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Septiembre 14th, 2011

La más increíble historia jamás contada

Peligrosos Muchachos Talibanes

La cortina de hierro estaba abierta, el muro de Berlín se había derrumbado, la guerra fría estaba terminada. Todo indicaba que el mundo viviría una buena etapa de distensión y, por qué no, de armonía. De repente dos aviones al mando de terroristas musulmanes recién entrenados en el pilotaje del sofisticado Boeing 767, impactaron las torres gemelas de Nueva York, un tercero explotó sin dejar rastros en el edificio símbolo de la seguridad nacional de los Estados Unidos de América y otro más fue dado de baja, supuestamente antes de chocar contra la Casa Blanca. Leer artículo completo

Posted by Sentido Común as Blogotá D.C. at 10:21 AM COT

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Junio 6th, 2010

Amando a Antanas, odiando a Mockus

 

Luego del triunfo de Antanas en la consulta popular del Partido Verde, de la subsiguiente fusión con el movimiento de Sergio Fajardo que disparó la Ola Verde, y de los halagüeños resultados que en consecuencia proyectaban entonces las encuestas a favor de una propuesta política que le apostaba al cambio, tristemente hoy puede decirse que solo un milagro cambiaría el curso de los hechos que, sin mayor problema, están llevando a la casa de Nariño al dilecto hijo de la Casta Editorial El Tiempo, para que cuide unos inertes huevos y gobierne el país bajo la tutela de Uribe.
 
Cuando estuvimos a tiro de as para derrotar a un régimen como el uribista, que tanta degradación institucional y moral le ha sumado a un país predispuesto ya a la corrupción, en virtud tal vez de sus raíces culturales e históricas, resulta increíble que la efervescencia y el calor en torno de Antanas se hubiese menguado a punta de inverosímiles, y hasta inocentes ‘metidas de pata’ por parte del candidato Mockus. Errores que oportuna, pícara y hábilmente cobró la campaña de Santos, pero que sin necesidad de un JJ, cualquiera de las otras campañas capitalizaron a su favor. Porque en últimas, error es error, y a decir verdad, el más grave de Mockus es haber cometido tantos.
 
Con un solo error se han perdido presidencias, como sucedió con la respuesta positiva de Horacio Serpa en un debate a la pregunta de si extraditaría a Samper, su gran amigo. El profesor Mockus, olvidándose de que Antanas asistió en calidad de candidato a aquel debate, tuvo una gran patinada con respecto a la pregunta de la supuesta extradición de Uribe; tal vez por su afán de querer demostrar el compromiso de fidelidad de Antanas con la ley, Mockus dejó ver su desconocimiento a fondo de la Constitución. Pecado mortal en el país del uribismo.
 
Poco y nada nos importó a sus seguidores la serie de rectificaciones en que debió incurrir Antanas, tras las ‘embarradas’ de Mockus, que hasta nos hicieron admirarle otra virtud, su capacidad para enmendar o aclarar; no fue así para el votante recién llegado, o por llegar, quien percibió una gran inseguridad en el candidato. Porque de un gobernante la gente espera, y no sin razón,  todo lo contrario.
 
Ahora bien, el tema religioso, perversamente introducido por JJ al debate, cuando justamente su cliente es un lobo con piel de oveja, que obedece a diferentes pastores y a la vez dirige distintos rebaños, tuvo un costo alto para Antanas, aún cuando la propia Constitución protege la individualidad religiosa, y cuando en las sociedades evolucionadas resulta ser uno de los más personales temas, tan sagrado como la vida o tan secreto como el voto. Pero en un país mojigato como el nuestro, de civilización no evolucionada, todo puede ser. Cuanto daría porque quienes dejaron de votar por Mockus por semejante motivo, conocieran aspectos de la vida pública y privada de Antanas que demuestran en la práctica sus convicciones éticas, tan profundamente afianzadas en el cristianismo, y que cuentan mucho más que creer o no creer en dios. De ahí que hasta un encumbrado Cardenal hubiese extendido certificación de “buenas creencias” a favor de Antanas.
 
