Fugacidad
Columnas > De puño y letra Por: Camela14 dAmerica/Bogota Mayo dAmerica/Bogota 2008 13:47 COT
Si volvieras a pasar a mi lado no podría yo reconocerte. No compartimos lo suficiente y además con frecuencia te escondías y te negabas a salir cuando tocaba tu puerta.
En ocasiones he sentido la sensación de tu presencia; un olor de la infancia me llega en un suave oreo matutino y te veo vagamente; y te alejas mirándome de soslayo como en aquel pasado, en el que solo te asomabas por una pequeña abertura de la puerta y luego partías, dejando solo una estela que se desvanecía unos pasos tras de ti.
Es por eso que tu rostro me es ajeno; me es más familiar tu aroma, porque era éste el que me rodeaba, me confundía y hacía que me extraviara en un laberinto de desesperanza siguiendo tu rastro, hasta que en medio de la oscuridad escuchaba una carcajada sardónica que me regresaba a la realidad de tu ausencia; a esa utópica presencia idealizada solo en mi psique mórbido.
En ocasiones me pregunto si solo eres el producto de un sueño, de una vehemente necesidad, de febriles alucinaciones que me hacen crearte con la perfección de una deidad.
Quisiera verte un día como jamás te vi; ver tu cara y saber por fin de que color son tus ojos, cuál es el tono de tu piel y conocer también tu sonrisa, una cálida y tierna sonrisa que penetre como tenue rútila en la oscuridad de mis pensamientos.
Como me gustaría verte aunque fuera en la postrimería de mi existencia; verte a través del cristal opaco de mi ventana y partir con tu imagen clara, hacia un Eliseo que nadie nunca prometió.
Como quisiera saber si pasarás de nuevo a mi lado, cómo estar segura de que un día pasaste, cómo si apenas he podido ver tu silueta proyectada por la luz de la luna llena.
Dime cómo se puede reconocer un rostro que solo se manifiesta en las necias ansiedades del ser; un rostro informe que se deshace antes de adquirir siquiera la forma deseada.
Dime si vale la pena esperarte o si es mejor regresar sobre mis pasos, sin darle la espalda al camino en el camino en el que un día creí verte.