El efecto Pepe
Columnas > Eco-grafíasPor Germán A. Quimbayo
martes 21 de julio de 2009 8:56 COT
No pretendo hacer mucho ruido con el tema del hipopótamo Pepe, pues mucho ya se ha hablado acerca de lo sucedido. Sin embargo, y pasada la calentura, sí me gustaría poner sobre la mesa una discusión y es la de cómo nuestra sociedad sigue viendo lo que no es humano. Lo que le rodea y no se asemeja a su “naturaleza”.
La clasificación de las especies animales o vegetales en “nativas” o “foráneas-invasoras” (o exóticas, que así también les han puesto) es uno de los principios fundamentales de la biología de la conservación y la denominada restauración ecológica. De hecho se ha comprobado ampliamente que la introducción de especies “foráneas” en ecosistemas terrestres y acuáticos, es uno de los factores más importantes de pérdida de biodiversidad en el Planeta, según expertos y especialistas como los de la Unión Mundial por la Conservación de la Naturaleza (UICN) en el tema.
Un ejemplo de especies “invasoras” en Europa:
El efecto que tiene una especie que no pertenece a cierto ecosistema no sólo representa un riesgo de cambiar abruptamente dinámicas ecológicas del ecosistema local debido a su presencia, sino para el desarrollo de actividades sociales, culturales y productivas de las comunidades humanas que habitan dicho lugar. Sin embargo, en los últimos años ha sido muy debatido el asunto sobre qué especies deben ser consideradas nativas o invasoras, y la lucha conservacionista por combatir el avance de estas últimas, que según algunos críticos académicos han denominado una persecución casi bio-xenofóbica.
¿Quién o qué nos dice que una especie es invasora o nativa? ¿Acaso nosotros, siendo una especie más en el Planeta, no seríamos invasores cada vez que pisamos el suelo de un país extranjero y debamos ser perseguidos por ello? Además, ¿fue correcto o no haber dado la orden de cazar —con un subterfugio legal— a Pepe? Por estas preguntas es que debemos empezar a cuestionarnos.
En unos casos más que otros, el decir que una especie es foránea o nativa depende desde qué escala ecológica o humana se mida y qué juicio de valor ético o estético lo emita. Por ejemplo, muchas especies “foráneas” no han sido eminentemente “invasoras” y se han adaptado muy bien al ecosistema al que han llegado, brindando servicios ambientales a la población humana, como ha sucedido por ejemplo en Colombia con plantas cultivables como el café, aunque vale la pena aclarar que las formas de cultivo en algunas zonas cafeteras de Colombia han constituido distintos tipos de cambio de coberturas vegetales que, como ha optimizado las potencialidades ambientales del territorio, las ha disminuido (desbalance hídrico, procesos erosivos, etc.).
Pero también puede suceder que especies que creemos que son nativas o “naturales” de cierto lugar, y originalmente no lo son, llegaron hace mucho tiempo por alguna razón (ecológica o física), y que la escala de tiempo humana no alcanza a contemplar dicho fenómeno. Claro ejemplo de ello son árboles emblemáticos de los bosques andinos como los robles, que “migraron” durante miles de años desde Norteamérica hasta Sudamérica y aún hoy siguen migrando hacia el sur del continente.
Es así que las políticas de conservación son fundadas en principios científicos pero en el debate y práctica real, factores de índole cultural como valores éticos, morales y estéticos empiezan a hacer parte de la argumentación. Es así que ciertas subjetividades empiezan a constituirse en generalidades y verdades poco cuestionadas. En casos como el de Pepe los debates suelen ser confusos, cargados de gran emotividad y apasionamiento, característica no solo de estos temas ambientales sino de cómo esta sociedad debate su diario acontecer.
La semana pasada recibí una información proveniente del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT) de una colega ecóloga que sustentaba, con documentos y cierta evidencia documentada, la decisión de las autoridades ambientales sobre “la caza controlada” de los hipopótamos.
Pero al ver esa información contrastada con lo que se conoció y el sentido común, me asaltan varias dudas: ¿por qué no se tuvo desde un principio la precaución mínima para mantener los animales de semejante adefesio que es la Hacienda Nápoles en buen estado de cautiverio? ¿Qué hizo la Dirección Nacional de Estupefacientes al respecto? ¿Hubo articulación interinstitucional con el MAVDT para mantener en aceptables condiciones a los animales —incluyendo los hipopótamos— en Nápoles? ¿Fue suficiente la gestión para persuadir a zoológicos y fundaciones privadas sobre la adopción de estos animales?
Pese a los argumentos que el Ministerio y las autoridades ambientales ofrecieron a la opinión pública, no son suficientes para sustentar una decisión que a todas luces muestra improvisación, falta de gestión y, ante todo, falta de tacto y que hasta deja un tufillo de apología a la violencia en un país tremendamente polarizado.
¿Por qué no se previno antes esto?
Y bueno, uno se sorprende aún más cuando ve reacciones tan opuestas como las que vimos en la misma región y que reprodujo la cadena radial Caracol:
“El fiscal de la Asociación de Pescadores de la región, Armando de Jesús Medina dijo que el animal convivió de manera pacífica con los pobladores del caserío durante tres años y medio.
Fue tal el grado de armonía en la relación que los niños terminaron tomando un gran cariño por el hipopótamo, relató el líder cívico”.