Salidas en falso de Mockus, como la de considerar aceptable un sueldo de “un millón o menos” para los médicos, o aquellas que pusieron en entredicho el futuro del Sena y el ICBF, ayudaron al estratega JJ a sumar incoherencia a la imagen de Antanas. Partiendo del empate técnico que mostraban las encuestas, hasta aquí el precio pareciera ser la diferencia que le sacó Santos en la primera vuelta, la friolera de un 25%.
 
Para ser justos, a este porcentaje habría que restarle el gran peso de la maquinaria politiquera, perfectamente aceitada a punta de consejos comunitarios y subsidios condicionantes, girados de la chequera oficial a nombre de la imagen de Uribe, así como los votos 'mercantiles' del PIN, los votos de funcionarios de libre nombramiento, de multitud de contratistas del Estado, de las familia de militares favorecidos con la inversión económica en Seguridad Democrática, y de los diezmos obedientes de la Misión Carismática Internacional (y otras iglesias evangélicas, con pastores igualmente ávidos de poder político), fuerzas ocultas que no reflejan bien las encuestas. Aventurando una cifra, concedámosle el 50% a ese voto amarrado, y carguémosle a Antanas una pérdida de más de 1’800.000 votos por el rubro ‘embarradas de Mockus’.
 
Que la honestidad de Antanas tiende a confundirse siempre con la ingenuidad de Mockus es un hecho. En un país signado por el narcotráfico, los negocios ilícitos, la concentración del poder y la riqueza, y la casi intocable popularidad de un presidente abiertamente maquiavélico, convencer a la gente de que elija a cambio a un hombre recto e insobornable, para que cambie de fondo la estructura social y destierre la ilegalidad es tarea brava, que se logra no solo con buena voluntad y buenas intenciones. Requiere de una alta capacidad de comprensión de la realidad y de reacción proactiva ante el fracaso, por demás, escenario real del ejercicio del poder.
 
Tras el duro golpe del 30 de mayo, relevado el candidato de su responsabilidad sobre todo lo antes dicho, solo quedaba una opción: jugarse el todo por el todo. Remontar la diferencia de votos implicaba, así como barato, aumentar en cinco millones largos la votación a favor, de los cuales la mitad tocaba atraerla del abstencionismo, y la otra mitad de seguidores de los candidatos salientes en primera vuelta; en el plano ideal, ello era viable solo mediante alianzas transparentes, estructuradas sobre el beneficio general de derrotar la corrupción, para cerrarle el paso al tercer gobierno de Uribe, y abrirlo alternativamente a un movimiento que quiere encarnar la frescura en la política y la defensa de principios sagrados como la vida y el buen manejo del erario público. Lo contrario era, y bien lo saben ellos, esperar del cielo un milagro.
 
Pero muy a nuestro pesar, conocido el resultado de las elecciones del domingo 30 de mayo, la Ola Verde hizo lo posible por secarse el agua que le quedaba. De entrada, con un flojo discurso de victoria, que remató en calistenia colectiva, Mockus perdió una oportunidad que ni pintada para convocar a los seguidores de las fuerzas naturalmente aliadas en contra del uribismo, y a sus líderes Petro y Pardo, anunciando que desde ya se daba inicio a un plan para alcanzar la presidencia mediante un Frente Común.
 
Basta con revisar la historia para ver que en toda época, y en muy distintos países, alianzas y gobiernos de coalición han triunfado en las urnas sobre grandes adversarios, permitiendo ello que las minorías unidas consoliden una fuerza mayoritaria de principios comunes.
 
Bien diferente fue la realidad de esta semana que pasó, en que sin recibir directriz alguna de la cúpula Verde, en un acto encomiable, miles de brigadas de jóvenes se dieron a la tarea algo árida de motivar a potenciales votantes en mil formas. Eso es bien bonito y ha caracterizado al movimiento desde el comienzo, pero se extrañó la ausencia de una discusión dinámica al interior del partido Verde sobre el tema de las alianzas. Más por el contrario, cuando fue unívocamente tomada e informada a los medios, el mensaje contenía de alguna manera términos ofensivos, no solo para Gustavo Petro, si no para muchas personas que de uno y otro lado estábamos interesados en construir la unión. Y no precisamente pensando en puestos ni en cuotas burocráticas.       
 
