Crimen: falta de sentido y de rebeldía
Columnas > Paso sin destinoPor Lukas Jaramillo Escobar
lunes 26 de octubre de 2009 19:28 COT
Ya no creo que Colombia sea pasión, donde hubo revolucionarios sólo quedan una especie de rebeldes que es más especie de renuentes tercos y tullidos; y allí en la clase dirigente sólo quedan negocios que reemplazan los entusiasmos de otra hora. Un país huérfano ya no busca amantes sólo el refugio cálido de la autoridad que nos excuse por no ser libres.
Es paradójico que allí donde se ha asentado la guerrilla, esta no ha consumido revoluciones, entusiasmo, pasiones, sino que ha prevalecido gracias a la sumisión. La movilización nunca fue la clave sino la parálisis de las comunidades, lo más importante era inmovilizar el cuerpo y el alma. Para ser sumiso, seguir la corriente y no sufrir la profundidad del dolor de la parálisis, se requiere renunciar a toda pasión como los fervores, los entusiasmos y entonces en el hábito de la dominación y negando cualquier mito fundacional, la guerrilla fue abriendo la ruta para que otros grupos, desde su inicio más desagradables, utilicen el mismo campo de la desesperanza, del miedo y del silencio (que es la muerte misma) para tener poder, y, después de todo, sólo hacer negocios.
“El espacio nos supera y traduce las cosas”, dice Rilke en 1929, lo que también se puede entender como que el espacio nos define, forma y deforma. Entonces los territorios móviles de los marginados que se hubieran ido creando durante más de 500 años con el cabrón de turno, perfilan al tirano de esquina como si este, hecho además de la misma materia, se creyera conduciendo un barco, cuando en realidad es prisionero de su tripulación. Mujeres a las que se les olvidó amar, niños a los que les quitamos la capacidad de admirarse y caníbales es lo que termina por gobernar el mafioso dentro de un reino bien merecido.
Ahora que se baja la polvareda de la violencia y Medellín pasa por unos buenos días, pienso en los hechos pasados pero recientes de unos barrios en la Comuna 1, Popular, donde se reactiva la violencia gracias a unos pelados que transgeneracionalmente nacieron en el crimen y ahora son financiados por narcotraficantes que ya no pueden posar de mafiosos. Antes de ellos estuvieron sus hermanos mayores dirigidos por las AUC y antes sus tíos, o los tíos de sus vecinos por las FARC y la población sigue siendo la misma, el territorio sigue lo mismo y las normas del tirano de esquina, lo mismo, que parece impermeable a los colegios nuevos, el Parque Biblioteca, el Metrocable y el Parque Lineal; viven en otro mundo, gracias al narcotráfico que proporciona “toda la farra”.
El Alcalde de Medellín está haciendo la tarea de resocializar jóvenes, de quitarles pelados a las mafias y evitar la contratación de adolescentes para sus trabajos. Al Director de la Policía de Medellín le está yendo bien asegurando el territorio, aumentando las capturas de gatilleros, pero los jefes del narcotráfico que financian las estructuras violentas en Medellín están por fuera de Medellín y a un gobierno concentrado en subsidios para el agro, en someter a La Universidad más que dialogar con ésta y en crear más normas y prohibiciones, cuesta creerle que va a atender con suficiente creatividad y sensibilidad el problema de Medellín.
¿Quién no habrá soñado en algún segundo de su niñez o adolescencia con coger un arma y hacer lo que le diera la gana? Los puristas que crean que no deberían observar los juegos de niños y los videojuegos, agarrar ese nervio bruto del poder y sin más fatiga cumplir con los deseos dejando aflorar toda la agresividad. Detrás de todo, los gobiernos municipales, departamentales y nacionales que se siguen enfrentando hoy a adolescentes y jóvenes que se arman para servir a los propósitos locales del narcotráfico deberían de pensar, que el problema de valores también es de legitimidad y que este último va más allá en la búsqueda de sentido. Quizá el liderazgo del Presidente Uribe no es suficiente para estos jóvenes que no se cohesionan alrededor de los tenues entusiasmos de la Seguridad Democrática o el tedio disciplinante de un Consejo Comunal, quizá a un joven y a un adolescente, buscando sueños y referentes, alas y raíces, no basta con la idea de venderle educación o la educación acartonada todavía deja campo para las incertidumbres.
Habrá que sacralizar la vida y la muerte, pero también acompañar a los vivos en la búsqueda de sentido, sin prometer tantos destinos.
jaramillo.lukas[arroba]gmail.com
martes 27 de octubre de 2009, 02:06 COT
Información Bitacoras.com…
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martes 27 de octubre de 2009, 11:17 COT
Gracias por un bello artículo.
Será que donde no hay sueños, ideales, la tentación de existir y protestar en contra y gritar: “tengo poder y un arma en las manos” es demasiado tentadora para no acogerla entre los 15 y 20 años?
Y cual sería entonces la solución? Colombia es todo lo que ud. dice y sin embargo no estamos aquí ahora y si le hacemos frente al problema, a los problemas no alcanzaríamos a inspirar nuevas formas?
mircoles 28 de octubre de 2009, 11:08 COT
hola Lukas,
Tu sensibilidad y conocimiento se mezclan , muy bien en tu articulo, que debe servir para entender los rumbos correctos. tu extensión además es muy buena.
Gracias, y muy buenas tus reflexiones.
JER