Ahora bien, en cuanto a las reacciones de conservacionistas y ambientalistas (ojo, los dos son distintos) me causó mucha curiosidad las reacciones de ambos sectores, mas no sorpresa. ¿Por qué algunos conservacionistas defienden decisiones como esta y no le exigen más bien al Gobierno el apoyo a una política de conservación y conocimiento de especies colombianas amenazadas que tanto le hace falta a este país? ¿Por qué algunos ambientalistas protestan por la decisión de “caza controlada” en vez de protestar por la nefasta gestión del sector ambiental en el país, en cabeza del ministerio que en los últimos años no les ha parado bolas a temas como el agua, la minería o el conocimiento de su patrimonio ecológico?
Bueno, eso pasa porque igual nadie dijo nada sobre la extensión de la ganadería en el Magdalena Medio, que sacrifican extensas zonas de bosque húmedo tropical desde hace muchos años. Anacronismos y calenturas, qué bien. De todas formas después de la falla viene la casi inútil enmendadura. Como siempre las discusiones son carentes de inteligencia, conocimiento, creatividad y sentido común.
Recomiendo mucho la lectura de un ensayo escrito por Charles Warren, publicado en la revista Progress in Human Geography en el año 2007, llamado “Perspectives on the ‘alien’ versus ‘native’ species debate: a critique of concepts, language and practice”, que habla de muchos mitos sobre las especies nativas y foráneas y de cómo vemos a la vida "salvaje”.
Nuestra "civilización" en pleno siglo XXI sigue viendo al hombre por encima de todas las especies. Con el “efecto Pepe” se ha podido corroborar una vez más que todo este asunto no es más que la expresión de cómo todos nuestros conflictos como seres humanos llevan las de perder los que menos tienen que ver; en este caso fueron unos hipopótamos a los que nunca les preguntaron si querían vivir en pleno Magdalena Medio y a los que tampoco les preguntaron si eligieron vivir o no.
Saludos.
martes 21 de julio de 2009, 09:57 COT
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: No pretendo hacer mucho ruido con el tema del hipopótamo Pepe, pues mucho ya se ha hablado acerca de lo sucedido. Sin embargo, y pasada la calentura, sí me gustaría poner sobre la mesa una discusión y es la de cómo nuestra so…..
mircoles 22 de julio de 2009, 22:26 COT
estoy de acuerdo, hay un error general del país, aunque me sigue pareciendo curioso que toda la prensa se valla en contra de biólogos, ecólogos, ambientalistas, etc.
yo también escribí algo al respecto en mi blog, y coincidimos en muchas cosas, especialmente en el último párrafo
saludos y éxitos
sbado 25 de julio de 2009, 11:51 COT
Hola Germán.
Excelente artículo que comparto por completo. No obstante, si bien existe el tema de las especies nativas y las foráneas, lo que creo es que siempre debe prevalecer el principio dela vida, no la humana, sino la del Planeta; de esa ética debe derivarse todo acto.
Saludo.
domingo 26 de julio de 2009, 15:07 COT
blueandtanit y Sentido Común:
Todo es una cuestión de cómo nuestra cultura se relaciona con el entorno en el cual se desenvuelve. Gracias por sus comentarios y su lectura 🙂
Lo que me pareció más tenaz aún fue este suceso que se supo después: “Cazadores extranjeros dieron muerte a Pepe y recibieron como trofeo la cabeza del animal” Y el pseudo-ministerio intentando hacer todo lo posible por lavar la imágen del desafortunado suceso.
Oh!, Me acabo de dar cuenta que el video del principio de la BBC no aparece! Toca revisar para que vuelva a aparecer.
lunes 27 de julio de 2009, 14:49 COT
Hola Germancito,
Estamos de acuerdo…Nada tiene que estar haciendo un hipopotamo (que no es precisamente el animal más tierno del mundo) libre en un ecosistema colombiano, cuando se pudo haber hecho algo hace muuuuuchos años. Lo que me parece grave es la actitud que tomaron tanto los que lo mataron como los medios, asumiendo que es un trofeo de guerra.
lunes 27 de julio de 2009, 14:54 COT
Hola Germancito,
Estamos de acuerdo…Nada tiene que estar haciendo un hipopotamo (que no es precisamente el animal más tierno del mundo) libre en un ecosistema colombiano, cuando se pudo haber hecho algo hace muuuuuchos años. Lo que me parece grave es la actitud que tomaron tanto los que lo mataron como los medios, asumiendo que es un trofeo de guerra. Te mando un abrazo,
domingo 25 de octubre de 2009, 10:49 COT
Estamos de acuerdo…Nada tiene que estar haciendo un hipopotamo (que no es precisamente el animal más tierno del mundo) libre en un ecosistema colombiano, cuando se pudo haber hecho algo hace muuuuuchos años. Lo que me parece grave es la actitud que tomaron tanto los que lo mataron como los medios, asumiendo que es un trofeo de guerra.
Hola Germán.
ese articulo me cae como su puta madre artículo que comparto por completo. No obstante, si bien existe el tema de las especies nativas y las foráneas, lo que creo es que siempre debe prevalecer el principio dela vida, no la humana, sino la del Planeta; de esa ética debe derivarse todo acto.
Saludo.
domingo 25 de octubre de 2009, 10:50 COT
que se mueran todos lo que están ahí excepto yotas
mircoles 22 de diciembre de 2010, 02:27 COT
German:
La vida siempre debe estar por encima de todas las cosas, más alla de ser conservancionista o ambientalista.
No estoy de acuerdo con el sacrificio de los animales, ellos no tienen la culpa, llevaban mucho tiempo viviendo ahí y se pudieron haber pensado otras opciones en vez de asesinarlos.
Me parece un poco radical su crìtica contra las personas que protestamos por su sacrificio ya que es una forma de pensar completamente respetable.