Con una propuesta clara y libre de ‘manzanillismo’, como la presentada a los Verdes por el Polo, tal figura política hubiese sido la única capaz de enviarle al abstencionismo un contundente mensaje de “SÍ SE PUEDE, porque la unión hace la fuerza”. Pero por demostrar innecesariamente nuestro obvio desprecio por el mecanismo del endoso de votos, de lo cual no hay que preocuparse porque en la práctica hace corto circuito con el voto de opinión, se optó por algo más feo, que es la filimisca consigna de “Solos podemos. Denos su voto señor abstencionista y señor ex seguidor de otros candidatos, porque cada lora en su estaca”. Como justificación al mal paso dado, se esgrime desde ya otra razón obvia, como es el largo plazo del proyecto político Verde. El lío es que en política, como en el fútbol, quien no hace los goles, los ve hacer.
 
Cuando se esperaba que Antanas mirara con grandeza el momento histórico, Mockus decidió visitar Palacio para ofrecerse, como si se tratase de un mayordomo sin empleo, a cuidar los huevitos del inquilino actual; a la vez, con la otra mano, y la ayuda de Peñalosa que no de Lucho, daba un nuevo portazo al Polo. A juzgar por la razón aludida para no hacer alianzas, no tenía sentido que Antanas con su gente “estudiara” los cinco puntos del Polo, menos que rechazara dos de ellos, si de todas formas el interés único de Mockus estaba exclusivamente en los votantes.

Así las cosas, la gente que aún respalda al Partido Verde acudirá el 20 de junio a validar la elección de Santos, quien pasará a la historia como el candidato que pudo perderlo todo, pero fue salvado, de una parte, por su instinto de conservación, su audacia, su asesor JJ y el dueño de la gallina y los huevitos; y de otra, por la honestidad de Antanas, más las ‘embarradas’ de Mockus…y su falta de malicia indígena.

Posted by Sentido Común as Blogotá D.C. at 8:24 PM COT

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Abril 14th, 2006

La Mano Negra (2)

 Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez | Segunda parte

 Ya en la cima…

Alguien dijo que una mentira repetida muchas veces se convierte en una gran verdad y a ello acude el marketing político, cuando de convencer al electorado se trata. Repitiendo una y otra vez la  palabra cambio, en 1998 Andrés Pastrana convenció tanto a sus  compatriotas de representar una mejor forma de hacer política, que  llegó al poder para demostrarles todo lo contrario: que detrás de esa figura prefabricada no había nada distinto que un polítiquero tradicional, como su padre Misael.

Cuatro años después, la palabra más utilizada durante la primera campaña presidencial de Uribe fue transparencia, seguida de corrupción y de politiquería. El martilleo constante de estas tres palabras posicionó al candidato antioqueño en la mente del ciudadano de a pie como el adalid de la virtud. Sentado ya en el solio de Bolívar, Uribe tocó el cielo el 7 de agosto de 2002, y desde entonces comenzó a tejer una red de corrupción y politiquería que se oculta sutilmente tras un velo de ‘transparencia’, muy distinto a lo ofrecido durante su primera campaña. La opinión pública, al menos la representada en las encuestas, apoya la obra de Uribe y su continuidad en el poder, aunque en la práctica esta deje bastante que desear en lo social, en lo económico y en lo militar.

El factor psicológico jugó, y juega aún, un papel importante, y para explicarlo hace falta mirar los hechos desde dos ángulos distintos. En primer término, Uribe se ganó la confianza de buena parte de los colombianos empleando un discurso muy ‘doméstico’, acompañado de un amplio surtido de disfraces costumbristas, con lo que ha buscado que la gente se sienta igual a él, porque sobra decirlo, él no es igual a la gente del común. Pero sus dichos y sus diminutivos se acercan bastante a ella, a la hora de juzgar las apariencias. En segundo término, el manejo de los medios de comunicación y de las estadísticas ha sido impecable en Uribe. Y cuando no lo ha sido, ha tomado correctivos como destituir a un general o cambiar al Director del DANE. Es otra virtud suya, la de no tener nunca la culpa ni asumir la responsabilidad de lo malo, solo los logros y las palmas.

