Nos referíamos en la entrega anterior al dilema que seguramente enfrentaba el técnico del equipo Astaná participante en el Tour de Francia, al tener en sus filas a dos de los mejores ciclistas del mundo, como lo son el español Alberto Contador, ganador de esta competencia en 2007, y Lance Armstrong, campeón siete veces, algo que nadie más ha logrado.
Especulábamos sobre la posibilidad de que Armstrong, dado su impresionante palmarés de títulos, no se resignara a ser un simple obrero que trabajara a favor de Contador, líder del equipo, y facilitarle el camino para obtener su segunda corona. El estadounidense tendría la oportunidad en la montaña alpina, con la contrarreloj y el ascenso al mítico Mont Ventoux, en el penúltimo tramo.
Pues parece que el séptuple rey de las carreteras francesas fue fiel a la disciplina de su escuadra, una vez que Contador se adueñó de la camiseta amarilla al ganar la etapa 15, cuando la competencia salió transitoriamente de territorio galo y llegó a los Alpes suizos, en Verbier. Cuatro días más tarde, el pedalista español sentenció la carrera a su nombre al imponerse de manera clara en la contrarreloj individual en Annecy.
Quedaba el Mont Ventoux. Contador tendría que sufrir un accidente para que sus perseguidores en la clasificación general pudieran alcanzarlo, pues la ventaja que tenía ya estaba por encima de los cuatro minutos sobre el segundo (Andy Schleck) y más de cinco sobre Armstrong, que era tercero. Schleck prometió revivir el duelo de décadas atrás entre un compatriota suyo, el luxemburgués Charly Gaul y el español Federico Martín Bahamontes, ganado por Gaul. Pero el mentado enfrentamiento no paso de las escaramuzas, y los tres que al día siguiente recibirían los honores en el podio de París llegaron detrás del vencedor de la etapa, el ibérico Juan Manuel Gárate.
Alberto Contador fue un justo ganador de la carrera y, a sus 26 años, promete continuar cosechando triunfos en las rutas ciclísticas del mundo. Mirando en perspectiva la historia del ciclismo español en el giro francés, el corredor nacido en Pinto, Madrid, ya superó lo hecho por sus compatriotas Bahamontes, Ocaña, Delgado y Sastre (Óscar Pereiro, aunque es por derecho propio campeón de la edición de 2006, no cuenta porque ganó el Tour en el escritorio, al ser descalificado Floyd Landis), pero aún está lejos de las gestas de Miguel Induraín, que con sus cinco tours consecutivos, continuará, al menos por ahora, en lo más alto del pedestal.
Nota del autor: Por razones de fuerza mayor, estaremos ausentes durante algo más de un mes. Nos leemos en septiembre.