vigentes, sobretodo en aquellos que tienen una visión estrecha del mundo, pero quienes hemos tenido la fortuna de abrir los ojos, amplios, grandes a todo lo que el planeta y la sociedad pueden ofrecernos, nos arriesgamos a soñar con escenarios diversos, quizá insólitos para quienes nos rodean y con ese mismo valor creemos que es posible llevar una relación de pareja estable al tiempo que hacemos realidad nuestros más preciados proyectos.
Estos personajes que se han lanzado a vivir una relación a distancia tomaron la decisión de vivir tanto el amor de pareja como la pasión profesional, decidieron que no querían la felicidad por partes sino que la querían toda y que la querían ahora, por esto encuentro su coraje admirable, yo misma me he encontrado a veces pensando en sacrificar algún aspecto de mi vida por darle espacio a otro, tal vez porque no he sido lo suficientemente creativa, valiente o inteligente para lograr armonía entre lo que el corazón quiere y la cabeza proyecta.
No, todavía no he tenido la fortuna de tener una relación así, permanente, no me interesa que haya un cura de por medio, para mí el matrimonio depende del compromiso de las partes que lo conforman. Nunca antes he vivido con mi pareja mientras estamos convencidos de que queremos estar juntos el resto de nuestras vidas, no lo he hecho ni bajo el mismo techo ni bajo techos distintos, pero quiero creer que así como esas parejas, de las que sé están logrando la felicidad completa, aunque bajo esquemas exóticos para nuestros ojos etnocéntricos y obsoletos, yo también podré algún día tener acceso a ese éxito y a esa felicidad completa.
Finalmente no se trata de si se está lejos o de si está cerca, se trata de querer construir en pareja, aunque sea por etapas, por momentos, porque así lo decidió la vida. Una vez encontrada la persona con la que se quiere seguir una gran parte del camino no hay razón para dejarla porque la distancia se interpuso entre los dos, es mejor llegar a un acuerdo para celebrar el encuentro de ese ser humano que resultó ser tan compatible con nosotros, esa persona que en este mar de individuos nos hizo creer que había un futuro posible, que nos recordó que no estamos solos, muy probablemente la constancia ganará cercanía y permitirá que más tarde el espacio se reduzca y se pueda disfrutar de la compañía del otro tanto como sea posible, pero viviendo bajo un mismo techo.