El mejor ejemplo del manejo psicológico de Uribe sobre la gente son sus consejos comunitarios, en los cuales descuella como cabeza, maestro de ceremonias y papá regañón a la vez que benigno, ordenando al ministro, al general o al Director de la dependencia de turno que el lunes siguiente a las 8 a.m. le den solución inmediata al problema de la señora Pataquiva o de la escuelita veredal ‘El Divino Saber’, previo jalón de orejas por no haberlo hecho antes. Amén de lo anterior, ahora los subsidios de vivienda, de salud, de educación, o de lo que fuere, han sido centralizados en Uribe, quien en el marco de su consejo comunitario entrega las "platicas", como si fuesen giradas de su chequera personal. 

La verdad es que con menos de un 15% de efectividad en el cumplimiento de lo ofrecido en estos costosos actos de demagogia, lo que logra es ganarse cada vez más la confianza de las comunidades y de los espectadores a distancia (justamente para eso se transmiten) a lo largo y ancho del territorio, pues muchos colombianos sienten que el Presidente está gobernando infatigablemente, y lo hace a favor de los débiles y de los olvidados de siempre. Vaya patraña, cuando los hechos y las cifras en estos cuatro años demostraron que Uribe gobernó para los grupos de poder financiero, productivo y político (incluidos los paras).

Pero lo más grave de todo esto es la fijación mental que creó su proyectada imagen personal en el imaginario colectivo, y que parece hacerlo inmune a los ríos de porquería que salen bajo las puertas de Palacio y desembocan raudamente en las alcantarillas de la carrera octava. Los siguientes hechos son parte del caudal de este torrente:

Como es evidente, todos los anteriores hechos fueron denunciados durante los últimos cuatro años por ciudadanos no pertenecientes al Gobierno y publicados por los medios de comunicación, lo que contradice la afirmación del candidato-presidente sobre la existencia de una campaña de última hora para desacreditar a su gobierno y perjudicar su campaña. Mucho menos podrían estas denuncias lesionar la legitimidad democrática, cuando los hechos en cuestión son los verdaderos causantes del malestar institucional. El análisis de la trayectoria de Uribe en el poder demuestra que su lucha contra la politiquería y la corrupción es solamente de palabra y con palabras intenta hoy acallar a la prensa, tildándola de graciosa y frívola por publicar noticias que desnudan el verdadero talante de su mandato.

NOTA: Adicional a los vínculos  (links) que se suministran, toda la información de este artículo ha aparecido durante los últimos cuatro años en los principales medios de comunicación, nacionales y extanjeros, diarios, revistas, libros, noticieros  radio y televisión y se encuentra disponible para confirmación a través de Internet, a donde la censura del gobierno aún no ha llegado. Las revistas Semana y Cambio están siendo censuradas por divulgar los escándalo del DAS, la Superintendencia de Vigilancia, el Incoder y el origen de los fondos de la primera campaña del Presidente. No es cierto, como ha dicho en entrevista con RCN, que las acciones correctivas, que no son muchas, las haya tomado el Gobierno por cuenta propia, sino que en todos los casos (que eran vox populi) estas se han dado por reacción a publicaciones o denencias de personas ajenas al gobierno. Salvo algunos fncionarios del Incoder, los demás miembros del Gobierno Uribe han no han sido declarados insubsistentes o destituidos, sino que se les ha aceptado su renuncia protocolaria. Inclusive, luego de ello, se nombró al ex director del DAS en un cargo diplomático, como es sabido ahora.

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Posted by Sentido Común as Blogotá D.C. at 1:01 AM COT

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Abril 6th, 2006

La Mano Negra

                                    

Alvaro`s Theme

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Una biografía no oficial / primera parte: Lazos familiares.
Álvaro Uribe Vélez había sido Jefe de Bienes de las Empresas Públicas de Medellín (EPM) en 1976 y Secretario del Ministerio de Trabajo entre 1977 y 1978, cuando en 1980 Turbay Ayala lo designó como Director del Departamento de Aeronáutica Civil. Entonces nadie habría de imaginar que comenzaba la carrera política de un tímido pero hábil personaje, quien dos décadas después cosecharía los frutos sembrados durante aquel gobierno que se caracterizó por la ignominia contra los derechos humanos y el fortalecimiento de oscuras organizaciones al margen de la ley. Se hablaba entonces del ascenso de la ‘clase emergente’, que hoy conocemos como ‘traquetos’.

La concesión de licencias de vuelo a los pilotos del cartel de Medellín por parte de la Aeronáutica fue el primer acto de Uribe que despertó sospechas sobre el posible favorecimiento al naciente cartel paisa del narcotráfico para trasladar sus cargamentos de droga, que desde entonces se hicieron cada vez más grandes. Con ocasión del reciente fallecimiento de Turbay Ayala quedó comprobado una vez más que no hay muerto malo ni novia fea, pues fueron muchos los elogios que se escucharon sobre la grandeza del personaje, pero poca la recordación de las torturas y desapariciones forzosas de las cuales aún escuchamos un eco lejano de lamentos en las caballerizas de Usaquén. Tampoco se hizo alusión entonces a la asociación recurrente durante su mandato del nombre de Turbay Ayala a personajes de los bajos fondos que crecieron a su sombra, dando pie a innumerables secretos contados a gritos, en especial por el diario El Espectador y el maestro Lucas Caballero, Klim. La figura de Uribe, físicamente muy distinto, tiene grandes parecidos con el difunto en su talante imponente y autoritario, pero peor aún, en sus amistades peligrosas con ‘ilustres’ ciudadanos bajo sospecha.

Nombrado Alcalde de Medellín en 1982 durante el gobierno de Belisario, ocupó el cargo por solo cinco meses, durante los cuales recibió contribuciones para proyectos cívicos por parte de los poderosos clanes locales del narcotráfico, encabezados por Pablo Escobar, primo del hoy Asesor Presidencial de Uribe, José Obdulio Gaviria y por el viejo caballista Fabio Ochoa, antiguo amigo de la familia. La muerte de Uribe Sierra (padre de Álvaro) ocurrida durante un fallido intento de secuestro fue asociada por algunos conocedores del tema a su posible participación en el narcotráfico y en la contrainsurgencia paraestatal. Como sucede en las mejores historietas de superhéroes, al ser asesinado el padre de Uribe por facinerosos (en este caso de las abominables FARC), en su entierro su hijo mayor juró vengar con sangre el hecho.

Desde entonces se dedicó a la política, ocupando cargos de elección popular: concejal de Medellín, Senador y Gobernador de Antioquia. Se le recuerda desde esa época por ser el ponente de las tristemente célebres Ley 50/90 y Ley 100/93, además del creador de las Convivir, apoyo estatal brindado a la Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) para su expansión en el territorio nacional, actuando como Gobernador.

Songo zorongo llegó a la Presidencia en 2002 con la promesa de derrotar a las fuerzas del mal, tarea que emprendió con su política de ‘Seguridad Democrática’ en lo concerniente a las guerrillas FARC y ELN, y con la acomodaticia y laxa ley de Justicia y Reparación, para el caso de los ‘paras’. Presentada esta ante los ojos del Senado americano por el Embajador Moreno como 'una necesaria ley para terminar un problema de 40 años’, la realidad es que su verdadero foco son las autodefensas creadas por el Gobernador Uribe en 1997, movimiento delictivo que apoyó su primera candidatura, respaldó su primer gobierno, apoya su segunda candidatura y respaldará su segundo gobierno, si los demás colombianos permiten que repita (continuará).

Principales fuentes:
LOS JINETES DE LA COCA / Fabio Castillo, Edit. Documentos Periodísticos – 1987
http://www.presidencia.gov.co/presidente/vida_esp.htmBiografía (solo cositas buenas)
EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS / Joshep Contreras – Corr. News Week – Oveja Negra 2002
ARTICULOS PERIODISTICOS VARIOS / Fernando Garavito – 1991-2004
http://www.bibliotecacapitolio.gov.co / El Colombiano. Septiembre 8 de 2002. Pág. 3A
NOTA: Toda la información de este artículo ha aparecido durante las últimas dos décadas en los principales medios de comunicación, nacionales y extanjeros, diarios, revistas, libros, noticieros  radio y televisión y se encuentra disponible para confirmación a través de Internet. Los periodistas citados, Fernando Garavito y Fabio Castillo, viven hoy en el extranjero por amenazas contra sus vidas, del mismo modo que Daniel Coronell, Hollman Morris, Félix De Bedout, Alejandro Santos y Néstor Morales han recibido agravios directos o indirectos de boca del señor presidente Uribe Vélez y amenazas por medio de anónimos.

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Posted by Sentido Común as Blogotá D.C. at 10:54 PM COT

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